Diego Luna estrena en Netflix su primera serie como director: Todo va a estar bien. Una mezcla entre drama y comedia que busca representar las múltiples caras del amor o desamor actualmente. Desde la difícil separación de una relación con hijas o hijos pequeños, hasta las complicadas relaciones con los padres, amistades y los largos alcances del machismo cultural en el que vivimos.
Todo va a estar bien, sin embargo, no es un manual de amor. No es una guía a cómo entender y leer nuestras relaciones interpersonales; los personajes en sí mismos presentan fracturas fundamentales, moral y personalmente, —como las tenemos cualquier persona—, que presentan una conversación cándida y honesta que vale la pena revisar. Se despoja del camino el “deber ser” para dar entrada al “así es”, ¿y luego?
Dentro del universo propuesto por la serie, el amor no se agota a un monólogo o un diálogo de una pareja hacia el final de su relación. Más bien se explora, a manera de una consciencia situacional y vigente, lo que es relacionarse y vivir en la Ciudad de México hoy en día, con una pandemia en el horizonte, la cuatroté, el MeToo y miles de más factores.
Por ello, hablamos con Diego Luna para entender un poco más de sus intenciones, el papel de la ciudad y lo que busca detonar con la serie Todo va a estar bien, estrenada el 20 de agosto en Netflix. Puedes leer la entrevista, abajo.
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¿Cómo la Ciudad de México es un personaje para ti como director?
Creo que escoger el espacio y contexto donde va a suceder tu historia viene con una responsabilidad. Sobre todo en una serie como esta, la ciudad es indispensable para que la ficción que proponemos se dé. Por lo tanto, estamos hablando de una ciudad que conocemos, que vivimos, un pedacito nada más, porque es imposible agotar una ciudad tan grande como la nuestra. Aspiramos a que estos personajes la habiten y, claro, el contexto se convierte en un personaje más.
Para mí eso es bien importante. Los proyectos no tienen una nacionalidad pero las historias sí tienen un contexto específico y con eso hay que ser muy rigurosos. Además, eso es lo rico de contar historias; si estás contando de un lugar y espacio que conoces, tienes todo para enriquecer tu historia. Para los que conozcan reconocer y descubrir y para los que no conozcan la ciudad van a terminar con un reflejo honesto de un pedacito de la CDMX.
Y además se meten muchas locaciones que no son las más típicas para retratar la ciudad, tienes desde la Diana Cazadora hasta los penales y la periferia.
Sí, la idea era jugar con eso un poquito. Lugares icónicos, pero también espacios que intentamos ignorar, incluso, los que habitamos esta ciudad. Notar que pasamos de largo por muchísimas zonas que también son nuestra ciudad y representan los contrastes que la hacen también tan interesante. Todo va de la mano de la misma idea de tratarla como un personaje.
No me gusta contar historias de personajes intachables o irreales. Cuando haces un juicio moral sobre tus personajes y decides hacerlos intachables, dejan de ser creíbles o reales. Lo mismo pasa cuando retratas una ciudad, si nada más te vas a tomar la foto al Estadio Azteca, la Diana Cazadora, Av. Reforma, Chapultepec en un parque, etc. Te pierdes de la posibilidad de realmente retratar esas distintas caras que tiene la ciudad, como la nuestra.
Teníamos que viajar por donde los personajes viajan.
En la serie se ven muchos tipos de amor: amistad, parental, relacional, fraternal. ¿Cuál es la substancia de fondo que intenta explicar Todo va a estar bien sobre el amor?
Pues mira, no considero que estamos intentando explicar nada. Sería absurdo entrarle a eso. Más bien, queremos cuestionarnos cosas: de pronto, estas expectativas que le ponemos a nuestras historias de amor, las que sean. Ya fueran, familiares, de pareja o amistad. La idea es cuestionar que tan dispuestos estamos a aceptar nuevas formas de amarnos para cuidar esas relaciones. Qué tan lejano o difícil sería reconstruir nuestra idea del amor, porque claramente estamos muy acostumbrados a festejar el amor pero no sabemos despedirnos; decir adiós, lo cual es una parte importante de cualquier relación.
La relación de amor más profunda que aquí se analiza es la familiar, entre un padre, una madre, su hija y entre ellos. Y esas relaciones sí nos acompañan toda la vida, así que creemos que vale la pena replantearnos las expectativas para llevar la fiesta en paz. De ahí nace la reflexión.
El chiste de una serie o, al menos las que a mí me gusta ver, es que te planteen preguntas, pero que te permitan a ti llegar a tu propia conclusión. Eso para mí es indispensable. Si te reconoces en esta pareja o en esta relación entre la madre y su hija o como el amigo que está tangencialmente influyendo en algo, pues que te haga pensar en como tú le has hecho. Si se llega a eso, significa que la serie detonó lo que tendría que detonar.
Un tema que también es muy relevante en la historia es el género, feminismo, lenguaje incluyente, etc. ¿Cómo fue el proceso de asimilar nuevos lenguajes y formas de expresar el amor para la serie?
Fue muy difícil y muy confrontativo. Cuando te replanteas el lenguaje y las relaciones humanas a cualquier nivel o a un personaje particular con su machismo, pues claro que en este caso —voluntariamente—, termina siendo un espejo con el cual uno se refleja. Esas dinámicas que has normalizado en tu vida y a través de unos personajes buscas exorcizar. Eso es lo bonito de lo que hacemos, terminar reflejándonos en nuestras historias, personajes y en sus herramientas.
Justo de eso se trata. A unos les será incómoda, a otros no, pero a nosotros nos resultó pertinente más que nada si vamos a contar una historia de amor en la Ciudad de México. La realidad nos terminó empujando para llegar donde llegamos.
¿Lugares para romancear en la Ciudad de México?
Definitivamente hay muchas calles y callejones en Coyoacán que valen mucho la pena. Las caminatas, siempre he creído, son una gran oportunidad para el romance. Te dan chance de ser paciente, escuchar, y enamorarse. También, Chapultepec, los Dinamos, en la naturaleza.
Por último, Ciudad Universitaria es un lugar maravilloso: puedes pasar todo el día entre museos, al aire libre, espacios culturales, cafés, etc. El Centro Cultural Universitario siempre me ha parecido un lugar impresionante.
Todo va a estar bien se estrenó mundialmente el 20 de agosto en Netflix. Si tienes interés en revisar cómo te relacionas, los machismos que podrían estar inconscientes y pasar un buen rato, no podemos dejar de recomendarla.