Los cacahuates japoneses tienen su origen en el barrio de La Merced
Les has puesto salsa y limón, pero ¿sabías que los cacahuates japoneses tienen su origen en el barrio de La Merced?
Por: Majo Martínez
El origen de los cacahuates japoneses es una historia que la banda aficionada de las botanas debería tener bien dominada. Porque aceptémoslo, comer es más rico cuando se dispone del conocimiento gastronómico que hay detrás, en específico de esta botana chilanga. Primero, vamos a sondear: responde de forma honesta… ¿Cuántos años tenías cuando te enteraste que los cacahuates japoneses eran mexicanos? ¿Cómo es que son un invento originario del barrio de la Merced? ¿Qué tiene que ver el cantante Yoshio en todo esto? ¿Cómo se relaciona esta historia con la Segunda Guerra Mundial? Muchas preguntas y pocas respuestas, pero ya no más. Sigue leyendo para conocer la historia del origen –casi desconocido– de los cacahuates japoneses, orgullo del barrio La Merced. Ahora sí que ¡saca la botana para indagar más en esta historia!
Si tu elevado sentido de curiosidad te distinguía desde la infancia, seguro te generaba confusión lo siguiente: ¿Por qué una botana japonesa se vendería como golosina chilanga? ¿Qué tenían que ver los japoneses en la manufactura de estos crujientes cacahuates? ¿Por qué los cacahuates no tenían ojitos orientales si eran japoneses? ¿Lo ves? Hay mucha tela de donde ‘cacahuatear’ en esta historia.
Un cacahuate japonés bien chilango
Se sabe que aquí le ponemos limón hasta al pan, y tus cacahuates no son la excepción. Seguro siempre los pides con salsa de la que pica y con media rodajita de limón extra. Pero, ¿sabías que… décadas atrás a un visionario se le ocurrió incorporar harina y soya? Fue en 1945 cuando Yoshigei Nakatani, un inmigrante japonés quien vivía en la Ciudad de México –y trabajaba como obrero en una fábrica de botones de conchar nácar– le agregó a sus cacahuates una pasta hecha con harina y soya. Sí, quizá para esa época esto sonaba raro pero más tarde su innovación revolucionaría el mercado de las botanas chilangas.
No pasó mucho tiempo antes de que comenzara a vender este tipo de cacahuates en el barrio de La Merced. ¡Y de ahí al estrellato de las botanas! Tal fue su éxito que en 1975 fundó la marca de cacahuates japoneses llamada “Nipón”, palabra que proviene de “Nihon” y que significa “el origen del sol” o “donde el sol nace” y que se traduce simplemente como “la tierra del Sol Naciente”.
Los ingredientes originales de los cacahuates japoneses marca “Nipón” –mismos que aun se utilizan para la manufactura de esta botana– incluían también cítricos y un poquito de azúcar. ¡Sí, por eso te saben un poquito dulces! Aunque el éxito de los cacahuates “Nipón” del señor Nakatani no bastó. El lado no tan dulce de esta historia es que el genio detrás de esta invención crujiente nunca logró obtener una patente que lo acreditara como el inventor de esta botana. Fue así que en la década de los años 80 las marcas más famosas de chucherías en México lanzaron cada una su propia marca de cacahuates japoneses.
¿Moraleja? Si en algún momento tienes la fortuna de que la inspiración botanera te roce y terminas por inventar una botana visionaria… por favor, que no te de el “Síndrome del impostor” y patenta tu producto.
“Yoshio” y más de esta historia crujientemente ‘mexi-japonesa’
Aun no terminamos de contarte la historia de esta botana. Y lo que sigue es un poquito triste porque tiene que ver con el cantante ochentero “Yoshio” (Ciudad de México, 1959). Hace dos años, en plena pandemia, Yoshio, tras haber sido hospitalizado por complicaciones graves de COVID-19, murió a los 70 años tras haber luchado por su vida durante esos 12 días en el hospital. Y, te preguntarás seguramente, ¿qué tiene que ver Yoshio con los cacahuates japoneses?
Pues el chisme está en que… Yoshio, cuyo verdadero nombre era Gustavo, ¡era el hijo del señor Nakatani! Sí, el mismo que inventó los cacahuates japoneses en La Merced (de quien ya te contamos previamente). El nombre completo del conocido cantante de la década de los ochentas era: Gustavo Nakatani Ávila. Y aunque no tenga mucho que ver con la historia de los cacahuates japoneses, no estás para saberlo, ni nosotros para contarlo pero, en palabras de Yoshio, cuenta que su mamá y su papá se conocieron porque era ella quien lavaba la ropa de la familia del señor Nakatani ¡y se veían en la azotea para romancear!
Seguramente en esas citas de azotea había muchos cacahuates japoneses ya, o por lo menos la idea de crearlos. O quién sabe si hasta el nombre de la marca de esta botana se le ocurrió a la mamá de Yoshio… eso no podemos saberlo. Lo que sí aseguró el cantante, en una de sus tantas entrevistas, fue que la verdadera historia de los cacahuates japoneses y su padre el señor Nakatani se originó cuando intentó imitar la receta de algunas botanas originarias de Japón.
Yoshio no se dedicó al negocio familiar porque escogió la cantada y la artisteada, fue así que en 1981 ganó el festival de la canción OTI con la canción “Lo que pasó, pasó” (no, no es la canción de reguetón) ganando así popularidad no solo entre el público mexicano sino también en el japonés.
Guerra mundial, la historia jamás contada de los cacahuates japoneses
Esta historia tiene más que ver con una marca de cacahuates en particular que definitivamente conoces: los “Nishikawa”. El señor Nishikawa originario de Kumamoto, Japón, llegó a México, específicamente a Mexicali, Baja California, en 1928 buscando nuevos horizontes… y el amor. Así conoció a la señora Yonemoto, quien era originaria de Hiroshima, Japón, para finalmente contraer matrimonio con ella en 1930. Tuvieron 4 hijos: Sumiko, Fusako, Kimie y Yoshiaki.
Pues bueno, fue en tiempos de guerra, después del ataque a Pearl Harbor en 1941, cuando los integrantes de la comunidad japonesa que vivían en Mexicali y algunas ciudades cercanas a Estados Unidos tuvieron que trasladarse por seguridad como refugiados al terreno prestado por el señor Matsumoto en Zumpango, Estado de México. Así, la familia y el señor Nishikawa llegaron a Zumpango, en donde trabajó como jardinero para el señor Matsumoto hasta que concluyó la Segunda Guerra Mundial.
Pero había un problema: tiempos difíciles y falta de trabajo. Aunque no pasó mucho tiempo para que el señor Nishikawa decidiera establecer un negocio, sí, lo adivinaste: el negocio de los cacahuates. Esta versión de la historia cuenta que fue él quien innovó la receta de un amigo japonés quien vivía en Brasil. Hasta que finalmente en 1957 creó el cacahuate japonés estilo Nishikawa con una cobertura crujiente sabor a soya. Pero esta historia no se detiene aquí. Años más tarde conocería a “Jesús” quien regresó de Japón después de haber peleado como soldado militar en el país asíatico. Cuando Jesús llegó a México conoció a Fusako, su esposa, ¡y la hija del señor Nishikawa! Fue aquí cuando el negocio se quedó en familia. Sabías que… la versión oficial de esta marca de cacahuates señala que “Nishikawaes la primera empresa registrada oficialmente en México de cacahuate estilo japonés”.
Pero la historia no termina aquí porque también hay un poquito de ironía en todo esto. A que no adivinas cómo se le conoce a los cacahuates japoneses en Japón. Allá en el país del sol naciente les llaman “cacahuates mexicanos”.