CERRADO La Arrogante

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OJO, ESTA TRADICIONAL CANTINA ANUNCIÓ SU CIERRE. LO SENTIMOS

Por: América Gutiérrez

Se dice que una mujer conocida como “La Arrogante” era la dueña de esta casa, en que la fiesta se armaba con artistas y escritores de la época (Burroughs y Kerouac no faltaban a ninguna). Hoy el camafeo de La Arrogante va coronado su perfil por una corcholata y su presencia se mantiene como símbolo de la tertulia y el buen beber.

Esta casona, que antes alojó al legendario Red Fly, presenta hoy una distribución diferente. Incluso se ha bautizado a sí misma como una cantina cervecera. Antes de atravesar su típica puerta cantinera puedes quedarte en las mesas de afuera, que son cómodas y te permiten compartir una bebida en compañía de tu perro o fumarte un cigarrito.

Una vez dentro, te topas con la barra a la vista. Y, a la izquierda, una cómoda distribución de mesas cantineras (de esas que tienen el famoso descansa trago). Sobre la pared hay un impresionante espejo en piezas romboides que amplía el horizonte cantinero. Pero no te dejes engañar, que luzca contrastante en sus elementos decorativos no es sinónimo de caro o pretencioso.

En el primer piso hay una segunda barra, bien dotada de cervezas artesanales, maltas internacionales y una que otra sorpresa poco común en la oferta chelera.

Si eres novato en esto de las variedades de cerveza, pide “Las seis de la semana”, una opción que te permite conocer sabor, olor y textura de diversas claras y oscuras. La selección que nos tocó fue Blanche de Bruxeles, Cucapá clásica y oscura, Catrina, Coyote y Migra. Antes de beber pregunta cuáles te tocaron porque las rotan.

A estas alturas ya tenemos el apetito a todo lo que da. La recomendación es entrarle a la botana que guarda todo el espíritu cantinero: empieza con unas chalupitas de camarón o unos tacos dorados de chamorro.

Si quieres comer en forma, la sopa Arrogante es un buen primer tiempo (lleva papas, caldo de pollo, tocino, alcaparras y viene acompañado de un caballito de cerveza que transforma por completo la experiencia). Los platos fuertes son las costillas en barbecue de zapote, que van con unas papas salteadas en ajos y limón. Jamás las olvidarás. Otra opción menos pesada es el salmón al cedro, perfectamente cocinado y jugosito, acompañado de los vegetales que mamá desearía que comieras en casa.

Petición expresa de La Arrogante, en esta cantina se sirven martinis. Y están bien buenos. Para quienes traigan ánimo coctelero, la Orgullosa es la opción (de mandarina, fresco y con la cantidad justa de ginebra). Si se te antoja algo para prenderte y que siga la fiesta, un martini express es lo tuyo (lleva un shot de café express y Absolut azul). Y si más bien te sientes “la muy, muy” pide un “Arrogante”, que lleva cereza natural, piña, un toque de coñac y ginebra Hendrix.

Aquí también se juega dominó y cubilete, solo tienes que pedirlos al llegar.

Además el “toques, toques” llega despuesito de las 11 para ponerle más ambiente al lugar.

Tras una noche en la Arrogante no queda más que citar a Kerouac: “Las cosas sólo van y vienen, incluido cualquier sentimiento de tristeza, que también se irá: triste hoy, alegre mañana. Sobrio hoy, borracho mañana”. ¿Por qué inquietarse tanto?