Instagram, TikTok y Pinterest “explotaron” con la euforia por los lazos, no solo en la ropa, la Navidad de 2023 fue perfecta para que el estilo más romántico se “sentara” a la mesa de varios hogares, pero ¿la tendencia de este 2024, el Coquette Aesthetic, es nueva? Tal perece que la nostalgia arrasó en la moda, así como en otros aspectos de lo cotidiano.
¿Qué es el Coquette Aesthetic?
La Generación Z busca forjarse una identidad, pero ante un presente complejo y un futuro no tan prometedor, voltear a “un pasado mejor” ha sido la opción que se convierte en tendencia en los espacios de los que son dueños; las redes sociales. Desde 2022 un estilo resurge con fuerza: el Coquette Aesthetic.
¿Pero este trend es de este siglo? La respuesta es sencilla, “¡no!”. Fue en 1981 cuando la icónica Vivienne Westwood presentó su primera y emblemática colección a la que decidió llamar Pirates. La idea de la británica, que pasaba por un momento duro en su vida, era “dejar atrás la isla de desolación en la que se encontraba”.
Para ello evocó con pantalones de rayas y relajados, así como con chalecos, un aire de romanticismo en sus prendas, que al llegar a las calles del imperio se transformaron en una especie de oda al look de los franceses antes de la Revolución, nada menos que 235 años atrás.
La reina María Antonieta y su estética sería el epitome del estilo que se está convirtiendo en el must del naciente año. Tras lo hecho por Westwood; en 2022, luego de una pandemia global y el temido encierro, los patrones infantiles y cálidos fueron los protagonistas en las pasadas de las grandes firmas como MIU MIU o Sandy Liang.
Luego, el creador de contenido Seann Altman se obsesionó con los moños y los llevó al aspecto diario. La definición de Coquette en este 2024 es textual: “hacer coquetos” los objetos que nos rodean, lo mismo con volantes de colores pastel, encaje blanco, corazones y cintas rosas.
Todo es válido; poner moños en vestidos de novia, el papel de baño, la decoración navideña o hasta en los tatuajes es lo más in. Las jóvenes llevan las cintas en el cabello, su ropa y accesorios para dotarlos de un aire infantil y femenino, con la premisa DIY (Do It Yourself).
Recuperando la diversión infantil
Los Centennials, que al parecer viven con una especie de vacío constante, buscan la felicidad de la infancia y qué mejor que los ribetes, el rosa Barbie —tan hip hoy (gracias, Greta Gerwig y Margot Robbie)— y la inspiración en las estrellas pop Taylor Swift o Sia, y más indies como Lana del Rey.
Pero la ficción del ayer también aportó, roles como El cisne negro, de Natalie Portman, y la reinterpretación de Sofia Coppola de la reina más odiada en la historia, en 2006, contribuyeron a este renacer Coquette, antecedido por el hot girl summer y su hashtag #VSCOGirl, cuya filosofía es que “hay que pasarlo simplemente genial”.
La lectura es parte también de este movimiento y quién más que Jane Austen u Ottessa Moshfegh son las autoras favoritas, que se suman a looks en los que los lazos se combinan con simples playeras blancas, que toman otro sentido, el uso de corsé, las ya populares Mary-janes (2022), brillos o estampados de animalitos, todo muy cute.
A Romney Ellen, quien ayudó a de nuevo popularizar este trend, le gusta ver la fusión entre el #Regencycore, de Gran Bretaña del siglo XIX, con elementos del ballet, a los que se agrega toda una forma de experimentar la vida, con la compra de antigüedades, lo que se lee o se ve en el streaming.
Subrayando lo femenino
En esta forma de ser, vestir y actuar lo femenino se exalta en cada oportunidad y las mujeres se sienten muy cómodas con ello; el fenómeno es inclusivo, no importa la raza, la edad o el sexo para formar parte de la tendencia, que además se niega a sexualizar la inocencia de la que nace.
Así se hace desde este movimiento un reclamo a los personajes híper femeninos, sexualizados durante años por la visión masculina, con el propósito de regresarles “la luz con las que fueron concebidas”, como las ninfas. También hay un poco de evasión o el escapar de la era en la que hay que ser productivo en todo momento y lugar.
En días en los que convivir con la naturaleza, sembrar árboles, disfrutar de los espacios abiertos y abrazar la conciencia ambiental son cada vez más una prioridad, el Coquette resurgió para ofrecer una especie de “refugio” romántico, tierno, en colores pastel y lleno de moños, frente a la dureza de la vida ordinaria.
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