Bandita chilanga que se respeta ha empinado el codo por lo menos una vez en su vida para deleitarse con esta bebida de origen chilango conocida como “tepache”. Inmediatamente cuando escuchamos la palabra tepache pensamos: “¡ah, piña!”… Pero no siempre fue así.
El origen de la palabra ‘tepache’ proviene del náhuatl “tépiatl”, que significa “bebida de maíz” o de “tepachoa” que alude a ser molido o martajado con una piedra. Maíz, agua y especias aromáticas eran los ingredientes con los cuales la bandera chilanga ancestral, o sea aztecas, preparaban esta bebida fermentada ligeramente embriagante. En resumen, al tepache se le pudo haber traducido como “bebida de maíz martajado”. Hoy el tepache más popular es el de piña. ¡Pero eso sí, más refrescante no se puede! ¡Dulces son tus néctares, tepache!
El origen del tepache
En la Gran Tenochtitlán, tal era el delicioso, refrescante y burbujeante sabor del tepache que hasta lo ofrendaban a sus deidades. Pero en la actualidad no necesitas poseer poderes divinos para sumergirte en esta bebida de origen chilango solo para probarla. Lo único que sí es urgente es que aprendas a distinguir entre un buen y un mal tepache, porque ¡aguas con las imitaciones! El tepache chilango original siempre debe ser preparado con piña y piloncillo, no con vinagre de manzana —para ahorrar tiempo y dinero en el proceso de fermentación— como algunos tepacheros lo ofrecen.
¿Y dónde encuentras tepache? En “Tepachilandia”. ¿Y dónde queda eso? Aquí mismo en nuestra hermosa ciudad chilanguita. En cada uno de sus mercados, parques, plazas, ¡y hasta en sus calles podrás observar los famosos barriles que contienen este néctar! Además, esta bebida va rebién con unos taquitos al pastor… todo es cuestión de mezclar la piña de tus taquitos con la piña de tu tepachito. ¡Vaya maridaje! ¡Fuera champaña! Nadie nada como en las burbujas de un tepache 100% chilango.
¡Prepárate para degustar un tepachito pa’l calor!
Esta bebida, color ámbar, dulcísima y acidita, se prepara de forma tradicional al colocar en un vitrolero de cristal cáscaras de piña, agua y piloncillo. La magia para obtener tepache se obtiene al añadir el ingrediente secreto: el humilde paso del tiempo. De forma natural, sin agregar ningún químico u otra sustancia, la pulpa de la piña se fermentará así solita —¡ni le hagas mosca!—, tú déjalo así solito y obtendrás oro líquido (también puedes hacer tepache de manzana, tuna, naranja o hasta guayaba).
¡Deja que el tiempo actúe! Solo encárgate de colocar el vitrolero en un lugar fresco y a la sombra. Cúbrelo con una “manta de cielo” y deja fermentar la mezcla de dos a tres días. ¡Y listo! Tendrás tepache para saborear y quitarte la sed de forma tradicional en estos días de harto harto calor. ¡Pero no lo dejes tanto tiempo! Porque en lugar de obtener tepache, ¡terminarás con un vitrolero lleno de vinagre! Y lástima porque entonces habrás perdido sus probióticos.
¡Ahora ya lo sabes! O como diría el refrán popular: “ya regaste el tepache”, o sea, no metas la pata al dejarlo ‘avinagrar’.
Ya después de degustar el tepachito chilango también debe ser de tu conocimiento que lo puedes encontrar en versiones diferentes en los estados de Oaxaca, Michoacán, Chiapas, Puebla, Estado de México, Veracruz y Tabasco. ¡El tepache vaya que es para todes!
Checa también: Se vale llorar: 5 cantinas legendarias de la CDMX que cerraron recientemente.
Para todo mal… ¡el tepache te va a caer rebién!
Como la mayoría de las bebidas fermentadas naturalmente —incluida la famosa kombucha, un fermentado del hongo manchú—, el tepache no solo sabe a piñita burbujeante con piloncillo, ¡también es buena para tu pancita chilanga!
¿Y por qué es saludable? El tepache contiene probióticos derivados del proceso de fermentación que pueden ayudarte a restablecer el equilibrio de la flora intestinal. ¡Además la piña tiene alto contenido en fibra y vitamina C! ¿Quieres más? Esta bebida también funciona como un antioxidante depurador de toxinas. ¡Sí, todo eso! Por eso es bueno para tu ‘cruz’ de fin de semana.
¿Aún no te convencemos para que lo pruebes? Entonces: “tepache que no has de beber, ¡déjalo correr!”… ¡Ya llegará el día en el que tu pancita chilanga –y la canícula citadina– casi casi te obligue a degustar su frescura ligeramente embriagante. Y como no estamos para dar consejos –sarcasmo–, si le agregas un poquito del espíritu neutro de tu elección, el tepache chilango te hará ver estrellitas…