¡Pásele, güerita! Estos son los mercados abiertos más antiguos de la CDMX
El de San Juan, La Merced, La Paz y la Lagunilla son los mercados más antiguos de la CDMX. ¡Pásale a conocer su historia!
Por: Paola Loera
¡Pásele, güerita! ¿Qué va a llevar? Pruébele sin compromiso”. Cuando se trata de hacer la despensa —especialmente si hablamos de frutas, verduras y legumbres— una de las mejores opciones de compra son los mercados. Estos espacios congregan la selección de productos de temporada, artículos para el hogar, flores e incluso ropa. Hoy en día los encontramos casi en cada esquina, ya que la mayoría de las colonias cuenta con uno para abastecer los hogares chilangos. Pero esto no siempre fue así. ¡Vamos a darnos un clavado por la historia de los mercados de la CDMX y a averiguar cuáles son los más antiguos!
Contexto, plis: De mercados voladores a sitios establecidos
La tradición de vender en espacios específicos data de la época prehispánica. En aquel entonces existían plazas cerca de las acequias o canales importantes, donde se desplegaba un abanico de colores, sabores y aromas provenientes de toda la ciudad. Esta forma de comercio permaneció al menos hasta el siglo XVIII, cuando incluso comenzaron a formalizarse estos lugares: el área era delimitada y algunos puestos se colocaban diariamente en el mismo lugar, pero las condiciones de higiene dejaban mucho que desear.
Los mercados más importantes eran el de El Volador —ubicado al sur de Templo Mayor, donde se encuentra la Suprema Corte de Justicia— y el de Tlatelolco —en el barrio que lleva el mismo nombre—. Además, estaba El Parián —ubicado en lo que hoy en día es la plaza del Zócalo—. Sin embargo, con el crecimiento urbano y la nueva organización post Conquista dejaron de existir, no sin antes haber dejado la semilla para nuevos espacios comerciales que abastecieran la ciudad.
A finales del siglo XIX había doce tianguis flotantes —es decir, que no eran fijos—. Se ubicaban en diversos puntos de la ciudad y entre ellos destacaban el de San Cosme, el Martínez de la Torre, en la colonia Guerrero y el Baratillo en Tepito. Mientras tanto, los mercados establecidos encargados de abastecer a toda la Ciudad de México eran tan sólo cuatro. Pese a los esfuerzos realizados por el gobierno, estos no podían satisfacer las necesidades de toda la población. Lo anterior se consideraba un problema ya que —según las Memorias del Departamento del Distrito Federal— esto propiciaba el comercio en la vía pública e impedía el buen tránsito.
De esta forma comenzó el ambicioso proyecto de edificar mercados de abasto en algunas de las zonas más concurridas– Además, comenzaron a remodelarse los mercados más antiguos de lo que actualmente es la CDMX. Seguramente en tu cabeza tienes una idea de cuáles son estos. ¡Vamos a recorrer la ciudad, de norte a sur, para echarle un ojo a los mercados con más de cien años de historia en la Capirucha!
Los mercados más antiguos que puedes visitar en CDMX
Mercado de San Juan (desde 1849)
El mercado de San Juan es como pocos. Tiene una oferta gastronómica tan amplia que hasta carne de león puedes comprar. Además, se especializa en productos gourmet, importados y exóticos. Aquí encontrarás cualquier ingrediente que necesites para tus recetas.
Aunque el mercado abrió sus puertas desde 1849, esta zona ha tenido un giro comercial desde la época prehispánica. El barrio de Moyotla, como se le conocía, era uno de los lugares más populares para llevar a cabo el trueque de alimentos y plantas medicinales gracias a la acequia que corría por aquí. No existía un espacio delimitado, sino que se llevaba acabo sobre las embarcaciones o en los alrededores de la acequia, colocando los productos en el suelo como en los tianguis. Con la Conquista comenzaron a venderse productos del viejo continente, así como ultramarinos, por lo que se decidió delimitar mejor el área del mercado para garantizar la higiene.
Fue hasta 1849 cuando se construyó el Mercado Iturbide, un espacio techado y cerrado con 108 puestos para el comercio de productos. Asimismo, a las afueras continuaban algunos puestos voladores, los aguadores y cocineras ofreciendo a la antigüita. El inmueble no duró mucho ya que Porfirio Díaz mandó a demolerlo en 1899 para construir una obra mucho más moderna y amplia que también tuvo corta vida. Para 1955 el mercado fue reubicado en lo que había sido la bodega de la Cigarrera de El Buen Tono y rebautizado con el nombre de Ernesto Pugibet —el que conocemos hoy en día— y el cual recibió los ingredientes traídos por inmigrantes asiáticos y europeos.
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Mercado de La Merced (desde 1863)
Considerado uno de los mercados de abasto más grandes de la CDMX, La Merced es también uno de los más antiguos. Cuenta con una enorme nave dedicada a los dulces cristalizados y pasillos que se entretejen como laberintos llenos de aromas varios. Además, tiene un conjunto de naves y anexos que conforman una interesantísima zona comercial con más de cuatro siglos de vida. No obstante el mercado como tal tiene apenas unos cuantos años de existencia.
En 1863, en la parte demolida del convento de la Merced, se construyó una nueva plaza de mercado pensada para abastecer a la creciente ciudad. Al igual que San Juan, los puestos se encontraban a las orillas de las acequias, acomodados sobre petates y bajo la sombra de jacalones —algo poco organizado y con nulas medidas de salubridad—. Intentando ordenar la zona, en 1880 se inauguró un mercado utilizando las ruinas de la antigua iglesia. Poco a poco comenzaron a llegar nuevos comerciantes, incluyendo extranjeros recién llegados de otros países. La nueva traza urbana, el aumento del comercio en la zona y la apertura de fábricas pronto hicieron insuficiente el inmueble. Por ello, se le reubicó hacia el lado oriente del Anillo de Circunvalación.
La inauguración se realizó en 1957 como parte de un proyecto diseñado por los arquitectos Mario Pani y Enrique del Moral. Este mercado contaba con siete estructuras distribuidas en 500 mil metros cuadrados que albergaban a alrededor de 5,825 comerciantes. Todo era risas y diversión hasta que en 1988 un incendio consumió dos tercios del mercado. Algunos comerciantes fueron reubicados en la Central de Abastos, que había sido inaugurada en 1960. En 2014 ocurrió u nuevo siniestro. Sin embargo el mercado resiste principalmente gracias a la organización de los locatarios que protegen su patrimonio.
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Mercado La Paz Tlalpan (1898)
¿Y qué comían al sur de la capital? Aunque los asentamientos en el sur eran menores, también era una zona importante. Sobre todo a finales del siglo XIX, Tlalpan se convirtió en una zona de casonas de descanso, con haciendas y ranchos que movían el comercio de la zona. Por esto en 1898, por decreto de Porfirio Díaz, se mandó edificar un mercado en el centro de la delegación. El Mercado La Paz es el único de la época que conserva su estructura original. Aunque cuenta con con algunas remodelaciones, el inmueble es el mismo que hace más de 120 años.
Su inauguración se llevó a cabo un 20 noviembre de 1900. El listón lo cortó el mismísimo Porfirio Díaz. ¡Wow! Aquí encuentras los productos tradicionales del mercado como frutas, verduras, embutidos, carnesy comida preparada. También hay piñatas, artesanías, flores, hierbas medicinales y más. Por supuesto, se come bien con poco dinero, pero lo más chido es el taco de ojo con su arquitectura porfiriana.
El mercado fue construido con materiales de los pueblos aledaños: San Andrés Totoltepec dio la cantera gris, Tlalpan los ladrillos y la piedra volcánica y los pueblos del Ajusco proporcionaron la madera. Al centro contaba con una fuente decorada por cabezas de leones labradas, pero en los años cincuenta fue retirada para dejar espacio para más locales. En esta época también pasó por una remodelación ya que algunas vigas del techo necesitaban mantenimiento. Fuera de eso, se mantiene intacto.
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Mercado de la Lagunilla (desde 1905)
Finalmente, otro de los mercados más antiguos de la CDMX es el de La Lagunilla, cuyos orígenes se remontan a época prehispánica. Durante la época prehispánica, el tianguis de Tlatelolco fue uno de los más grandes e importantes de la época, aquí encontrabas de todo. Según el cronista Fray Bernardino de Sahagún, se vendían frutas, verduras, especias, plumas y una que otra gema preciosa. Durante muchos años fue uno de los principales sitios de abastecimiento y de los lugares que más impresionaron a los españoles durante la Conquista. Y aunque hoy en día no existe como tal, queda un mercado que nació de las entrañas de este: el de La Lagunilla.
Desde la época prehispánica ha existido el comercio en la Lagunilla gracias a las acequias que la conectaban Tlatelolco y abastecían la zona norte y poniente de Tenochtitlán. Con el paso del tiempo y la nueva traza urbana durante la Colonia comenzó el proceso de desecación de las acequias y de la Lagunilla de Texcoco, dejando únicamente un pequeño mercado sobre ruedas. Fue en 1905 que se decidió edificar el antiguo mercado de la Lagunilla, un espacio techado creado para erradicar el comercio en las calles. Aunque inicialmente el mercado ayudó a mejorar el aspecto de la colonia, no fue suficiente y el comercio informal pronto comenzó a crecer.
“Los puestos están arreglados de la manera más propia para las mercancías que se expendan; a los lados están los puestos de legumbres y los destinados a huevos, semillas y patatas, y otro para aves y pescados”, se publicó en el periódico El Mundo tras su inauguración. Años más tarde, se decidió cambiarlo de lugar y agregar una nave especializada en telas y ropa y otra más para muebles. De esta forma comenzó la tradición chacharera del mercado, ya que hoy en día es más famoso por las curiosidades que uno puede comprar aquí.