Momias, tumbas y otros secretos de la Iglesia de Santo Domingo en CDMX
La Iglesia de Santo Domingo en CDMX cuenta con asombrosas leyendas y extraños acontecimientos históricos. ¿Ya la conoces?
Por: Karen Delgado
Con una historia que se remonta a los tiempos de la Conquista, este sitio se ha convertido en uno de los más emblemáticos y legendarios de la capital: Hablamos de la Iglesia de Santo Domingo en CDMX, la cual esconde maravillosos y extraños relatos a través de su plaza principal, sus muros y capillas. Aquí te contamos todo lo que debes saber sobre este recinto antes de tu próxima visita.
Historia de la Iglesia de Santo Domingo en CDMX
Ubicado a unos cuantos pasos del Zócalo capitalino, este templo constituye el último remanente del imponente Convento de la Orden de Santo Domingo, uno de los más importantes de su tiempo. Esta institución religiosa comenzó instaurando un pequeño santuario por allá del año 1530, cuando recién finalizaba el proceso de la Conquista.
No obstante, fue necesario reconstruirlo entre 1556 y 1571 con la finalidad de ampliar las capillas del templo y de brindar mayor espacio a los frailes de la orden. Por su parte, quedó despejado el espacio frontal de la Iglesia que corresponde a la plaza de los escribas y que, según dicen, era el lugar donde se erigían las casas de Cuauhtémoc.
Aunque el recinto religioso prosperó por varios años, también sufrió importantes daños en 1629, cuando la ciudad atravesó una severa inundación que se extendió por cinco años. Fue así como se decidió llevar a cabo una nueva reconstrucción en el siglo XVIII. Esta vez, el diseño corrió a cargo de Pedro de Arrieta con un destacado estilo barroco novohispano. Esta renovación le brindó la forma y proporción que podemos contemplar hasta la fecha.
El convento, que había sobrevivido a inundaciones y otros desastres naturales, se perdió prácticamente en su totalidad en los tiempos de la Reforma. En efecto, las fuerzas políticas anticlericales ordenaron la demolición del recinto para dar paso a la vía que hoy conocemos como Leandro Valle.
A pesar de estas profundas reducciones, el templo de Santo Domingo aún conserva el brillante trabajo interior realizado por Manuel Tolsá, quien se encargó de brindarles un estilo neoclásico a los altares de la iglesia. Además, resguarda piezas de alto valor artístico, como la pintura La lactación de Santo Domingo de Cristóbal de Villalpando.
Momias, tumbas y otras historias del lugar
Con tantos siglos de historia, no es de sorprender que esta iglesia se haya convertido en el centro de diversas leyendas urbanas y acontecimientos relevantes del país. Un ejemplo de ello es su función como última morada de personajes históricos, ya que en su interior fue enterrado Tlacahuepantzin Yohualicahuacatzin, mejor conocido como Pedro de Moctezuma (es decir, el hijo de Moctezuma II).
En el mismo recinto también fueron colocados los restos de un destacado héroe de la independencia nacional. Nos referimos a Fray Servando Teresa de Mier, el sacerdote y pensador que logró escapar de prisión innumerables veces y que participó en las reuniones de la Constitución de Cádiz. En su honor se conserva una placa conmemorativa al costado de la iglesia.
Pero sin duda, la historia más peculiar de este templo sucedió en el año de 1861, cuando los movimientos reformistas consiguieron derribar el muro del atrio que rodeaba el inmueble. Tras destruir esta sección, se encontraron cerca de una docena de cuerpos momificados por causas naturales, cuyos orígenes se desconocen.
La desaparición de las momias
Naturalmente, este hallazgo causó gran revuelo en la capital, especialmente porque se pensaba que eran restos de víctimas de la Inquisición o que habían sido personas enterradas vivas (por la expresión aterradora de sus rostros). No obstante, todo parece indicar que se trataba de cuerpos de frailes, además de los restos del mismísimo Fray Servando.
Sea como fuere, lo cierto es que estas momias se convirtieron en una curiosa atracción de la capital hasta que un día, sin más, desaparecieron. Todo parece indicar que fueron vendidas y exhibidas como diversión en actos circenses en distintas partes del mundo; desde entonces, no se ha vuelto a tener certeza de su paradero.
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Por otra parte, el complejo arquitectónico de Santo Domingo fungió como prisión para el político hondureño José Cecilio Díaz del Valle durante los tiempos de Iturbide.
Ya en la actualidad, tanto la plaza como el templo sufrieron daños por los sismos de 2017; sin embargo, aún conservan su aire colonial y se han convertido en escenario de diversas series y producciones fílmicas.
Cuéntanos, ¿ya conocías la fascinante historia de la Iglesia de Santo Domingo CDMX? Lánzate a recorrerla en tu siguiente visita por el Centro Histórico. Si quieres saber más sobre las leyendas y secretos de nuestra capital, no te vayas sin echarle un ojo a: El templo de La Profesa, un recinto histórico con joyas novohispanas.