La nueva película de Adolfo Dávila, Violentas Mariposas, no se anda con rodeos. Desde su premisa, queda claro que estamos ante una historia donde el acto de fe se transforma en venganza en un México que, tal como lo describe su director, sigue sumido en la impunidad y la violencia. Esta obra es una bocanada de aire en el panorama cinematográfico nacional, abordando temas urgentes con una perspectiva que se siente tan personal como política.
Violentas Mariposas: Una historia de amor punk y revolución, ¿de qué trata?
Violentas Mariposas es un retrato desgarrador de la realidad mexicana, donde dos jóvenes rebeldes, un grafitero y una cantante punk, enfrentan el peso de la injusticia. La trama sigue a Víktor y Eva, quienes desde el arte y la música buscan confrontar el sistema. El graffiti de Víktor, lleno de furia y desobediencia, y la voz de Eva, combativa y decidida, son los pilares que sostienen su lucha. Pero esta juventud idealista, en su lucha contra un sistema corrupto, se ve destrozada cuando son víctimas de tres policías abusivos. La violencia, tanto física como emocional, convierte su causa en un grito desesperado de venganza.
Adolfo Dávila ha sido claro en sus intenciones con esta película, así lo dijo en entrevista, en el marco del Festival de Cine de Morelia 2024:”Mis protagonistas no son personajes dóciles ni conformistas. Están llenos de vida, rebeldía y valentía”. Lo interesante de esta afirmación es que la película, pese a sus momentos donde el ritmo cae, nunca deja de recordarnos la importancia de esta resistencia juvenil. Violentas Mariposas es una historia sobre la falta de futuro y cómo la juventud, decepcionada por generaciones anteriores, decide tomar cartas en el asunto.
¿Por qué ver Violentas Mariposas?
El enemigo de esta película no son solo los policías corruptos que sirven de catalizador para la transformación de los protagonistas. Es el sistema entero: una entidad nebulosa pero omnipresente que deja a jóvenes como Víktor y Eva sin opciones, obligándolos a enfrentarse a una realidad que parece no ofrecerles salida. La película pone el dedo en la llaga al abordar la corrupción, la impunidad y la violencia sistémica que, tristemente, son una constante en la realidad mexicana.
Sin embargo, Dávila no busca victimizarlos, sino transformarlos en héroes trágicos. El arco de Eva, quien comienza creyendo en la justicia y acaba optando por la venganza, es particularmente poderoso. La película consigue reflejar ese dolor y desolación que tantos jóvenes sienten ante la falta de perspectivas en un país que los ha fallado. Este enfoque punk, tanto en la estética como en la temática, se refuerza con una banda sonora cargada de rebeldía, donde el punk y el jazz acompañan cada escena, dándole a la película un pulso constante de furia y desesperanza.
Alejandro Porter, quien interpreta a Víktor, y Diana Laura Di como Eva, destacan por sus interpretaciones llenas de energía y convicción, sí, como muchos jóvenes que viven en México, universitarios que con ahínco confían en que México tiene posibilidades de mejorar. Porter, en particular, se transforma en un joven poeta y grafitero que canaliza su furia hacia el arte urbano, un personaje cuya ira contenida y su dolor son palpables en cada escena, su padre es un periodista asesinado, sabe cómo funciona la impunidad en su país, pero no ha perdido la fe del todo. El proceso de preparación de Porter fue tan comprometido que, según comentó en FICM, incluso tuvo que aprender a fumar y perfeccionar su técnica de graffiti para dar credibilidad a su personaje.
La música como arma en Violentas Mariposas
Uno de los grandes aciertos de Violentas Mariposas es su banda sonora, compuesta por Martin Thulin. La música en este filme no es un simple acompañamiento, es un personaje en sí mismo. El punk, con sus notas agresivas y contestatarias, vibra en cada secuencia, reflejando la resistencia que los personajes canalizan a través de sus actos de protesta. Bandas como The Damned y Los Fancy Free completan este paisaje sonoro que, junto con la imagen, refuerza la atmósfera de tensión y violencia que permea la película.
Violentas Mariposas es una película que destaca por la relevancia de su tema y la valentía con la que lo aborda. Adolfo Dávila ha logrado crear una obra disruptiva, que no busca respuestas fáciles, busca más bien invita a la reflexión y a la incomodidad. Esta es una historia que exige ser vista, porque refleja una realidad que muchos prefieren ignorar. Violentas Mariposas es, sin duda, una obra necesaria en el cine mexicano actual, un grito desesperado contra la injusticia que, aunque pueda perder fuerza en momentos, resuena profundamente en el espectador.