Por Omar Morales
Es moralmente compleja la tarea de reseñar el nuevo disco de una leyenda, sobre todo cuando el encargado le rinde admiración y pleitesía. En su novena acepción la Real Academia Española se refiere a la crítica como: Examen y juicio acerca de alguien o algo y, en particular, el que se expresa públicamente sobre un espectáculo, un libro, una obra artística, etc. ¿Quién tiene entonces la autoridad moral para examinar y enjuiciar públicamente el trabajo de otros? Nadie, creo yo. Por eso más que juicios de valor en términos de bueno y malo, he tratado en este espacio de hacer descripciones musicales y sonoras de los discos que van apareciendo en el mercado cada semana y hoy, como ya dije, me enfrento a una tarea compleja.
Soy un gran admirador, que no fanático, de la obra de David Bowie. Es uno de los compositores más completos en la historia del pop. Aunque su timbre vocal es privilegiado, sus capacidades como intérprete están lejos del virtuosismo; su voz es inmediatamente reconocible pero su rango y potencia son limitados. Estructuralmente sus canciones se caracterizan por la sencillez con que están creadas, los malabarismos armónicos nunca han sido su obsesión y especialidad, pero sus ideas musicales y estéticas suelen ser grandiosas. Piensa sus canciones, discos, presentaciones, imagen, con detenimiento, es una criatura más cerebral que visceral.
No existen los artistas perfectos, no han existido ni existirán por la sencilla razón de que toda tarea humana es falible, pero creo que un disco mediano e irregular de David Bowie puede llegar a ser más interesante que discografías enteras. Por ejemplo, varios sencillos que hemos escuchado este año no son ni la mitad de contundentes que The Stars (are out tonight)
The Stars (Are Out Tonight) 2013 from David Bowie on Vimeo.
David Bowie conoce bien sus capacidades musicales y suele rodear sus canciones de una gran infraestructura conceptual, es un experto en tomar una melodía de tres acordes y transformarla en algo fuera de este planeta. Creo que The next day es una excepción, no sorprende con personajes o historias fantásticas, ni pretende ser un disco futurista o de vanguardia en cuanto a arreglos y técnicas de grabación. No, The next day es sencillamente un gran disco de rock. Sin falsas pretensiones, quizá el menos cerebral de su carrera. En 2004 David Bowie se retiró casi por completo de toda actividad artística debido a problemas de salud, y varios críticos se han aventurado a calificar este álbum como “the greatest comeback album in rock’n’roll history“. Yo seré cauteloso.
Líricamente The next day está lleno de referencias a la muerte y a las despedidas: Fingers are crossed, just in case, walking the dead (Where are we now?), Send your friend away now, let him sail back home tonight (Dancing out in space), I stumble to the graveyard and I lay down by my parents, whisper. Just remember duckies, everybody gets got (I´d rather be high). A sus 66 años son reflexiones inevitables. Melódicamente es un disco sencillo, que no simple. Me atrevo a especular que ninguna de las canciones de The next day logrará el estatus de himno, no hay un Starman o un Ziggy Stardust, un Heroes o un The Man who sold the world. Lo que realmente me ha sorprendido de este disco son tres factores: que Mr. Bowie no ha perdido un ápice de contundencia en su capacidad como compositor e intérprete. Su voz mantiene calidez y fuerza y algunas canciones se adhieren fácilmente a la memoria; la labor de producción de Tony Visconti, la grabación y mezcla son extraordinarias. Por ejemplo, la capacidad para moldear los armónicos de la batería en Love is lost y la idea musical que eso implica no cualquiera las puede desarrollar; y el trabajo de los músicos que grabaron junto a Bowie. Ejecuciones precisas concentradas en pos de acrecentar las composiciones base y llevarlas a planos superlativos.
The next day pasará a la historia por marcar el regreso a la creación fonográfica de David Bowie, a los escenarios todavía no sabemos si volverá, no hay conciertos confirmados para presentar este material en directo. Musicalmente creo que no trascenderá ni marcará épocas como otros tantos de sus discos. Pero insisto, un trabajo mediano e irregular de David Bowie puede llegar a ser más interesante que discografías enteras (mediano e irregular comparado con sus obras maestras, claro está).