Cuando buscamos a una persona desaparecida siempre imaginamos lo peor, porque es la realidad a la que estamos acostumbrados. De eso va la cinta Fractal, una peli con alma chilanga.
En la cinta mexicana Fractal esta búsqueda va más allá y se convierte en una exploración hacia el interior de uno mismo. Un domingo, mientras esperaba el amanecer en el after, Mariana González tuvo una idea.
Preguntas como “¿a dónde vamos?, ¿qué estamos haciendo con la
vida?” la llevaron a darle vida, y después ritmo, a la cinta Fractal. Una película filmada en la Ciudad de México. Otra vez ese bello desastre llamado chilangolandia se vuelve un personaje cinematográfico.
Así, el domingo de madrugada, cruda moral incluida, se convierte en el viaje interno de tres amigos que buscan desesperadamente por Tepito, Reforma,
Condesa y Santa María a su amiga Mónica, que horas antes se fue con unos desconocidos.
Durante el viaje por varios puntos de la ciudad, las drogas y la música no han dejado de fluir, mientras imaginan que a su amiga pudo sucederle lo peor.
Con el panorama actual de violencia, feminicidios, desapariciones y narcotráfico como fondo, la directora explica que esta historia local se convierte en un relato global, pues “logramos conectar con los miedos, aspiraciones y dudas de sus protagonistas”.
Jóvenes que terminan la carrera y quieren encontrar el trabajo deseado; que siguen pensando en viajar al extranjero dejando atrás a sus amigos y parejas; muchachos que viven en la eterna fiesta que aparentemente puede otorgar el dinero, sin preocuparse por nada más.
De eso va Fractal, de búsqueda más allá de lo banal. Cuando se filma en la Ciudad de México lo más difícil “es que se convierte en un personaje más: descubres espacios y zonas que jamás imaginarías visitar, al menos no solo”, cuenta Mario Moreno, quien hace el papel de Fede, el amor no correspondido
de Mónica.
Mariana señala Mariana señala que hacer cine en la capital siempre
tiene un toque chilango. Y sí.
FRACTAL, ESTRENO EN SALA, MAYO 21