Cuando la Ciudad de México quedó bajo la nieve
El 11 de enero de 1967 se registró la más reciente nevada en la Ciudad de México, tiñiendo de blanco el Zócalo, Chapultepec y Reforma.
Por: Edgar Segura
Hoy en día resulta inverosímil para los chilangos pensar en una nevada en la Ciudad de México. Sin embargo, la caída de nieve no fue un fenómeno desconocido para los capitalinos durante los primeros años del siglo XX. Se tiene registro de al menos 3 ocasiones en que la ciudad quedó cubierta de blanco, La primera ocurrió incluso antes de la Revolución, en 1907, y la segunda tan solo 13 años después, en 1920. Posteriormente, tuvieron que pasar 47 años para que volviera a nevar en la capital, en 1967.
Es precisamente de esta última ocasión de la que se tienen más registros históricos. La prensa logró captar bellas fotografías de las calles principales y monumentos históricos de la ciudad cubiertos de blanco. En muchas incluso aparecen personas jugando en la nieve y disfrutando de un espectáculo natural que, en su mayoría, solo pudieron ver una vez en la vida. Sin embargo, este acontecimiento también tuvo su lado oscuro para una ciudad a la que tomó desprevenida.
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¿Cómo fue la nevada de 1967 en la Ciudad de México?
En enero de 1967 se reportó la entrada de una masa de aire polar al norte de la República. Esta se combinó con un sistema de baja presión que ocasionó que comenzara a nevar en los estados de dicha región desde el 9 de enero. La noticia no sorprendió a nadie, puesto que las nevadas en esa zona del país eran relativamente comunes. Sin embargo, la masa de aire polar comenzó a avanzar en dirección al sur y 2 días después llegó al centro del país.
La madrugada del 11 de enero de 1967, entre las 2 y las 4 a.m., comenzó la nevada en la Ciudad de México. La nieve cayó en lugares como Paseo de la Reforma, Chapultepec y el Zócalo, entre otros, donde una delgada capa de entre 5 y 8 centímetros cubrió el piso, así como los techos de efdificios y monumentos históricos, como el Ángel de la Independencia, Bellas Artes, la Diana Cazadora y el Monumento a la Revolución.
Por otro lado, en zonas altas como San Ángel o el Ajusco la nieve alcanzó entre 60 centímetros y un metro de altura de acuerdo con la CONAGUA. Como la nevada ocurrió durante la madrugada, el espectáculo sorprendió a los capitalinos, quienes al despertar no solo se toparon con la capital cubierta de blanco, sino también con una temperatura de 4 grados centígrados bajo cero. Aunque la mayoría de los sistemas de transporte pudieron seguir operando, ese día se suspendieron las clases y muchos niños aprovecharon para salir a jugar con la nieve.
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La ciudad no estaba preparada
Pero aunque algunos pudieron cumplir su sueño de jugar en la nieve, lo cierto es que la nevada tomó desprevenida a la Ciudad de México y a buena parte del país. Se estima que casi el 50 por ciento del territorio nacional —los estados del norte y centro de la República— recibieron nieve. Esto causó un número estimado de 40 muertes. Algunas de las defunciones se debieron a la hipotermia, mientras que otras a la intoxicación con monóxido de carbono producto de las emanaciones de los anafres que encendieron en algunos hogares para hacer frente al frío. Para otros, la baja temperatura fue un problema debido a que no contaban con ropa lo suficientemente abrigadora para salir a la calle.
Asimismo, la ciudad quedó incomunicada por unas horas debido a que la acumulación de nieve causó el bloqueo de carreteras como la México-Cuernavaca, así como el falló de las líneas de luz y de teléfono.
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¿Podría volver a nevar en la Ciudad de México?
Pero sin duda, para quienes gozaron de un refugio caliente durante la madrugada y tuvieron ropa abrigadora para salir durante el día, se trató de un espectáculo único. Y es que es muy difícil volver a ver las calles de la Ciudad de México cubiertas con nieve.
En 1967 se combinaron una masa de aire polar con una temperatura muy baja y un clima inusualmente húmedo. Por el contrario, la CDMX tiene temperaturas más altas. Además, se encuentra rodeada de cadenas montañosas que impiden la llegada de aire húmedo.
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