Las primeras citas pueden ser incómodas, incluso tensas. Pero en Drop: Amenaza anónima, lo que comienza como una velada romántica termina convirtiéndose en un juego macabro de control, chantaje y decisiones imposibles.
La película, dirigida por Christopher Landon (Feliz día de tu muerte), llega como uno de los thrillers más intrigantes del año, cargado de tecnología, paranoia y humor ácido.

¿De qué trata Drop: Amenaza anónima?
La historia sigue a Violet (Meghann Fahy), una psicóloga y madre viuda que, tras mucho tiempo fuera del mundo de las citas, decide volver al ruedo amoroso con Henry (Brandon Sklenar), un fotógrafo encantador con pinta de galán clásico.
La cita tiene lugar en un restaurante elegante, donde Violet conoce a varios personajes que se convertirán en piezas clave del misterio: una bartender carismática (Gabrielle Ryan Spring), un hombre nervioso en su propia cita (Reed Diamond) y un pianista que parece saber más de lo que dice (Ed Weeks). Todo parece ir bien, hasta que aparece el primer “drop”.

Si te estás preguntando qué es eso de un “drop”, en la peli es una notificación enviada a través de una app que permite comunicarse entre celulares cercanos. Al principio, Violet lo recibe en forma de un meme incómodo. Raro, pero inofensivo. Sin embargo, una vez que Henry se une a la mesa, los drops se intensifican: los mensajes se vuelven cada vez más extraños, agresivos, perturbadores. Lo que parecía una broma tecnológica se transforma en una amenaza real. Alguien la está vigilando. Alguien que sabe dónde está, qué está haciendo y quiénes están solos en su casa.

La amenaza escala rápidamente: si Violet no sigue instrucciones al pie de la letra, su hijo Toby (Jacob Robinson) y su hermana Jen (Violett Beane), quien lo cuida, morirán. Desde su celular, Violet puede ver en tiempo real cómo una figura enmascarada ronda su casa. Las instrucciones llegan una tras otra, cada vez más graves. La primera: eliminar una tarjeta de memoria de la cámara de Henry. La segunda: envenenar su bebida.
Entre decisiones que quiebran la moral y giros inesperados, Drop: Amenaza anónima construye un juego de sospechas constante. ¿Quién está detrás de todo? ¿Hay alguien más involucrado en el restaurante? ¿Es Henry una víctima o parte del plan? Con una narrativa que no suelta al espectador, el filme juega con la idea de la vigilancia absoluta y el miedo contemporáneo de ser controlado por un dispositivo en el bolsillo.

La película ofrece tensión y adrenalina, también una crítica a la dependencia tecnológica y el aislamiento emocional de la era digital.
Drop: Amenaza anónima nos deja la pregunta: ¿serías capaz de matar a tu cita para salvar a tu hijo? Ese dilema atraviesa la película de principio a fin, atrapando al espectador en una noche sin escapatoria. ¡Córrele a verla al cine!