En México se están haciendo cine de calidad, después de Museo o Las niñas bien, ahora llega el estreno de la película La camarista, de Lila Avilés. Por si fuera poco, Rotten Tomatoes la pone en el número 1 de las mejores películas de 2019, por encima de Once Upon a Time o de US. Y por fin llega a cines este 2 de agosto.
Se trata de la ópera prima de Lila Avilés que, al igual que Roma pero sin la gran producción detrás, muestra el mundo de una camarista en un lujoso hotel y cómo su trabajo no es muy visibilizado por los demás. Se ha llevado las palmas del público y la crítica internacional, y en México ganó el Ariel por la mejor ópera prima este año.
Pero ¿por qué ver la película La camarista?
“Hay personas que me dicen que parece documental, pero no. Todo es ficción”, cuenta la directora chilanga. Y es que la película La camarista retrata cómo es la vida de Eve dentro de un hotel en CDMX, donde se encarga de que las habitaciones estén perfectas, impecables.
Lila se encargó de crear un reflejo de la sociedad, donde solemos no ver a otros. En la cinta Eve, una joven madre, trabaja casi 24/7. El hotel se convierte en su segundo hogar: ahí duerme, pues debe cubrir varios turnos; ahí come, se baña, vive su sexualidad; ahí aprende matemáticas o literatura para poder tener un mejor futuro.
Eve se esfuerza en su trabajo también para tener una especie de promoción en su trabajo: quiere pasar del piso 21 al 42, pero se da cuenta de que a veces el esfuerzo no es lo que los de arriba toman en cuenta. Ahí, en ese hotel, Eve está sola. “Hay una constante en las camaristas en todos lados: la soledad y la ausencia”, dice Lila, quien se la pasó persiguiéndolas en hoteles nacionales e internacionales.
También lee: ¿Conoces a Tomás?, una película de autismo y amor
Eve es discreta, no dice mucho; es introvertida, pero trabajadora y responsable. Observa detenidamente las pertenencias de los huéspedes, e incluso se relaciona con una de ellas: ayuda a una madre a cuidar a su bebé mientras ella se baña, crea un lazo con ella, pero de un día a otro desaparece. Pareciera que Eve está destinada a estar sola dentro del hotel. A pesar de que Eve es parte fundamental para que el hotel luzca de cinco estrellas, nadie la nota. Sus sueños y metas no le importan a nadie.
Foto: Cortesía Cine Caníbal
Quien está detrás de Eve es Gabriel Cartol, actriz originaria de Acapulco que ha actuado también en Sueño en otro idioma, en La Tirisa, entre otras. Estuvo nominada como mejor actriz por la película La camarista en la reciente entrega de los premios Ariel.
La acompañan Teresa Sánchez como Minitoy —quien, por cierto, también se merece un gran aplauso por su actuación— y Agustina Quinci.
¿De dónde salió la historia?
Fue como un maratón. Durante muchos años —siete para ser exactos—, Lila Avilés se preparó para filmar su ópera prima. Aprendió a hacer cine —pues realmente estudió artes escénicas—, escribió su historia junto con Juan Carlos Márquez y consiguió financiación para que, en 17 días, filmara la película La camarista. Ese periodo fue su competencia.
“Uno lo da todo y la verdad es que no puedo estar más agradecida con todo el equipo, el batallón que uno trae detrás”, cuenta la directora con una sonrisa que no puede esconder y llena de emoción. La química entre ella, Gabriela y Teresa es más que evidente.
Te puede interesar: Yayoi Kusama llega a cines chilangos con su documental
La historia de la película La camarista surgió gracias a un libro de Sophie Calle, en el que tomó fotos de objetos y cosas que dejaron huéspedes del hotel donde trabajó, en Venecia. Esto le causó mucha curiosidad a Lila e hizo una obra de teatro. Tiempo después hizo el guion de la cinta, la cual “no tiene nada que ver con la puesta en escena”, dice la ahora cineasta y quien, de acuerdo con Variety, es una de las latinas a quien no hay que perder de vista este año —de hecho, ya está trabajando en su siguiente cinta—.
Sin embargo, hay otra historia detrás de la cinta: “Vengo de una madre obsesiva con la limpieza, entonces yo ya tenía camino recorrido en esto de tirar y limpiar, ordenar y organizar; bajita la mano, le debía algo a mi madre”.
Foto: Daniela Barranco