Por Omar Morales
Sugiero que, de forma ideal, escuchen este disco ignorando los nombres de sus creadores. Sólo abran sus oídos al trabajo de cinco músicos que han construido una frontera virtual con límites difusos entre máquinas y hombres, electrónica y rock, software e imaginación, en una suerte de pentagrama digital. Con esto no quiero decir que hayan descubierto nuevas formas de composición, ejercicios como este se han hecho antes, sólo he intentado describir brevemente (desde mi percepción, por supuesto) el debut de Atoms for peace.
Amok no es un disco de rock, no ofrece coros pegadizos o solos de malabarista que podamos cantar o tocar al aire. Funciona más como una suite que rehuye de las formas tradicionales de la canción popular y su poder de atracción radica en la ambigüedad. Amok se basa en la repetición, en la hipnosis rítmica y está repleto de síncopas y sonidos abstractos con un oficio de composición, ejecución y producción apabullantes. Aunque hay que tener en cuenta que Atoms for peace es un proyecto creciente y su primer disco es irregular y carece de contundencia al enredarse en su propia complejidad, pero los tramos en los que mejor funciona son de una belleza sonora y musical superlativa.
Sentadas las bases de la música, pasemos a los nombres. Atoms for peace es lo que suele llamarse un “supergrupo” (etiqueta por demás ridícula a mi parecer), que consiste en una formación de celebridades. A la cabeza están dos ingleses: Thom Yorke (líder de Radiohead) encargado de la voz, guitarras, programación, teclados y composición, y Nigel Godrich (productor de Radiohead, Beck, Paul McCartney, etc…) en programación y producción en el estudio, y en vivo se encarga de guitarra, teclados y laptops. Son acompañados por el bajista australiano-estadounidense Flea (Red Hot Chili Peppers), el percusionista brasileño Mauro Refosco (David Byrne, RHCP) y el baterista californiano Joey Waronker (Beck, R.E.M.).
En 2009 Thom Yorke los convocó para interpretar durante una breve gira su disco solistaThe Eraser y se entusiasmaron tanto con los resultados que decidieron continuar. A mediados de 2010 se encerraron a grabar en un estudio de Los Ángeles por tres días. Thom Yorke asumió el papel de conductor, soltó algunas ideas musicales que había trabajado en su laptop y en conjunto las fueron emulando y desarrollando. Durante los siguientes dos años Yorke y Godrich se dedicaron de forma esporádica a editar, mezclar y enriquecer esas grabaciones con técnicas de música electrónica artesanal. El resultado es Amok.
Las bases rítmicas grabadas por Flea, Refosco y Waronker, y posteriormente reconstruidas por Yorke y Godrich son de una musicalidad irreprochable. La solidez de esos cimientos es tal, que las líneas y patrones de guitarra grabados por Yorke se antojan pobres y se hecha de menos a un guitarrista con mayores habilidades, pero esa carencia es paliada con profundas capas de sintetizadores y secuencias electrónicas. En potencia y afinación Thom Yorke está lejos del virtuosismo vocal, pero Nigel Godrich conoce tan bien sus capacidades que las potencia a grados superiores.
En resumen, y a modo de reiteración, Atoms for peace no es una banda de rock, es un proyecto musicalque se ocupa de experimentar con elementos del rock, del jazz y de la música electrónica, con una gran habilidad para la construcción y manipulación tímbrica de los sonidos. Amok no es un disco que complazca fácilmente a los escuchas, elude obviedades y requiere atención auditiva, una cortesía que no todas las personas están dispuestas a dar.