¿Una perrita escondida en el Palacio de Bellas Artes? Conoce su historia
Muy pocos la han visto, pero la perrita del Palacio de Bellas Artes tiene muchos años viviendo ahí y detrás de ella existe una gran historia.
Por: Karla Peckerman
¿Habías visto a la perrita del Palacio de Bellas Artes? Su nombre es Aida, de la raza setter y aunque vive ahí desde la creación de la famosa construcción, muy pocos han notado su existencia.
Y no, no se trata de una perrita real, al menos no actualmente, pues hace muchos años sí existió. Hablamos de la escultura que fue hecha en su honor y quedó plasmada en el famoso palacio.
Así llegó Aida a México
Resulta que el por ahí de 1889, llegó a México el arquitecto italiano Adamo Boari, a quien contrató el gobierno de Porfirio Díaz para construir el edificio del parlamento mexicano, pero este no llegó solo, pues trajo consigo a Aida, su perrita y compañera de andanzas.
La obra por la que vino al país al final le fue negada para dársela a Emilio Dondé, y como “premio de consolación” Díaz le encargó una estatua ecuestre que nunca llegaría a realizar.
Boari no se quedó con los brazos cruzados y usando sus dotes diplomáticos, afianzó una amistad con el ministro de Hacienda José Yves Limantour. Gracias a ello consiguió que el gobierno porfirista le diera la construcción del Palacio de Correos y el nuevo Teatro Nacional, que después se convertiría en el Palacio de Bellas Artes.
Fue justo en este último en el que Boari tuvo más libertad para sus ideas, así que le encargó a su amigo Gianetti Fiorenzo que esculpiera en el mármol exterior del teatro flora y fauna mexicana: monos, lobos, serpientes, chivos, jaguares, así como girasoles, flores de ocote, piñas y más.
Aida, la perrita del Palacio de Bellas Artes
Durante la construcción del Palacio de Bellas Artes, ocurrió una terrible desgracia, pues Aida, quien siempre acompañaba a Adamo a las obras, falleció. La pérdida dejó desolado al arquitecto y, para rendirle homenaje a su compañera, pidió al escultor que hiciera dos rostros de su mascota para colocarlos en una de las dos puertas laterales del frente del palacio.
Aida es el único animal, de todos los que están esculpidos en los muros de la monumental obra, que no forma parte de la fauna mexicana, pero sí de la historia del recinto.
Así que la próxima vez que andes por el Palacio de Bellas Artes, no olvides voltear hacia arriba y saludar a la querida Aida, quien le debe su nombre a la ópera de Giuseppe Verdi.
Cuéntanos si ya habías visto a la perrita escondida del Palacio de Bellas Artes y cómo la descubriste.
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