El Marvel Cinematic Universe (MCU) llega a su vigésima película con esta secuela al filme de 2015. Fue cada vez más esperada, sobre todo después de Avengers: Infinity War y los rumores de su posible conexión con ella y con Avengers 4. Con Paul Rudd (Scott Lang/Ant-Man), Evangeline Lilly (Hope Van Dyne / Wasp) y Michael Douglas (Hank Pym) como protagonistas, esta segunda parte está lista para resolver –algunas– dudas. Aquí nuestra crítica de Ant-Man and the Wasp.
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Lo bueno en la crítica de Ant-Man and the Wasp
Los héroes se sienten como un equipo de verdad
Cada vez que Ant-Man y Wasp comparten la pantalla, la interacción fluye de manera increíble. Las escenas de combate son entretenidas al máximo con los súbitos cambios de tamaño. Además, un gag recurrente respecto a las fallas en el funcionamiento del traje de Scott añade un elemento impredecible a cada secuencia: ¿logrará Ant-Man reducirse al tamaño deseado o quedará simplemente compactado al nivel de un niño de tres años? ¿Y qué hay de cuando aumenta de tamaño? Hope aporta a la relación una figura femenina imponente que, además, no duda en cargarle carrilla a su compañerito de andanzas heroicas.
Ghost es una villana compleja
Mis respetos para Hannah John-Kamen como antagonista: luce amenazadora en el atuendo de Ghost y totalmente impredecible fuera de él. Si aunamos que su personaje no tiene completo dominio sobre su corporeidad, debido a un accidente con el espacio cuántico, tenemos a alguien que –además de estarse jugando la vida en el transcurso de la historia– constituye un enigma para los protagonistas. Soy fan de esta interpretación.
El elenco
Walton Goggins está magnífico como el traficante Sonny Burch, Laurence Fishburne es siempre bienvenido con su adusta presencia (y su rencilla con el personaje de Hank Pym) y, por si fuera poco, tenemos a una magnífica Michelle Pfeiffer como la desaparecida Janet Van Dyne, perdida en el espacio cuántico y presente mediante flashbacks a lo largo de la trama. TODOS los actores en pantalla convencen, sobre todo Michael Peña en el rol de Luis: ese amigo incondicional de Scott Lang que tiene grandes planes para el futuro y es incapaz de narrar una historia sin dar un rodeo innecesario que embrolla todo mientras nos tiene perdidos de risa.
Se agradece el tono después de Avengers: Infinity War
Ya había comentado antes que necesitábamos filmes de superhéroes con un humor bien desarrollado, a lo Thor: Ragnarok. Pero viniendo de la descorazonadora conclusión de la previa película de Avengers, esto resultaba aún más necesario. Por fortuna, el filme se ubica cronológicamente tras los eventos de Captain America: Civil War y justo antes de Infinity War, así que hay espacio para la liviandad y el buen rollito de todos sin necesariamente remover el drama del conflicto entre Ant-Man, Wasp y Ghost. Digamos que nos deja un buen sabor de boca… hasta que llegan esas escenas post-créditos, claro.
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Lo malo en la crítica de Ant-Man and the Wasp
La película tarda un poco en tomar el ritmo
El director Peyton Reed ejecuta bien el aterrizaje, pero tarda algo en construir la rutina. No ayuda mucho que haya excesiva palabrería científica que solo Pym, Van Dyne y el Dr. Foster (Fishburne) entienden, algo que el mismo Scott Lang utiliza con fines de comedia para pretender que está al tanto de los hechos. De pronto nos hace ansiar una escenita de acción, más en momentos en los que todo mundo está ocultándose o construyendo un complicado aparato. El ritmo no es tan ágil como nos hubiera gustado, aunque el producto final tampoco sufre mucho por ello.
El espacio cuántico no es apasionante
Aquí sí me parece que les falla un poco a los guionistas y al realizador: la película previa nos planteó el espacio cuántico como un apasionante y amenazador mundo donde todo obedece a complicadas reglas y conceptos, lleno de maravillas visuales e inconcebibles escenarios. La verdad, yo me quedé con la impresión de que este sitio no es mucho más que una alberca llena de basura colorida con ácaros gigantes que parecen hechos de gomita. Sí me quedaron a deber un poco.
La conveniente ineficiencia del FBI
Ninguna queja respecto al inocentón agente Jimmy Woo (Randall Park), cuya relación con Scott Lang oscila el delicado espacio entre la empatía y la admiración. Pero la verdad es que hay momentos en los que el avance de la trama depende de que esta organización gubernamental sea tan efectiva como un operativo de la policía capitalina para erradicar el ambulantaje.
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Lo WTF de Ant-Man and the Wasp
Ese CGI rejuvenecedor
Ojo: está muy bien realizado, pero no termino de acostumbrarme a ver de sopetón los rostros jóvenes de Michael Douglas, Michelle Pfeiffer o Laurence Fishburne sin sentir que me metí la droga equivocada. Es como un «valle inquietante» del rejuvenecimiento: todo es demasiado puro y perfecto cuando estoy esperando algo extremo y desconcertante, estilo Layda Sansores.
¿Y Thanos, apá?
Si bien los hechos cronológicos funcionan bien con respecto a la eventual invasión de la tierra que hará el temible Thanos, hay un momento en la película (no se los arruinaré) donde los protagonistas deberían estar MUY al tanto de lo que ocurre en el mundo con relación al terrible villano. No sé, creo que no hay mucha lógica en cuanto a la temporalidad y los hechos concurrentes, aunque puede ser mera necedad de buscar lógica infalible en una película de superhéroes.
El veredicto de esta crítica de Ant-Man and the Wasp
La secuela no desmerece en nada a la original, aunque es obvio que el humor ha sido amplificado para la secuela. Ant-Man es un héroe que, en el fondo, es bastante normal y afectado por cuestiones que muchos seres comunes podemos compartir. La película entera tiene instancias espectaculares, pero también se siente pequeña con relación al resto del MCU.
Tiene lógica, no solamente porque los protagonistas se la vivan haciéndose pequeñitos, sino porque resulta aburrido pensar que en todos los filmes del género tienen que existir riesgos que conllevan al fin de la humanidad. Esto es diversión, tan llana y simple como el oportuno grito de «¡BABA YAGA!» ante una aparición inesperada o una hormiga gigante tocando la batería.
Para finalizar esta crítica de Ant-Man and the Wasp, digamos que es el remedio perfecto para la cruda post-electoral.
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