¿Qué pasa en el cerebro cuando te enamoras?

11 de enero 2024
Por: Liz Basaldúa

¿Qué pasa en el cerebro cuando nos enamoramos? ¿Por qué nos volvemos locos? 

El enamoramiento no es eterno, dura unos 3 a 4 años. El Dr. Eduardo Calixto nos explica qué pasa en el cerebro cuando te enamoras?

Cuando Cupido lanza su flecha, no solo toca nuestros corazones, sino que también dispara una revolución química en nuestro cerebro. Esto es un rollo neuroquímico y neuroanatómico que redefine lo que sentimos y cómo lo sentimos.

Al adentrarnos en el mundo del amor, descubrimos que detrás de cada suspiro y mariposa en el estómago, hay un concierto de neurotransmisores tocando una melodía que nos hace sentir en las nubes. Pero, ¿qué pasa en el cerebro cuando te enamoras?

Nuestro cerebro, al enamorarse, se convierte en un laboratorio de emociones. Según Eduardo Calixto, doctor en Neurociencias por la UNAM y con un posdoctorado en Fisiología Cerebral en la Universidad de Pittsburgh, “hay un cambio neuroquímico y neuroanatómico… un incremento de neurotransmisores relacionados con el placer, disminución de dolor y prontitud de tener sensación de lo esperado, disminución de la inteligencia.”

Eduardo Calixto nos explicó qué pasa en el cerebro cuando te enamoras

En entrevista para Chilango, el Dr. Calixto explicó que al menos 13 neuroquímicos se disparan, pero la estrella del show es la dopamina, ese neurotransmisor que nos hace sentir en el séptimo cielo. La dopamina está en todo lo que nos encanta: desde meter un golazo hasta encontrar esos zapatos perfectos en rebaja. Esta sustancia tiene el poder de hacer que recordemos mejor y hasta que veamos el mundo con otros ojos. En este estado, nuestro cerebro es como un aficionado en un partido de la selección: todo es emoción y euforia.

Lo curioso del enamoramiento es que mientras algunas áreas del cerebro se activan, la corteza prefrontal, esa parte que se encarga de la lógica y la razón, se toma un descanso. Así es, en pleno enamoramiento, esa parte se inhibe. Por eso, cuando estamos enamorados, nuestras decisiones no son precisamente las más lógicas. Es como si nuestro cerebro pusiera en pausa la razón para darle rienda suelta a las emociones.

“En pleno enamoramiento, nuestra capacidad de tomar decisiones lógicas y coherentes disminuye, dando paso a un estado en el que predominan las emociones y las interpretaciones subjetivas”.

Dr. Eduardo Calixto

Amor a primera nariz: La ciencia detrás de la atracción

El enamoramiento no solo es química cerebral, también es un asunto de supervivencia de la especie. Nuestro cerebro, con sus 86 mil millones de neuronas, está programado para buscar y seleccionar a la mejor pareja genética posible. Es un juego de estrategia evolutiva, aunque a veces no lo parezca. 

Además, hay un detalle curioso: aunque te encuentres a alguien “mejor”, no siempre saltas a la siguiente rama. Esto se debe a que nos quedamos con quien nos quita la racionalidad, aunque no sea la opción más lógica.

“Uno de los principios neurológicos de la evolución es que a través del enamoramiento escogemos parejas sexuales para intercambiar genes” señala el Dr. Calixto. Y aunque en ocasiones parezca que no elegimos a quien amar, hay una lógica evolutiva detrás de nuestras elecciones románticas, especialmente en la diversidad genética.

¿Por qué hay relaciones que duran más que otras? 

En el complejo mundo de las relaciones amorosas, una pregunta común es por qué algunas duran más que otras. La respuesta, parcialmente, se encuentra en la neuroquímica de nuestro cerebro, específicamente en la liberación de dopamina. Este neurotransmisor, crucial en el proceso del enamoramiento, actúa de manera impredecible y no está bajo nuestro control consciente.

A veces, nos encontramos enamorándonos de personas que nunca imaginamos, impulsados por este juego químico. Curiosamente, no somos responsables de la cantidad de dopamina que otro individuo nos hace liberar, ni de la que nosotros provocamos en ellos.

Esto explica, en parte, la variedad en la duración y profundidad de las relaciones amorosas. Cada encuentro es único, marcado por una danza de neuroquímicos que escriben historias de amor de diferentes longitudes y profundidades.

Los hombres y las mujeres se enamoran diferente 

Hombres y mujeres jugamos este juego del amor de manera diferente. Las mujeres tienen un as bajo la manga: pueden oler ciertas proteínas que les dicen si genéticamente hablando, un hombre es una buena opción.

El Dr. Calixto explica: “Cuando una mujer huele un complejo mayor de histocompatibilidad distinto al de ella genéticamente, incrementa la generación de dopamina y oxitocina porque le interesa más la diversidad genética, cuando es parecido al de ella no le hace caso. Eso explica por qué el rechazo congénito: no te enamoras de tu hermano. Cuando los genes son distintos a los tuyos te atraen mucho más. Por lo tanto, estudios realizados en Estocolmo demuestran cómo las mujeres premian la diversidad genética. La mujer dice “quiero esos genes”.

Los hombres, en cambio, son más visuales, en ellos es más determinante el cuerpo, los ojos, el pecho y hasta las nalgas. ¡Así es, señores!

¿El amor dura 3 años? 

El enamoramiento es intenso, pero no eterno. Dura unos 3 a 4 años y esto se debe a la dopamina. Los enamoramientos más intensos ocurren entre los 17 y 25 años, gracias a la liberación máxima de dopamina en esta etapa. Esta intensidad tiene sus raíces en nuestras experiencias de la infancia, especialmente entre los 7 y 14 años, cuando el cerebro forma conexiones cruciales relacionadas con el aprendizaje, la memoria, y el manejo emocional. 

Las experiencias positivas, como recibir amor y afecto, fomentan la empatía y la capacidad de establecer relaciones saludables. Por el contrario, experiencias negativas como el abandono o la violencia, pueden alterar nuestra neuroanatomía y la forma en que interpretamos y vivimos el amor. La oxitocina, conocida como la hormona del amor, desempeña un papel crucial.

Aquellos con experiencias afectivas positivas en la infancia tienden a desarrollar mayores niveles de oxitocina, lo que resulta en mayor empatía y la capacidad de amar profundamente. En contraste, quienes carecen de estas experiencias pueden enfrentar desafíos en sus relaciones amorosas. La oxitocina nos permite perdonar, ser empáticos y amar con generosidad, aspectos fundamentales para mantener relaciones duraderas y significativas.

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Es por ello que durante el enamoramiento hay muchísima dopamina, pero esta no podría ser eterna, lo que queda es la oxitocina, misma que nos permitirá tener relaciones más sanas y duraderas en el tiempo.  Por eso no lo olvides: El amor es una decisión, el enamoramiento es un proceso neuroquímico. 

DATO PARA NO OLVIDAR:

La dopamina a grandes concentraciones puede matar neuronas, no podemos durar tanto timpo enamorados, sería contra natura neurológica, por eso las felicidades son cortas por naturaleza. 

¿Se rompe el corazón o se rompe el cerebro cuando hay una ruptura? 

Cuando el amor se rompe, no solo el corazón sufre, sino también el cerebro. En una separación, se activan la ínsula y el cíngulo, zonas cerebrales asociadas con el procesamiento del dolor, tanto físico como emocional. Esto explica esa sensación de dolor en el pecho que muchos sienten al enfrentar un rechazo amoroso. Nuestro cerebro, estructurado para amar y ser amado, se aferra a los recuerdos de afecto, intensificando la emoción y el apego hacia quienes hemos querido profundamente.

¿Muy fuerte todo, verdad? Entender el amor desde la perspectiva de la neurociencia nos ofrece un mapa más claro de nuestras emociones y relaciones. Saber que detrás de cada palpitar del corazón hay un complejo juego de neuroquímicos, nos ayuda a comprender mejor nuestras reacciones y a valorar cada etapa del amor, desde el frenesí del enamoramiento hasta la calma del amor maduro.

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