Chilango

Future This

/ Especial

Fernando Bartolomé Delmar

Name-dropping: Alec Empire, Laurie Anderson, Sun O))), Spacemen 3 y My Bloody Valentine. Una combinación que parece haberse tejido en el cielo, de alguna forma, para el beneplácito de los escuchas. Referencias, estéticas o prácticas que se mencionan siempre que se habla de The Big Pink.

Porque el dúo oriundo de Londres goza, para cada una de sus partes, de una trayectoria interesante: Robbie Furze había sido el guitarrista del otrora líder de Atari Teenage Riot, mientras que Milo Cordell había manejado a talentos exitosos (Klaxons, Teenagers) con su disquera Merok Records. Buscaron incorporar el sonido de leyendas ochenteras (Spacemen 3, My Bloody Valentine) con el pop delicado de M83, y para sus presentaciones en vivo se sirvieron de algunos miembros de los monstruos deldrone, Sun O))), cotejando los mejores recintos de su país de origen. Lo que es más: en “Hit The Ground (Superman)” se dieron el lujo de samplear la pieza más emblemática de Laurie Anderson.

Lástima, entonces, que todo el juego referencial que gira en torno a The Big Pink no sirva de nada. Future This, su flamante producción discográfica, cumple como un grano más del arenal homogeneizante de la actualidad musical: melodías vocales que se intentan valientes y originales, perdidas en un mar de texturas sintéticas y ecos de producción que acoplan el pop más aburrido de los ochenta con los juegos orgánicos del College Rock de principios de los noventa. Sí, My Bloody Valentine, pero como todos han sido partícipes de My Bloody Valentine en la actualidad. Sí, los ritmos de Depeche Mode, como ahora todos. Distorsiones del Space Rock, pero tímidas y cercanas a la sosa cotidianidad de nuestras emisiones radiales.

Sobra hablar de casos específicos, dentro del disco. Pasan sus minutos y el escucha no encuentra alguna forma de sorpresa. Ninguna suerte emotiva, ni violenta, ni de premeditación hipnotizante. Agua tibia, lugares comúnes: sonidos de percusión macizos, sintetizadores granosos y pesados, progresiones ya clásicas, faltas de toda originalidad. Una decepción más allá del apunte referencial antes citado.

Quizá lo interesante sea tratar de analizar por qué son estas músicas las que ahora habitan mucha de la atención mediática. Por qué suenan así, de dónde vienen, hasta dónde es que pueden llegar. Cuánto tiempo les queda de vida.

Pero hay asuntos infinitamente más disfrutables en el mar sónico del ciberespacio y de la industria. Indagar más sobre aquéllos, los antes citados, podría ser revelador en cuanto a su impacto cultural, pero hay que ocupar el tiempo en otras cosas. En ésas, digámoslo así, a las que “éstas” hacen referencia.

En algún momento del disco se escucha: “I wanna leave an impression when I’m gone”. The Big Pink está errando en esas pretenciones de la peor forma.