Para aquellos que nos gusta la fotografía periodística y también –me atrevo a decir- de ficción, seguramente nos emociona la apertura del homenaje a Nacho López, que actualmente ocupa seis salas del Museo del Palacio de Bellas Artes.
Ignacio López Bocanegra, mejor conocido como Nacho López fue uno de los fotógrafos predilectos de nuestro país. No sólo realizó los ya reconocidos fotoreportajes, sino que tuvo un especial interés por capturar imágenes de la ciudad y sus transeúntes, pero ¡ojo! Sus fotografías muchas veces –si no es que la mayoría- fueron totalmente planeadas.
Es así como estas imágenes se convirtieron en uno de los divertimentos fotográficos preferidos de Nacho. Aquí tres de ellos, que harán que corras a ver esta exposición:
Los mirones
Este experimento social de principios de los 50´s consistió en retratar lo que sucede cuando una persona se detiene a mitad de la calle y mira al cielo. Este hombre –en complicidad con el fotógrafo- decidió detener su andar frente a “Casa Nieto” (tienda de regalos de aquella época, ubicada sobre la calle San Juan de Letrán).
Podría haber estado viendo cualquier cosa, pero resulta que en esos años hubo una especie de sicosis colectiva sobre los llamados “platillos voladores” que, se decía, eran naves que venían de otros planetas.
Lo curioso fue que aunque este hombre no miraba nada en particular, ese acto bastó para que decenas de personas se conglomeraran a su alrededor, incluso se puede ver en esta serie fotográfica cómo este hombre que inició el experimento social, se aleja y se jacta de su fechoría.
La Venus se fue de juerga por los barrios bajos
Otra situación creada ex profeso y que acaparó gran interés fue la de un maniquí y su creador. Publicada por la revista Siempre!, mostraba el viaje que un maniquí recorría justo antes de ser llevado a su aparador, desde cómo había sido tallado y pulido por el plebeyo hasta cómo éste decidía mejor llevárselo de juerga antes de entregarlo a Casa Aurora.
Qué le hacemos si este buen hombre sólo quería enseñarle cómo se divierten las personas en los barrios bajos de la capital. Se puede ver a la feliz pareja paseando por las calles de la ciudad, yendo a jugar carambola y por qué no, echando las copas en una cantina, mientras los ansiosos peatones deciden ser partícipes de la historia.
Cuando una mujer guapa parte plaza por Madero
El hostigamiento y acoso que una mujer puede sufrir en la calle ante supuestos “cumplidos” no es nada nuevo, y esto es justo lo que López quiso plasmar en esta serie. Para crearla se valió de la participación de Mati Huitrón, reconocida actriz de la época que descendió de su automóvil para recorrer la antigua calle de Plateros. “Los hombres de todas las condiciones vuelven la cabeza en forma tan increíble que al día siguiente sufrirían de torticolis” dijo López en su fotoensayo.
Y es que se trataba de marinos, taxistas, profesionistas, vendedores, entre otros, los que no dejaron pasar la ocasión para hacer saber lo que –lamentablemente- sucedecuando una mujer guapa parte plaza (en cualquier calle del mundo).
Si quieres saber más sobre este fotógrafo y su manera tan particular de retratar nuestro país, visita la exposición.