Por: Omar Morales @OmarInMorales
Hubo un tiempo en que el rock importaba, en que su fuerza era capaz de transformar personalidades y segmentos sociales. Discos y conciertos que moldearon generaciones, que ampliaron, rompieron y reinventaron paradigmas. Hoy el mundo no sería el mismo sin la fuerza centrípeta de Bob Dylan, The Beatles, David Bowie, The Clash…
El rock se trascendía a sí mismo como forma musical, era más que ritmos y melodías, más que modas y clichés: era transgresión, rebelión. Pero de unos años para acá, por razones mucho más amplias que este par de párrafos, el rock se ha convertido en un género de ideas débiles, confusas e inocuas, con la mayoría de sus ejecutantes enfocados en likes y views y no en el peso y permanencia de sus canciones.
Afortunadamente, como en toda regla, hay excepciones:
Savages’ songs aim to remind us that human beings haven’t evolved so much, that music can still be straight to the point, efficient and exciting. Manifesto #2
Entren a savagesband.com y lean los manifiestos completos de estas cuatro chicas. Escuchen sus canciones a volúmenes altos, véanlas en directo, aprecien sus movimientos, aprehendan sus palabras, asimilen sus ideas.
No tengo forma de comprobar si su discurso es verdadero, pero les creo, confío en sus intenciones y pretensiones, en su búsqueda de un sonido indestructible, en su afán por que la música vuelva a significar, en su interés por el hoy, por el disfrute vivencial, por que el rock sea un puñetazo en la cara, por reconocer al amor como privilegio y única respuesta.
El debut fonográfico de Savages, ‘Silence Yourself’ de 2013, es de las cartas de presentación más sólidas que se han repartido en el rock de este siglo. El sucesor que estrenaron hace unas semanas, Adore life, es sorprendentemente superior.
El segundo disco de Savages goza de la cohesión que otorgan las giras, de las habilidades interpretativas que resultan de la práctica y repetición, de la confianza derivada del triunfo. A estas alturas una banda de postpunk tendría un pase asegurado al naufragio, pero a Savages le aplauden cada vez más, son admiradas y veneradas, envidiadas.
Adore life es un disco breve y contundente, en apenas 40 minutos y diez canciones permite el lucimiento de sus ejecutantes y el planteamiento ideológico del grupo: la voz trémula y rabiosa de Jehnny Beth, la guitarra contenida y rasposa de Gemma Thompson, las tarolas punzantes de Fay Milton, y la bajista Ayse Hassan que ha desarrollado un sonido mucho más potente que la mayoría de los rockeros que empuñan el mismo instrumento.
Adore life habla de nihilismo, de los inconvenientes de la procrastinación, de sexo, de obsesiones cotidianas, dudas tormentosas, frustraciones e insatisfacción, pero sobre todo habla de amor.
Mis canciones favoritas del disco: ‘The answer’ por su riff inicial, ‘I need something new’ por su primera frase y su herencia ‘Bauhaus’, y ‘T.I.W.Y.G.’ por sus líneas de bajo (y porque Love is the answer).
¿Concuerdas con esta crítica?