Está grabada en blanco y negro, con una nitidez y precisión que lo mismo despiertan asombro que nostalgia (incluso por tiempos en los que muchos espectadores no habíamos ni nacido), el sonido es el hilo conductor que provoca emociones y nos transporta por una historia con momentos entrañables y también desgarradores; la produjo una empresa de streaming y está nominada al Óscar a Mejor Película en Lengua Extranjera… y no, no hablamos de Roma, sino de la película Cold War.
El cineasta polaco Pawel Pawlikowski nos regala una auténtica obra maestra que narra la historia de un amor imposible, vivido por una cantante de origen rural y ojos tristes y un director musical que queda cautivado por ella desde el instante uno y para siempre.
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La fascinación que produce el lazo irrompible que establecen a primera vista radica en tres piedras angulares sobre las que el director reposa su arte: la hipnótica fotografía (secuencias de verdaderas postales imborrables de la cabeza), la perfecta selección musical (que nos emociona, enamora y nos tira a la lona de los recuerdos que creíamos enterrados) y la sentencia impuesta por el sobrio guion de que su intenso y apasionado amor está condenado a ser solo de encuentros furtivos cada tres años y que no tiene futuro.
En la película Cold War, Zula y Wictor no pueden vivir el uno sin el otro, pero tampoco saben cómo amarse más allá de lo efímero, como si la intensidad que los une y separa a lo largo de 15 años se viera amenazada ante el mínimo asomo de lo cotidiano; los tiempos de la guerra y de la posguerra no dan para andarse con romances duraderos, y quizá también por eso es que su historia es tan cautivadora, porque está condenada a no ser.
El sorprendente montaje visual, que rinde culto al cine clásico, nos transmite el deseo, la necesidad, los celos, la desesperación, el embeleso y el desconsuelo que experimentan los protagonistas, mientras que la cámara recoge con maestría miradas, gestos, sonrisas y un sinfín de detalles inolvidables.
¿Podrá la película Cold War derrotar a Roma?
La verdad es que se antoja muy difícil, porque la célebre cinta de Alfonso Cuarón ha arrasado en cualquier entrega en la que se presente y las 10 nominaciones (incluidas varias importantes: Director, Actriz, Actriz de Reparto, Guion Original, Mejor Película) son muestra de que conquistó a la Academia.
Además, Pawlikowski ya ganó la estatuilla en 2014 por Ida, el mismo año en que Cuarón ganó su primera como director, gracias a Gravity.
Cold War tiene los elementos necesarios para ganarse cualquier premio y, quizá (solo quizá), este año los Oscars alcancen para todos y se quede con el de Lengua Extranjera. Si eso ocurriera, a media ceremonia del domingo 24 de febrero sabremos que estamos por presenciar algo histórico: una cinta mexicana como ganadora del premio más codiciado de la noche.
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