El 20 de julio de 2001 se estrenó en Japón la octava película del director Hayao Miyazaki, uno de los fundadores del ya famoso y reconocido Studio Ghibli. La cinta galardonada con el premio Oscar a Mejor Película Animada llegó a estrenarse comercialmente en México hasta el 12 de septiembre de 2003.
En vísperas de su veinteavo aniversario, El viaje de Chihiro continúa siendo una de las mejores películas animadas de la historia del cine internacional. Su cuidada estética; la combinación de animación artesanal y digital; sus entrañables personajes; y el mensaje que subyace en la cinta, la convierten en una pieza fílmica inigualable. Una que continuará siendo un referente indispensable para la industria de la animación japonesa. Considerada por muchos como el punto cúspide de la carrera de Miyazaki.
A continuación presentamos una serie de curiosidades, datos e información no muy conocida acerca de la famosa película que ha conmovido a las audiencias internacionales desde hace veinte años.
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El retiro de Miyazaki
En 1997, Hayao Miyazaki estrenó La princesa Mononoke, una mega-producción animada en donde comenzó a experimentar con las facilidades que la animación digital brindaba a la industria. Se trató de un proyecto extenuante que llevó al director a plantearse un posible retiro del mundo del cine.
De igual modo, Miyazaki vivió un periodo de profunda depresión derivado del inesperado fallecimiento de su amigo y colaborador Yoshifumi Kondô, quien había dirigido la exitosa cinta Susurros de corazón (1995).
La gran carga de trabajo derivada de su séptimo largometraje y la pérdida de su colega llevaron a Miyazaki a replantearse cuál era su futuro. En especial, si realmente quería continuar haciendo cine. Sin embargo, decidió regresar a Studio Ghibli para crear una nueva película.
Orígenes del proyecto
En la planeación, Miyazaki había contemplado hacer una adaptación de la obra El pueblo misterioso detrás de la niebla (1995) de Sachiko Kashiwaba. Historia que se centraba en una niña pequeña que vaga por un universo paralelo habitado por extrañas criaturas y con cierto tinte surrealista. No obstante, la idea no fue aprobada por Toshio Suzuki —productor del estudio— ni desarrollada a fondo por Miyazaki, por lo cual se le descartó.
Asimismo, el director nipón había contemplado hacer una película que se centrara en la historia de una casa de baños que sobrevivió al gran terremoto de Kanto (1923). De nueva cuenta la idea fue descartada, pero se conservó el planteamiento central de desarrollar la acción en una casa de baños.
De este modo, Miyazaki tomó elementos de estas dos posibilidades planteadas previamente, las cuales fueron fusionadas con su gran bagaje cultural —tanto japonés como occidental— para concebir la estructura de la que sería una de sus obras maestras.
Inicia la creación del filme
La producción de El viaje de Chihiro inició en febrero del año 2000, contemplando que se estrenara en julio de 2001. En este periodo Studio Ghibli comenzó a reducir los tiempos habituales de creación de sus filmes gracias a la incorporación de ciertos recursos de la animación digital que agilizaba y simplificaba notablemente los tiempos de producción a comparación de la animación tradicional y de carácter artesanal.
Hayao Miyazaki se desempeñó como director, creador de los storyboards, guionista y animador de algunas escenas. A la usanza de su proceso creativo, el director disfrutaba encontrarse inmerso en todas las decisiones que se tomaran en la creación de su próxima película.
Cuando el estudio comenzó a trabajar la película, no se tenía el guión completado ni se encontraba definido cómo terminaría la historia; todo yacía en la mente de Miyazaki. Al respecto, él mismo afirmó:
“No soy yo quien hace la película, sino que la película se hace a sí misma y no tengo otra opción que continuar”.
Superando los obstáculos
El tiempo apremiaba. Para enero de 2001, unos cuantos meses antes del estreno programado de El viaje de Chihiro, sólo se habían realizado la mitad de los planos-clave o base para la animación. Este gran retraso motivó a que Suzuki se involucrara directamente para acelerar el proyecto. Se duplicó el número de animadores de Ghibli enfocados a esta película y también se buscó el apoyo del estudio de animación coreano D.R., quienes contribuyeron para la animación digital.
No obstante, a pesar del gran número de animadores asignados al proyecto, este se encontraba en una encrucijada. El relato continuaba en construcción e incompleto. Originalmente, Miyazaki tenía pensado dedicar una parte significativa de la trama para abordar la historia personal de Yubaba, así como para explicar la estructura económica que mantenía la casa de baños. Pero conforme más desarrollaba estos puntos la historia iba expandiéndose, creciendo y apartándose del punto central.
¿Una película interminable?
Toshio Suzuki se encontraba preocupado por la duración de la película. Si se incluía todo lo que había contemplado Miyazaki, El viaje de Chihiro tendría un metraje muy largo que complicaría significativamente su comercialización y distribución. Al mismo tiempo, esto requeriría mayor tiempo de producción, más gasto en sueldos y el involucramiento de más trabajadores. El mismo Miyazaki llegó a percatarse de que debía tomar una decisión que simplificara y terminara de definir la trama del filme:
En un día no laboral llegué al estudio y descubrí que Suzuki estaba deambulando, y también noté que el director de fotografía apareció de repente, y luego el director de arte. Así que nos juntamos los cuatro y, usando una pizarra, les expliqué cómo se iba a desarrollar la historia. Y me di cuenta, mientras se los explicaba, de que estábamos en un grave problema. Si seguíamos así, nunca podríamos terminar la historia. De repente cambiamos la historia o más bien la redujimos. Allí estaba esa extraña figura, Sin Cara, que estaba en el puente y decidimos traerlo más a la historia. Y muy apresuradamente, en dos o tres días, se replanteó todo el proyecto y sólo después de eso finalmente comenzamos a ver cómo podía concretarse.
La inspiración detrás de El viaje de Chihiro
Como bien es sabido, toda película de Hayao Miyazaki trae consigo múltiples referencias a otras obras literarias, arquitectónicas, mitológicas o históricas. Esta película no fue la excepción a la regla. Es importante recalcar que el director nipón no adopta ni incorpora elementos directamente de la fuente original, sino que lleva a cabo un proceso de reinterpretación y de reimaginación de estos. Se apropia de estos elementos para mediarlos a través de su propio imaginario y busca adaptarlos a su contexto.
En lo que se refiere a las influencias literarias, El viaje de Chihiro recupera personajes y situaciones de varias fuentes. Tal es el caso de La Odisea atribuida a Homero —siendo el caso de la transformación de personajes en animales (cerdos) por parte de la hechicera Circe—; de Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll —la idea de un túnel que lleva a un mundo fantástico, los encuentros con seres mágicos y la presencia de un personaje (la duquesa) que se distingue por tener una gran cabeza más grande que el cuerpo—; Pinocho de Carlo Collodi —de donde menciona recuperó la idea de transformar a los padres de Chihiro en animales a manera de castigo— y los reconocidos Cuentos de Terramar de la escritora Ursula Le Guin —donde se concibe un universo donde los nombres y palabras gozan de gran poder.
Arquitectura a la Miyazaki
El viaje de Chihiro también presenta la recuperación de algunos elementos arquitectónicos japoneses que sirvieron de inspiración a Miyazaki y a su equipo para la construcción del mundo fantástico donde ocurre la historia. Parte significativa del pueblo por el que la protagonista y sus padres deambulan al inicio del filme se encuentra basada en el Edo-Tokyo Architectural Park; un complejo arquitectónico que tiene varios edificios que emulan a otros tiempos históricos que fueron reconstruidos para preservar y conservar los estilos del pasado.
De igual modo, varios diseños y personajes concebidos por Miyazaki regresan en esta película. Tal es el caso del personaje de Kamaji, el personaje encargado de las calderas de la casa de baños. El diseño de este personaje había sido utilizado previamente por el director en El castillo en el cielo (1986) —como el esposo de la pirata Dola— y en Porco Rosso (1992) —como uno de los líderes de los piratas—. Asimismo, los denominados conejos de polvo vistos en Mi vecino Totoro (1988) regresan en esta producción en un papel más trabajador y trascendente, siendo los encargados de mantener vivo el fuego de las calderas.
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Finales alternativos
En el proceso de construcción de la versión final del filme, Miyazaki había pensado en desenlaces alternos para la película. En una de estas opciones, el director había ideado un final en el que Chihiro y Haku establecían una alianza para expulsar a Yubaba de la casa de baños, de la cual se harían cargo ellos mismos dando mejores condiciones laborales a todos los trabajadores.
Otro final que había pensado Miyazaki consistía en que Sin Cara siguiera creciendo hasta que llegara el punto en que destruyera por completo la casa de baños. Pero el mismo director señala que lo que lo llevó a apartarse de este final fue el cariño que adquirió hacia la construcción de este escenario que ideó con tanto detalle. Incluso menciona: “No quise destruir la casa de baños. Estaba preocupado por lo difícil que sería esto para los pobres dioses tristes que acudían al lugar”.
El viaje de Chihiro es un filme animado que ocupa un lugar especial en la historia del cine animado y en la memoria de los seguidores del Studio Ghibli. Sin duda alguna, es una producción destinada a convertirse en un filme clásico. Los veinte años que nos distancian de su estreno no han desgastado a la obra maestra de Miyazaki, por lo contrario, ha adquirido mayor solidez, vigencia y trascendencia.