Una de las zonas más bellas y llenas de historia de la ciudad está escondida entre grandes avenidas. Conoce la historia de la colonia Chimalistac.
Ubicada al sur de la Alcaldía Álvaro Obregón, la colonia residencial Chimalistac cuenta la historia de un pueblo prehispánico, un fraccionamiento del siglo XIX y la preservación del siglo XXI. Y es que desde el 2012 Chimalistac es reconocido como patrimonio tangible e intangible de la ciudad y, como tal, se mantiene bajo la protección del INAH, brindándonos así la sensación de ser un espacio detenido en el tiempo. Hoy te contamos su historia.
La historia de Chimalistac
Chimalistac, que viene de las palabras náhuatl Chimalli, ‘escudo’ e iztac ‘blanco’, formaba parte del asentamiento Coyohuacan. Este territorio pasó de las manos de los tepanecas al dominio de Tezozómoc, señor de Azcapotzalco y posteriormente de su hijo Maxtla, hasta que pasaron a ser tributarios de la Triple Alianza de Texcoco, Tenochtilan y Tlacopan, antes de la conquista.
Con el paso de los años, hacia el siglo XVI se construyeron puentes que permitían el paso del río Magdalena; a su alrededor se ubicaron conventos, colegios y viviendas, entre ellos el Colegio del Carmen y las Huertas del Convento. Aunque no se tienen fechas exactas de la fundación de lo que hoy conocemos como San Sebastián Chimalistac, de acuerdo con el INAH, “parece que la primera ermita de adobe se construyó durante el gobierno de Juan de Guzmán Itztolinque (1525 a 1569)”, ya que hacia fines del siglo XVI, la primera capilla estaba terminada.
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Los monumentos de Chimalistac
Chimalistac alberga 12 construcciones catalogadas como monumentos históricos por el INAH, entre ellas se encuentras las siguientes que puedes visitar los 365 días del año:
Calles detenidas en el tiempo
Una de las características más impresionantes de Chimalistac es el aire de detenido en el tiempo en su arquitectura. Entre sus calles empedradas y las casas y monumentos con cientos de años de antigüedad, te sorprenderás por entre su silencio y calma. Además, puedes caminar por las decenas de callejones y tomarte fotos increíbles de pasada.
Capilla abierta de San Sebastián
Una de las pocas capillas abiertas en la ciudad, ésta cuenta con características asincrónicas que la hacen totalmente única y que, como tal, ha fascinado a cientos de historiadores a lo largo de los años. Entre los detalles se encuentran las modificaciones que se le han hecho a lo largo de los años, entre ellos la fachada que fue alterada por última vez en los años 70 del siglo pasado y el retablo que fue heredado de otra iglesia, la de la Piedad que fue demolida en 1935.
Cruz atrial
Ésta se encuentra en el mismo lugar desde que fue colocada en el siglo XVI, delante de la capilla. Según investigaciones del INAH la cruz parece haber sido concebida para semejarse al tronco de un árbol debido a su forma semiesférica y a los detalles de naturaleza en su escultura.
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Plaza Federico Gamboa
La Plaza Federico Gamboa, antes conocida como Plaza Chimalistac toma su nombre en memoria del gran escritor mexicano que brindó a la narrativa mexicana su gran novela, Santa. En honor a su trabajo literario, a su amor por el sur de la ciudad y a la importancia de Santa como manifiesto cultural de la vida en la capital, se nombró una calle y una plaza en su honor. En la plaza puedes encontrar un busto y una leyenda sobre el autor.
Puente del púlpito
Donde alguna vez pasó el Río Magdalena, cuya agua ha pasado a vivir entubada o a irse secando de a poco, se encuentra el famoso Puente del Púlpito. A lo largo de la calle Paseo del Río encontrarás jardines bellísimos abiertos al público. Si lo deseas puedes subir a los puentes y ver las ilustraciones que se encuentran a lo largo de la calle que representan cómo se vio alguna vez Chimalistac por allá de los siglos XVI a XIX.
Visita Chimalistac
La encuentras delimitada al norte por Av. Miguel Ángel de Quevedo, al sur y este por Paseo del Río y al oeste con Av. Insurgentes.
¿Quieres conocer más lugares con historia al sur de la ciudad? Te invitamos a darte un rol por la Alameda del Sur.