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RESEÑA El Mr. Keller pasó a la historia y en su lugar llegó este antro que pretende emular el ambiente de su símil en Nueva York y no quiere mantenerse como el mejor secreto de la ciudad. | 2 PUNTUACIÓN TOTAL |
Monterrey 47 Entre Sinaloa y Uruapan Col. Roma Norte Tel. 04455 5102 7277 |
Horarios:
Precios:
$ 350 - $ 450jue-sáb 22:30-4 h. |
Generos : Electrónica, Indie
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Servicios:
Valet parking, Área de fumar, Cadenero, Bebida internacional, Bebida nacional, Vestimenta formal, After, Bailar, Ligar, Gastalón
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Por: Michelle Solano
Alguien fue a Nueva York y conoció (o le contaron) sobre uno de los secretos mejor guardados de Manhattan, el pequeño bar PDT (Please Don’t Tell) y decidió recrearlo. O quizá no. En el mejor de los casos, tal vez sólo es su fuente de inspiración, en el peor, ni sabe que existe.
No es novedad que Nueva York marca tendencia en moda, arte, gastronomía y en la vida nocturna. El mundo está plagado de copias de sus bares, clubes y antros más famosos, la mayoría –hay que decirlo– son eso, simples y vulgares imitaciones que palidecen y se apagan al poco tiempo de su apertura. En NY no es fácil llegar al PDT: es indispensable reservar a partir de las 3 pm, hora en que el bar comienza a recibir llamadas hasta que la lista se completa. A las 4 pm ya es imposible lograr una reserva. Por la noche hay que ubicar la cabina telefónica de los años 30 detrás de la cual se encuentra y luego adentrarse en un pequeño local de hot dogs llamado Crif Dogs. Y ahí, como una joya resplandeciente en el centro de la Tierra, se encuentra el Please Don’t Tell.
Quizá su nombre se deba a una suerte de súplica por parte de los dueños y clientes asiduos, para que quienes tienen la fortuna de encontrarlo no lo divulguen, resguardando así su existencia de villamelones y oportunistas. ¿Te gusta la onda? Olvídalo, en México, el recién inaugurado PDT (en el local que hasta hace poco albergaba a Mr. Keller y que durante los 90 fue el Anyway, emblemático antro gay) lo único que tiene de semejanza con el de NY es un mero detalle taxidérmico: detrás de la barra hay una cabeza disecada de venado.
La decoración tiene cierto aire a una casa que bien podría ser la de tus abuelos, no son muebles que lleguen a vintage, sino realmente parecen sacados de los saldos de una vieja mueblería. Un detalle que le da un toque acogedor es que las paredes están recubiertas de libros (¿acaso alguien va al antro a leer?). Suponemos que es por si la música –que va del pop más común y corriente a “Latch”, de Disclosure, y luego a “Take Me Out”, de Franz Ferdinand– o tu acompañante te hartan y necesitas evasión.
Ignoramos si lo remodelaron a fondo, pero la noche que lo visitamos una gotera estuvo fastidiando a los presentes y a un mesero que no tuvo de otra más que limpiar a cada rato los residuos.
Es pronto para saber qué tipo de cliente tomará el PDT como su lugar de encuentro, pero si lo que quieres es convivir con pura gente bien y bonita… aquí, como en botica, hay de todo. Ojalá los inspirara la excelente oferta de cocteles del PDT de NY para alegrar su barra, pues aunque no le falta variedad, sus bartenders no son más que expertos en pasarte la chela y medio mezclar bebidas como quien mezcla agua con azúcar. Prometemos visitarlo nuevamente. Todos merecen una segunda oportunidad.
Dress Code: No gorras, sudaderas, tenis.
El cover es sólo para chicos $200 (con reservación adquieren un 50% y 2×1 en botellas).