Es tiempo de flores de tonalidades naranjas, fragantes, brillantes como el sol… La temporada de cempasúchil llegó a la ciudad y se tiene que decir: el cempasúchil mexicano sí lo trabajan manos mexicanas.
Durante octubre las casas, calles, ofrendas y establecimientos se cubren de pompones amarillentos que guían a las ánimas. El cempasúchil o cempoalxóchitl —flor de los veinte pétalos—, como se dice en náhuatl, es uno de los elementos más representativos del Día de Muertos debido a sus simbolismos. Desde la época precolombina ha estado presente en distintos rituales y, hasta la fecha, se le considera la flor de la vida y muerte.
¿Cempasúchil mexicano o chino?
Año con año floricultores de Guanajuato, Hidalgo, Michoacán, Estado de México e incluso de la CDMX, preparan sus terrenos para abastecer la gran demanda de cempasúchil. Son cuatro meses cuidando las distintas semillas: clemolito, bombón o redondito y de ramo que es el despeinado, que adornarán el centro de México. Sin embargo, en esta ocasión sus ventas se han visto amenazadas debido a un TikTok donde se desprestigia al “cempasúchil chino”, el de bombón.
Seguramente ya viste ese video que está circulando en redes sociales donde dicen que sólo compres cempasúchil mexicano, el de ramo, porque el redondito es una semilla china. Atento recordatorio para decirles que no se crean todo lo que ven. Todo es cuestionable. Más allá de ser un grito de guerra en pro de los mexicanos, esto ha pasado a perjudicar a miles de floricultores y campesinos que trabajaron la tierra durante al menos cuatro meses para crecer sus flores.
Hacer un llamado para no comprar estas flores es peligroso y desconsiderado, ya que el enorme esfuerzo de los trabajadores del campo queda de lado. Por otra parte ¿qué tan cierto es que este cempasúchil no es mexicano? La respuesta la encontramos en San Luis Tlaxialtemalco, Xochimilco, un oasis donde las flores se dan por montones en chinampas.
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San Luis Tlaxialtemalco, mejor dicho, de las Flores
San Luis Tlaxialtemalco en Xochimilco es uno de los principales productores de flores en la Ciudad de México. Es una gran urbe, pero aún tiene sus secretos verdes escondidos. Para que se den una idea, cada año se producen aquí alrededor de 1 millón 200 mil macetas de cempasúchil de diferentes tamaños y variedades. ¡Wow! Aquí se siembra en chinampas, muy a la antigüita, para aprovechar las bondades de los canales que nutren la tierra de esta zona. Lo que avientes a la tierra crece como por arte de magia.
Diana Peralta Dionisio es originaria de este sitio y lleva 35 años cultivando diferentes especies de plantas, como el cempasúchil. Toda su familia está involucrada y trabajan jornadas larguísimas para cubrir el Día de Muertos, una de sus mejores épocas. “Nosotros sembramos clemolito y cempasúchil de maceta, pero ahora no se lo quieren llevar que porque es chino”, dice. Sin embargo, también menciona que, ciertamente, las semillas que se siembran son importadas porque son las que hay.
Su vecino de chinampa, Luis, de Viveros Ortiz, asegura lo mismo: todas las semillas provienen de Estados Unidos, China, India y quién sabe dónde más. “Sigue siendo el cempasúchil mexicano, pero lo modifican y lo regresan para que lo sembremos. Lo sembramos porque esto es lo que tenemos disponible”. La gran demanda de flores de temporada solo puede ser desahogada gracias a este tipo de semillas ultra resistentes.
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Semillas híbridas producidas en el extranjero
Otro chisme que anda corriendo dice que el “cempasúchil chino” es transgénico y contamina las variedades mexicanas. Tampoco es cierto. Se trata de un híbrido, es decir, la combinación de diferentes variedades de semilla para producir una con cualidades superiores. Básicamente es crear una semilla superpoderosa a partir de las mejores características de otras.
José Genovevo Pérez, floricultor e investigador, siembra cempasúchil de bombón, clemolito, de ramo —el despeinado— y cempasúchil de monte, una variedad de cinco pétalos que se utiliza en las ofrendas de la zona. Él nos recibió en su chinampa para explicarnos con más detalle lo que pasa con las semillas:
“Las semillas para las cosechas masivas vienen de un lugar en Caltongo, todos las compramos del mismo lugar y son importadas. Hace muchos años se llevaron el cempasúchil mexicano y ya lo combinaron con otras variedades. Los campesinos han elegido sembrar estos híbridos porque es la semilla que tienen disponible y resisten mejor a las plagas, al clima, da más flores y es más pequeña así que se puede pasar a una maceta”.
Elegir este tipo de semillas no los hace villanos, sólo buscan trabajar. Otra característica de esta semilla es que permite reducir los costos y tener mayor ganancia por maceta ($20 pesos por pieza). Hay que señalar que esta suma no compensa los cuatro meses de trabajo que lleva crecer el cempasúchil, pero muchos no están dispuestos a pagar un precio justo. Otra conversación que se debe de abrir ante la crisis que vive el campo mexicano.
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Cempasúchil cosechado por mexicanos
Don Geno nos llevó por los sitios más recónditos de los viveros para conocer a profundidad el proceso de esta flor. Mientras atravesamos terracería —mucho, pero mucho lodo— y campos de flores, nos platica que el cempasúchil de ramo lo siembran principalmente para las sesiones fotográficas.
“Ahí es donde vienen a retratar a las catrinas, por eso se corta hasta la última semana. A ese le decimos de ramo porque es muy grande y pesado, tanto que una maceta no lo aguanta”.
Abunda el cempasúchil bombón, amarillo y naranja, también unos cuantos clemolitos en maceta; estas variedades son utilizadas para decorar las ofrendas. El movimiento en el campo es menor, para estas fechas están en la venta de las flores. Cada chinampa es trabajada por una familia distinta. Además, aquí llega gente de distintos lugares como del Estado de México, Hidalgo, San Luis Potosí y Veracruz a trabajar . “Aquí se mueve la economía”, dice Geno cotorreando con unos amigos.
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La chinampa de Tere y Geno
De regreso a la zona del mercado, donde se encuentran los primeros viveros nos encontramos con doña Teresa Martínez, esposa de Genovevo y quien también trabaja la tierra. En su chinampa, Tere tiene un pequeño jardín que corre a un lado del apantle —pequeños canales— donde se dan todo tipo de flores de manera silvestre. “Estas semillas crecen naturales, no tenemos que echarle ningún químico”, platica señalando dos variedades de cempasúchil.
La idea de que la semilla de ramo o despeinada es la mexicana parte de que este se da de forma natural en el terreno, también nos dice Geno que esa es la semilla base que se utilizó para hacer la de bombón. Enormes flores de corte crecen junto al clemolito de monte en el jardín del Gloria, las cuales son para autoconsumo y para regalar a sus amigos, familiares y vecinos. El despeinado, nos platica, se puede comer, pero no es algo tradicional de la zona.
Son meses de cuidados al cempasúchil, riego diario, sol diario, trasplantarlo… ¿cómo vamos a pensar que no es mexicano si manos de esta tierra le dieron vida? “Lo ideal sería que a las universidades como la UNAM, el Poli, la UAM, las universidades agrícolas como Chapingo, que tiene biólogos y agrónomos… que les den un dinero para apoyar la investigación y desarrollar semillas que podamos llamar totalmente mexicanas, que se adecúen a nuestras necesidades”, asegura Genovevo.
Pero mientras eso sucede, el campo seguirá utilizando los recursos que tenga disponible, conservando semillas mexicanas en sus traspatios y nosotros —si queremos apoyar— consumiendo lo que cosechan. El cempasúchil mexicano es el que crecen manos mexicanas, así que no olvides comprar tus flores, de maceta, clemolito o de ramo, para tu ofrenda. Si quieres visitar estas chinampas, busca Mercado de Flores de San Luis Tlaxialtemalco, en Xochimilco, estarán hasta el 29 de octubre con la vendimia de cempasúchil y después darán paso a la de noche buenas.
Dónde: Mercado de Flores de San Luis Tlaxialtemalco
Cuándo: Hasta el 29 de octubre para cempasúchil, después cambian a nochebuenas.