Desde hace aproximadamente 30 años, algunos sitios arqueológicos se llenan de visitantes que acuden, con harta esperanza, a hacer algunos rituales para recibir el equinoccio de la primavera. Tal es el caso de la pirámide del Sol en Teotihuacán o Chichen Itzá. En estos lugares ocurren eventos arqueoastronómicos que han dado pie a diversos mitos en los cuales el eje central es la recarga energética. ¿Estás ready para vibrar alto el 21 de marzo?
Pero, ¿qué tan cierto es esto? La verdad no lo sabemos, así que decidimos echarnos un clavado para ver de qué va y si realmente vale la pena la insolación. Si andas pensando en lanzarte este 21 de marzo a cargar las pilas en una pirámide —que no sea Teotihuacán porque estará cerrado—, échale un ojito a lo que encontramos, te sorprenderá saber todo lo que hay detrás de este místico ritual chilango.
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El new age llega a Teotihuacán
No crean que la costumbre de asistir a sitios arqueológicos a realizar rituales para recibir el equinoccio de promavera utilizando ropa blanca, cargar cuarzos y hacer limpias surgió de la nada. Hagamos un breve viaje en el tiempo a los años setenta, a la época del new age, cuando los hippies detonaron una serie de creencias religiosas y prácticas de corte espiritual en Estados Unidos.
De acuerdo a la investigadora y arqueóloga Rosalba Delgadillo Torres, estas ideas llegaron a México, empaparon a la juventud y desembocaron en rituales esotéricos.
Aunque el new age nada tenía que ver con la cultura mesoamericana, terminó mezclándose con esta para originar uno de los mitos más populares: la recarga energética durante el equinoccio de primavera. Inicialmente solo asistían unas cuantas personas, pero poco a poco se corrió la voz atrayendo a gente interesada en purificarse. O que simplemente querían entrarle al cotorreo con las amistades.
¡Vibrando alto!
Rosalba menciona que las secretarías de turismo también echaron de su cosecha ya que la publicidad para visitar los sitios arqueológicos en esas fechas aumentó tremendamente, mostrando el acontecimiento como algo casi mágico.
¡Con justa razón! La idea de llenarse de energía, recomenzar y dejar atrás lo negativo es tentadora. Así fue como la gente comenzó a buscar su zona arqueológica más cercana para asistir al magno evento. Por ejemplo, en nuestros lares tenemos los sitios de Cuicuilco o el Tepozteco, pero sin duda la ganadora absoluta es la Pirámide del Sol.
Según registros del INAH, para el 2001 los visitantes a Teotihuacán ascendieron a más de un millón y medio de visitantes durante el 21 de marzo, o sea, ¡12 veces la capacidad del Estadio Azteca!
De evento astroarqueológico a ritual esotérico
La experiencia esotérica-mágica-espiritual fue el gancho, pero los antecedentes históricos de los sitios arqueológicos dotaron de cierta veracidad a la publicidad, estallando en popularidad.
El 21 de marzo ocurre el equinoccio de primavera, lo cual significa que la Tierra se encuentra justo a la mitad del vaivén que realiza alrededor del Sol, esto provoca que la duración del día sea la misma que la de la noche. “Este fenómeno ha tenido gran importancia para diferentes culturas en todos los tiempos y áreas de conocimiento y, a su vez, ha propiciado la generación de extravagantes mitos y rituales”, menciona Rosalba en uno de sus trabajos respecto al tema.
Las culturas precolombinas eran atentas observadoras del cielo y estaban al tanto de fenómenos astronómicos como este, así como de las órbitas del Sol, la Luna y de Venus. De hecho, a lo largo del país es posible encontrar construcciones identificadas como observatorios astronómicos o incluso que han sido edificadas siguiendo la alineación de los astros o de los equinoccios.
Tal es el caso de Teotihuacán, donde algunos edificios importantes, como la pirámide del Sol, están orientados al poniente para ver la puesta del sol. El arqueólogo Jesús Torres Peralta sostiene en sus investigaciones que, pese a que desconocemos mucho acerca de los teotihuacanos, todo apunta a que la pirámide del Sol haya estaba dedicada a honrar a ese astro ya que las creencias de las sociedades agrícolas requerían de esos rituales.
Ahhh, pero aún hay más carnita. Resulta que la observación astronómica tan puntual que realizaban los pueblos mesoamericanos derivó en calendarios muy precisos donde registraban algunos fenómenos y eventos referentes al maíz. En el mes de lo que hoy conocemos como marzo, los mexicas tenían la temporada de renovación de la tierra, algo así como la primavera. Debido a esto se llevaban a cabo ceremonias, rituales para recibir el equinoccio de primavera, sacrificios y danzas para propiciar las buenas cosechas durante el ciclo agrícola que comenzaba. Híjole, ahora sí que todo está conectado.
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¿La energía de Teotihuacán es real?
Seguro ya están preguntándose qué onda. ¿Vale o no la pena el recorrido y lanzarse a hacer alguno de los rituales para recibir el equinoccio de primavera? A decir verdad, no existe evidencia científica e histórica que sustente la supuesta alza energética en sitios arqueológicos o pirámides durante los equinoccios. Tampoco de que las culturas precolombinas acudieran a cargarse energéticamente. Rosalba recalca que solo los sacerdotes tenían acceso a las pirámides ya que eran sitios sagrados, la muchedumbre no podía subir —¡Sacrilegio!—, y las ceremonias que se llevaban a cabo tenían que ver con el inicio del ciclo agrícola y a menudo incluían sacrificios.
Hoy en día algunas comunidades tarascas, como en Tzintzuntzan y Janitzio, realizan ceremonias para pedir por las cosechas durante el mes de marzo. Estas recuerdan a la época prehispánica, sin embargo, no incluyen cuarzos, limpias ni todo lo que se vive en Teotihuacán el 21 de marzo. A decir verdad, lo que mueve las visitas masivas a estos sitios es algo que podríamos catalogar como personal y subjetivo. Algo así como el salto de fe de Kierkegaard: decidir creer en lo imposible o improbable.
Buscando respuestas
Con mucha razón afirma el arqueólogo Jesús Torres: “Me inclino a creer que la visita masiva a Teotihuacán en el equinoccio de primavera obedece a razones históricas e ideológicas. Incluso a la necesidad de respuestas existenciales. Las frustraciones económicas y sociales que se sufren por el proceso avasallador de la globalización, con su carga de desigualdades, ha traído desencantos y depresión. Debido a ello, la gente busca un mecanismo compensatorio que le alivie y restaure su integridad, su plenitud y su individualidad”.
La neta no les juzgamos, chilangues, aquí todxs estamos viviendo, sobreviviendo y agarrarse de un “algo” nos da estabilidad, como fijarse un día de purificación y practicar rituales para recibir el equinoccio de primavera es muy válido. A nosotres solo nos queda decirles que, en caso de continuar con este ritual moderno, no olviden utilizar protector solar. Tampoco olviden llevar su botella de agua y respetar los sitios arqueológicos: no dejen basura, se trata de preservarlos para poder disfrutarlos durante más años.
Ahora sí, la pregunta del millón, ¿a cuál te vas a lanzar? Si todavía no sabes, acá te damos algunas ideas: ¡Vibrando alto! 6 zonas arqueológicas para cargarte de energía primaveral