Foto: Universal Picrues

27 de febrero 2020
Por: Abigail Camarillo

El Hombre Invisible: el retrato de una relación abusiva

A veces los monstruos son más reales de los que creemos. En nuestra reseña te decimos por qué vale la pena esta versión de El Hombre Invisible.

Seguro has escuchado del científico que encontró la manera de hacerse invisible y comienza a enloquecer porque nadie puede verlo. Pues ahora llega la nueva película El Hombre Invisible que le da un giro completamente fresco a la clásica historia.

La cinta sigue a Cecilia Kass (Elisabeth Moss), quien logra escapar de una relación sumamente violenta y controladora. Sin embargo, pronto le llega la noticia de que su ex pareja (Oliver Jackson-Cohen) se suicidó y le dejó toda su fortuna. Ella sospecha de que se trata de un engaño y poco a poco comienza a sentir que hay algo que la amenaza y que pone al borde su cordura.

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El Hombre Invisible deja atrás al monstruo clásico para mostrar miedos muy reales

El género de terror actual está muy enfocado en sucesos paranormales (como la saga El Conjuro). En este contexto, era difícil imaginar que este personaje pudiera tener una versión moderna y exitosa. Sin embargo Leigh Whannell (Upgrade Máquina Asesina) le da la vuelta a la historia y nos cuenta este relato desde otra perspectiva.

Toda la trama se centra en Elisabeth Moss como la protagonista y su actuación es simplemente fenomenal. Ya que poco a poco vemos cómo su paranoia y desesperación incrementan ante una amenaza que nadie puede ver. Pero aún, cuando todos comienzan a pensar que está perdiendo la cabeza.

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Pero lo que hace que El Hombre Invisible sea una adaptación memorable es que Whannell claramente utiliza todos estos elementos para hacer toda una metáfora sobre el abuso y el acoso en las relaciones de pareja y sobre cómo los testimonios de las víctimas de estos hechos son puestos en duda hasta el último momento.

Y es que esto último es lo más aterrador de todo, que en realidad se trata de una pesadilla real que se vive día a día. Claro que todo visto desde el lente de Whannell que le añade su propio toque macabro a la historia.

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