Un paseo por la calle Francisco Sosa, la emblemática vía de Coyoacán
Museos, plazas y casonas antiguas forman parte del encanto de la calle Francisco Sosa. ¿Ya la conoces?
Por: Karen Delgado
Museos, plazas y casonas antiguas forman parte del encanto de la calle Francisco Sosa. ¿Ya la conoces?
Con cerca de 400 años de historia, la calle Francisco Sosa constituye una de las vías más antiguas y emblemáticas de toda la capital.
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A lo largo de este camino, que conecta con el corazón de Coyoacán, encontrarás hermosos spots, sitios históricos y rincones llenos de leyendas. Aquí te contamos más sobre esta icónica vía sureña para que te lances a recorrerla de inicio a fin.
Orígenes de la calle Francisco Sosa
Ubicada al sur de la ciudad, la calle Francisco Sosa fungió durante mucho tiempo como el paso obligado para llegar a Coyoacán desde San Ángel. Fue trazada durante tiempos coloniales (probablemente desde el siglo XVI) y llevaba el nombre de Camino Real.
Desde entonces, también ha sido llamada calle Real de Santa Catarina y Avenida Benito Juárez. Sin embargo, no fue sino hasta los años cincuenta cuando recibió su denominación actual de Francisco Sosa, en honor al destacado historiador mexicano que habitó en el número 38 de la misma calle.
En esta emblemática vía, localizada entre avenida Universidad y la Fuente de los Coyotes, se ubican importantes casonas coloniales, jardines y viviendas históricas; para recorrerla, te sugerimos andar con heladito en mano y tenis cómodos, ya que hay muchas paradas por hacer en este hermoso lugar. ¡Empecemos con el paseo!
Un rincón sureño lleno de riqueza histórica
Nuestro recorrido comienza desde avenida Universidad, donde nos recibe la emblemática capilla de San Antonio Panzacola. Este monumento posee más de tres siglos de historia y una interesante leyenda sobre su construcción: En efecto, se dice que una familia de contrabandistas pidió a San Antonio de Padua que los salvara de ser encarcelados por sus crímenes; al concederles esta gracia, decidieron construirle esta capilla barroca.
A sus pies se encuentra el Puente del Altillo (o puente de Panzacola), cuya belleza ha sido inspiración para artistas y escritores de diversas épocas. Bajo sus cimientos ha corrido desde tiempos remotos el Río Magdalena, el único río vivo que sobrevive en toda la ciudad.
Desde este punto, podrás observar una profunda hilera de casonas antiguas, engalanadas con la sombra de los árboles y con el encanto de sus coloridas fachadas. Entre ellas se destaca la Ex Casa de Salvador Novo, un recinto de amplias dimensiones en donde habitó el afamado cronista mexicano durante 33 años. Aunque el lugar fue derribado, todavía se conserva la fachada y la placa del lugar.
A unos cuantos pasos se ubica la Casa Alvarado, un pintoresco edificio del siglo XVIII que actualmente alberga la Fonoteca Nacional. Además de resguardar importantes testimonios de nuestra historia, este recinto fue biblioteca, sede de la Enciclopedia en México y hogar del ganador del Premio Nobel Octavio Paz hasta sus últimos días.
Muy cerca de allí encontrarás también la afamada Casa del Sol, donde Venustiano Carranza redactó el proyecto de la Constitución de 1917. También existe la creencia de que en este mismo recinto habitó el ingeniero y ambientalista Miguel Ángel de Quevedo.
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Plazas, recintos culturales y otros secretos de Francisco Sosa
Entre coloridas casas y filas de árboles, esta vía sureña nos sorprende con paisajes llenos de belleza e historia. Tal es el caso del jardín y la iglesia de Santa Catarina, un sitio en el que antiguamente se ubicaba el asentamiento prehispánico de Omac; con la llegada de Hernán Cortés y Diego de Ordaz, se ordenó la construcción de este espacio religioso, especialmente diseñado para evangelizar a las comunidades originarias.
Luego de disfrutar de la frescura que ofrece esta plaza, es hora de visitar la Casa de la Cultura Jesús Reyes Heroles. Construida durante el siglo XVIII, esta vivienda fungió como fábrica de papel y, actualmente, brinda a sus visitantes un amplio programa de actividades artísticas. Además de degustar los sabores de su cafetería, puedes dar un paseo tranquilo por sus hermosos jardines.
Además de estos espacios, también puedes visitar el Instituto Italiano de Cultura en México, la Compañía Nacional de Teatro y el recinto cultural que anteriormente llevaba el nombre de Casa Robles. Todos estos sitios se encuentran en antiguas construcciones y ofrecen un programa cultural que vale la pena recorrer.
Por otra parte, esta calle también resguarda vestigios de la vida pública de la capital en décadas pasadas; ejemplo de ello es la antigua estación de tranvía, ubicada en el número 243 (actualmente funge como espacio comercial). Desde este punto y a lo largo de Francisco Sosa, transitaba el transporte público que conectaba con otros puntos de la ciudad.
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Jardín Centenario y otros spots de esta calle
Después de recorrer gran parte de esta calle chilanga, todavía nos sobran pasos para visitar el Centro Cultural Los Talleres y conocer su hermoso jardín interno. Justamente frente a él, encontraremos la vivienda de Francisco Sosa, desde donde se vislumbran los arcos antiguos del Jardín Centenario.
Estos arcos eran la antigua entrada al atrio de la parroquia de San Juan Bautista y son lo único que se conserva de la barda original, construida durante el siglo XVI. A través de ellos llegarás al corazón de Coyoacán: la Fuente de los Coyotes, una monumental escultura que alude al origen de esta alcaldía sureña.
Además de contar con un sinfín de monumentos históricos, la calle de Francisco Sosa alberga restaurantes, cafeterías y tiendas gastronómicas en las que podrás darle un gusto al paladar sin el bullicio que encontrarás en el centro de este mágico barrio.
Asimismo, te recomendamos realizar sin prisa tu caminata por esta vía, ya que en cada rincón encontrarás hermosas fachadas, letreros antiguos y muchas otras sorpresas que vale la pena conocer.
Y tú, ¿ya conocías estos detalles de la calle Francisco Sosa? Lánzate a recorrerla en tu próximo día libre y, si quieres conocer más sobre la capital, te recomendamos echarle un ojo a: La Conchita de Coyoacán, un barrio sureño de los tiempos de Hernán Cortés.