Te contamos cómo surgieron algunos de los teatros más importantes de la ciudad y de qué interesantes anécdotas han sido testigos.
A mediados del siglo XVIII se instaló el primer teatro oficial de la ahora Ciudad de México, aunque técnicamente fue el tercero en ser construido en la capital. Éste llevaba por nombre ‘Coliseo Nuevo’. Más tarde fue nombrado Teatro Principal (1826) y estuvo de pie poco más de 170 años.
A partir de ese momento, la ciudad y sus habitantes comenzaron a demandar más espacios en donde el público capitalino pudiera disfrutar del talento nacional e internacional. Fue así que, a finales del siglo XIX e inicios del XX, comenzaron a surgir distintos recintos culturales en los que se presentaban obras de teatro, circos, conciertos y compañías de danza.
Aquí te compartimos la historia de algunos de los más importantes de la capirucha y todo por lo que tuvieron que atravesar para convertirse en lo que conocemos hoy.
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5 teatros icónicos de la CDMX y su historia
1. Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
En 1918, Esperanza Iris, una de las voces más privilegiadas del siglo XX, inauguró su propio teatro con la opereta ‘La duquesa del Bal Tabarín’. Importantes figuras asistieron al estreno de su primer función, entre ellas el entonces presidente, Venustiano Carranza. Durante sus primeros años, el espacio gozó de gran popularidad y prestigio, recibiendo a artistas de la talla de Anna Pávlova.
No obstante, con la llegada de otros teatros de mayor magnitud y opulencia, éste comenzó a perder la atención del público. Con la finalidad de atraer a más gente, el lugar fue ocupado como circo, cine y hasta arena de lucha libre. Nada de esto funcionó y tuvo que cerrar de forma inmediata en 1955.
Más tarde, las autoridades capitalinas tomaron cartas en el asunto y se encargaron de restaurarlo. En 1977, abrió nuevamente sus puertas bajo el nombre de ‘El Teatro de la Ciudad’.
A pesar de haber sufrido afectaciones por culpa de un incendio en la década de los 80, el inmueble se ha mantenido de pie hasta el día de hoy. Desde aquella reinauguración, ha funcionado como escenario de distintas obras teatrales y festivales de artes escénicas. Asimismo, ha presenciado el talento de enormes artistas como Plácido Domingo.
2. Teatro de los Insurgentes
Este edificio nació como un espacio en donde la clase media podía disfrutar de espectáculos en vivo y de calidad. En 1952, el empresario José María Dávila comenzó a darle vida a dicho proyecto con la finalidad de inaugurarlo al año siguiente.
Diego Rivera estuvo a cargo de una de las principales aportaciones de su diseño. El muralista se encargó de que su fachada se convirtiera en un ícono de la ciudad al representar la historia del teatro nacional en ésta.
Cabe mencionar que la primera obra teatral presentada aquí llevaba por nombre ‘Yo Colón’ y fue protagonizada por Mario Moreno ‘Cantinflas’. Este mismo personaje aparece en el mural de Rivera junto a Miguel Hidalgo y Benito Juárez.
3. Teatro Fru Fru
Este teatro ha pasado por distintos nombres y remodelaciones desde su fundación a finales del siglo XIX. Fue el primero en utilizar luz eléctrica en la Cd. de México y era uno de los preferidos de la clase alta por su hermoso interior. A partir de 1906, el lugar le perteneció a Francisco Cardona, esposo de la actriz Virginia Fábregas.
No obstante, después del fallecimiento de la mujer en 1950, el edificio quedó en el abandono. En 1973, el inmueble fue adquirido por Irma Serrano, mejor conocida como ‘La Tigresa’, quien lo nombró ‘Teatro Fru Fru’.
Con el cambio de dueño, se empezaron a presentar obras controversiales y espectáculos para adultos que en su momento fueron objeto de grandes polémicas.
Lamentablemente, desde hace más de 20 años ha permanecido prácticamente cerrado y solo se utiliza de forma ocasional. El espacio también ha funcionado para la filmación de películas, como fue el caso de Spectre (2016).
Además, éste es considerado el teatro más embrujado de la ciudad. Dicen por ahí que aquellos que quieran tener éxito en sus funciones deberán dejarle algún dulce a la peculiar estatua con cuernos que se encuentra en la entrada. De lo contrario, el espectáculo estará destinado a fracasar.
4. Teatro Hidalgo Ignacio Retes
Este edificio fue inaugurado en 1962 y su construcción estuvo a cargo de Alejandro Prieto, mismo arquitecto que edificó el ‘Teatro de los Insurgentes’. Éste ha sido considerado el más destacado de los teatros del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
Tras el sismo de 1985, el lugar tuvo que someterse a una fuerte remodelación debido a los daños que el fenómeno natural le causó. No obstante, el recinto sobrevivió y se convirtió en uno de los favoritos para los musicales de gran formato. Es aquí en donde obras como ‘La jaula de las locas’ y ‘Annie es un tiro’ se han presentado.
Su escenario ha recibido a artistas de la talla de Silvia Pinal, Carlos Ancira, Ignacio López Tarso, Isabela Corona, entre otros.
5. Teatro Blanquita
Sin duda, uno de los espacios más icónicos del siglo XX fue el famoso ‘Teatro Blanquita’. Este terreno fue utilizado por el Circo Orrin a finales del siglo XIX. Años más tarde, el matrimonio conformado por la actriz Margo Su y Félix Cervantes construyó su propio teatro en este mismo espacio.
Éste fue nombrado ‘Teatro Margo’ y fue uno de los escenarios preferidos por los cómicos de la década de los 40. Íconos como Cantinflas y Tin Tan eran de los artistas que usualmente se presentaban en el recinto. María Victoria fue otra de las consentidas del lugar y es por eso que hoy se encuentra una estatua en su honor justo frente al edificio.
En 1958 fue demolido, pero tan solo dos años después, Su y Cervantes volvieron a construir su sueño bajo el nombre de ‘Blanquita’, como su hija. El lugar continuó recibiendo a grandes del medio artístico como Lucha Villa, Celia Cruz, Libertad Lamarque, La Sonora Santanera y muchos más.
A pesar de haber gozado de enorme grandeza, hoy el espacio se encuentra prácticamente en el abandono y se ha especulado mucho acerca de su demolición.
Durante décadas, los teatros de la Ciudad de México han sido testigo de música, risas, baile y toda clase de historias que merecen ser contadas. Muchos de ellos son símbolo de resiliencia ante una sociedad en constante cambio que parece haber dejado a algunos en el olvido. No obstante, estos cinco recintos continúan esperando más funciones, ensordecedores aplausos y ovaciones de pie.
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