La Academia de San Carlos y los artistas que vio nacer
La Academia de San Carlos es un espacio de creatividad y expresión que recibió en sus pasillos a grandes del arte como Diego Rivera.
Por: Montse Quintana
La Academia de San Carlos abre sus puertas en 1781 en honor del entonces Rey Carlos III. Se construyó con la finalidad de ser un espacio dedicado al estudio de las Bellas Artes, convirtiéndose en la primera escuela de arte en América.
Al principio se encontraba en el edificio de la Real Casa de Moneda, hoy Museo Nacional de las Culturas. Más adelante el Hospital del Amor de Dios en el Centro Histórico se volvió su sede definitiva.
En aquel entonces llevaba el nombre de la Real Academia de las Tres Nobles Artes de San Carlos. Esto fue debido a que existían tres principales disciplinas que eran estudiadas en este lugar: pintura, escultura y arquitectura. Durante los siglos XVIII y XIX las lecciones estaban muy apegadas a las corrientes artísticas europeas.
Asimismo, se pretendía que el espacio funcionara como escuela de grabado. Jerónimo Antonio Gil, Grabador Mayor de la Casa de Moneda, se convirtió en el primer director general de la escuela por esta razón.
Muchxs de lxs maestrxs también eran artistas que venían del Viejo Continente. Los españoles Manuel Tolsá y Rafael Ximeno llegaron a ser directores de escultura y pintura, respectivamente.
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Se acaban los días de gloria
Este instituto no contaba con un gran apoyo económico por parte del consulado. Cuando la Guerra de Independencia dio inicio la cosa se complicó aún más. Como resultado de esto tuvieron que cerrar sus puertas temporalmente.
Es hasta 1843 que se retoman completamente las clases con la ayuda de Antonio López de Santa Anna. A través de la lotería nacional se obtuvieron los recursos para cubrir sus gastos.
En 1852 se lleva a cabo una importante remodelación a cargo de Javier Cavallari. El entonces director de la escuela de arquitectura decidió darle un estilo renacentista italiano al inmueble. De igual forma, colocó seis medallones alusivos a Jerónimo Antonio Gil, Carlos III, José Bernardo Couto, Manuel Tolsá, Miguel Ángel y Rafael.
A finales del siglo XIX las mujeres pudieron integrarse como alumnas de la Academia. Posteriormente, la escuela pasa por un periodo de modernización con la llegada del siglo XX. Es en esta misma época que empiezan a aparecer algunas de las personalidades más grandes del arte mexicano en la historia de esta institución.
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El segundo aire de la Academia de San Carlos
Debido a la Revolución Mexicana tuvo que mantenerse cerrada durante un tiempo para después reabrir con un nuevo nombre: Escuela Nacional de Bellas Artes. Además, fue incorporada a la UNAM en 1910.
Entre 1903 y 1912 el arquitecto Antonio Rivas Mercado ocupó la dirección de este espacio cultural. Él mismo le consiguió una beca a Diego Rivera para que pudiera continuar en Europa sus estudios de pintura.
Rivas Mercado fue retirado de su cargo a raíz de una huelga en su contra. Los alumnos consideraban que tenía una mentalidad muy cerrada y exigían un cambio en la estructura de la Academia. Se dice que incluso lo apedrearon en forma de protesta. Uno de los principales impulsores de este movimiento fue Gerardo Murillo (Dr. Atl), quien impartía clases en ese momento.
Un dato interesante es que en 1913 se terminó de construir el domo de hierro y vidrio que ha caracterizado a este recinto por su estilo art nouveau. Esto también marcó el inicio de una era moderna a nivel curricular.
Algunos de los estudiantes que más destacaron a lo largo de la historia de esta escuela fueron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros. Así como Rufino Tamayo, Luis Coto, Saturnino Herrán, Jesús Contreras, José María Velasco, entre otrxs.
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¿Qué fue de la Academia de San Carlos?
En 1929 se dividió en la Escuela Central de Artes Plásticas y la Escuela Nacional de Arquitectura. El edificio hoy es ocupado por la División de Estudios de Posgrado de la Facultad de Artes y Diseño (UNAM). Aquí también podrás encontrar exposiciones temporales y la exhibición de parte del acervo de este histórico instituto.
La ahora llamada Antigua Academia de San Carlos fue cuna de grandes pintores, escultores y arquitectos. A pesar de las distintas transformaciones por las que atravesó México, hoy cuenta con una rica historia que reconoce su importante papel en el desarrollo del arte latinoamericano.