CERRADO Red fly

Una mosca roja en la entrada, unas cuantas mesas en la banqueta, una ventana que da Orizaba, manteles blancos y velitas encendidas. Si entras veras varios rincones diferenciados por su decoración. Un enorme sillón violáceo, la barra suavemente iluminada, otro espacio con grandes cuadros blancos y negros, semejando un tablero de ajedrez, y si sigues hasta el fondo, el ambiente más intimo del lugar, con más sillones y mucha calidez. Los dueños del Red Fly son artistas plásticos y eso se vive en cada detalle de esta taberna. Ya estás dentro y la música es fundamental para acompañar la primera cerveza de barril: Depeche Mode, Loud reed, Radiohead… y te pides la segunda (el lugar es acogedor así que prepárate para pedir varias). Una tabla de quesos que incluye roquefort, queso de cabra húmedo y fácil de untar, un quesito ahumado delicioso y unas uvas moradas que combinan su dulce y fresco sabor perfectamente con cada queso, es ideal para acompañar el trago y el relajo. Agrégale, si no has cenado aun, un plato vegetariano con verduras asadas: portobello, calabacitas, jitomate y berenjenas. Te llegarán un poco frías porque hasta el chef se ha relajado, pero si frías son ricas ¡imagínatelas calientes! (están bien cocidas, condimentadas con albahaca y aceite de oliva, y van muy bien con pan y queso) La cocina es variada, simple y económica. Tienes tacos, pizzetas, pastas y aves, aunque lo fuerte del lugar son los tragos. Lo alternativo es su decoración, no tanto sus platillos, y la atención es muy amable. Los primeros días de la semana el lugar es tranquilo y frecuentado por parejas buscando algún rinconcito, pero a medida que se acerca el viernes, el bar desplaza al restaurante, alguien sube el volumen y el lugar se torna impredecible. Por ejemplo, hay quienes llegan y conectan su Ipod y hacen de DJ con algunos amigos mientras otros pasan inadvertidos en la privacidad del fondo. Personal Jesús suena en la noche de la Roma y cada uno tiene, también, su mezcal personal. Desde algunos años se ha puesto de moda esta bebida (¡por suerte!) y es usual encontrar una variedad extensa en la carta de antros y bares. El Red Fly no es la excepción. Aquí encuentras más de veinte variedades de mezcal (pide alguno de sus tragos especiales como el Red Fly, receta secreta o el Monte verde, menta, Midori, Canada dry y mezcal) y si tienes suerte quizá puedas asistir a alguna degustación en el segundo piso. Algo bueno son los precios: un vaso de whisky, vodka o tequila te costará lo que cuesta una copa de vino económico en la Condesa. Si quieres postre hay unas crepas con dulce de leche aunque te resultarán muy pobres y desabridas. Mejor pídete un cóctel para sacarte las ganas de algo dulce y poder seguir disfrutando de la noche.