El mundo invisible de Magritte

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Advertencia, la obra de René Magritte es un reto al espectador: rostros ocultos, lluvia de hombrecillos, esculturas sangrantes, mujeres híbridas. Objetos comunes que no se encuentran en su ambiente natural ¿qué hacen las nubes dentro de una botella? Esa es la esencia del surrealista belga, encantar e intrigar; no es gratuita su intensión, es una provocación.

Las míticas obras del "hombre con bombín" y "Les amants" ocupan hoy las paredes del Museo Nacional de Bellas Artes, no fue cosa fácil la exposición tardó tres años para que pudiera realizarse, los museos que albergan los cotizados Magritts (30 en total) son celosos de su préstamo, por eso que tengamos la oportunidad de verlos frente a frente es tan surreal como aquel vestido colgado con todo y senos integrados ("La filosofía en el camarín", 1947).

René perteneció al legendario círculo surrealista parisino de los años veinte que incluía a Paul Éluard, André Breton y Salvador Dalí, ellos pintaban y escribían sus delirios, recurrentes a la estética onírica, Magritte se desmarcó de esas motivaciones y lejos de plasmar sus sueños representaba sus sentimientos más lúcidos para criticar los moldes establecidos para apreciar el arte: Ceci n'est pas une pipe (esto no es una pipa) es la leyenda que acompaña al retrato justamente de una pipa, en su obra "La perfidia de las imágenes" o la interpretación a "Madame Recamier" (la obra clásica de Jacques-Louis David) donde en lugar de la mujer reclinada en el diván, está posado un ataúd, ambos claros ejemplos de su irónico sentido del humor.

La muerte es tema recurrente en su trabajo, se le atribuye a que su madre fue una suicida implacable que se mató ahogándose en un río, la leyenda cuenta que Magritte de 13 años fue testigo del hallazgo del cuerpo cuyo rostro se encontró cubierto por las ropas, posible explicación a los múltiples personajes con cara oculta, incluidos sus autorretratos. 

El encuentro con Magritte te transportará a un sueño exquisito, en el que cajas de Pandora se abrirán, delirios de grandeza se revelarán,  medias lunas te seducirán, después de recorrer las cinco salas del museo designadas al prodigio belga, no querrás abrir los ojos y regresar a la odiosa normalidad.

Por Alejandra Jarillo