¿Te imaginas el Centro Histórico sin la Catedral Metropolitana? Por mucho tiempo, un político mexicano soñó con tirar a cañonazos este recinto religioso y, en 1857, estuvo muy, muuuy cerca de lograrlo. ¿Conoces este peculiar episodio de nuestra historia? Acomódate en tu asiento, porque hoy te platicaremos sobre la lucha de Juan José Baz contra los templos de la capital.
Juan José Baz contra la Catedral Metropolitana
Todo comenzó allá por el año de 1857, cuando nuestro país promulgó una polémica Constitución que atacaba los privilegios de la Iglesia Católica. En ese entonces, Juan José Baz fungía como Gobernador del Distrito Federal y mostraba “sin pelos en la lengua” su desdén hacia las instituciones religiosas.
Ante estas disposiciones hostiles, la Iglesia decidió responder con fuerza y sentenció a excomunión a quienes juraran sobre dicho documento. Esto puso en jaque a muchas personas de la milicia y del Estado, ya que tenían la obligación de obedecer la Carta Magna a costa de su postura religiosa.
En este ambiente se desarrollaron los eventos del Jueves Santo de 1857, cuando Juan José Baz casi destruye la Catedral Metropolitana. Durante dicha jornada, el presidente Ignacio Comonfort lo había enviado en su lugar para recibir las llaves de la ciudad, ya que a él le habían retirado su invitación; sin embargo, las autoridades religiosas y un grupo de feligreses decidieron cerrarle las rejas al funcionario e impedirle el paso hacia el interior del templo.
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Algunas versiones dicen que la gente se vio obligada a detenerlo, ya que Juan José deseaba entrar con todo y su caballo al recinto; algunas otras cuentan que simplemente cerraron la puerta como una forma de protesta por su postura anti-religiosa.
Como quiera que sea, el político mexicano no detuvo su paso y, para sorpresa de la gente, tiró la reja de la Catedral con ayuda de su caballo. Enseguida se desató el desorden, los golpes y los gritos. Así, los ánimos se caldearon hasta tal punto que Baz ordenó a los cañones apuntar hacia el templo y permanecer atentos a su orden.
La gente, sorprendida por el giro violento de los acontecimientos, le suplicó al gobernador que no disparara contra el templo. Finalmente, Baz frenó su impulso por motivos misteriosos y el ataque quedó sin concretarse. Sin embargo, dicen que el funcionario suspiraba profundamente siempre que volvía a deambular frente a la Catedral, pues pensaba en todo lo que podría hacer en beneficio del pueblo si lograba destruirla algún día.
Campaña de Juan José Baz contra los templos
Pero si crees que este es el fin de la historia, agárrate, porque la guerra de Juan José Baz contra los templos apenas estaba comenzando. Como podrás sospechar, el gobernador nunca pudo concretar su sueño de atacar la Catedral. No obstante, sí logró arrasar con un considerable número de templos chilangos cuando concluyó la Guerra de Reforma y la separación entre la Iglesia y el Estado fue definitiva.
Todavía como mandatario del Distrito Federal, emprendió la tarea de destruir hasta sus cimientos diversos monumentos religiosos chilangos. Algunos de los que se le atribuyen son el retablo original de Santiago Tlatelolco, así como los conventos de San Francisco, Santo Domingo, San Agustín, San Fernando, La Merced, La Concepción y Santa Isabel.
La destrucción de estos inmuebles no solo supuso una pérdida de importantes recintos religiosos, sino también de obras de arte invaluables que se encontraban a su interior, así libros y objetos de destacado valor histórico.
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Su fama para destruir templos aumentó por la increíble rapidez con la que Baz lograba desmantelar estas construcciones religiosas. En efecto, podía tumbar una iglesia entera durante una sola noche aplicando una técnica especial: Colocaba grandes columnas de madera al interior de los recintos y las cubría con brea; posteriormente, les prendía fuego y esperaba a que las paredes colapsaran con el calor.
Actualmente, la historia recuerda a este personaje como un héroe de la democracia, pero también como un destructor y enemigo de la arquitectura. En su honor, nuestra capital colocó un monumento con su nombre en la zona del Centro, el cual es mejor conocido como la Plaza de La Aguilita.
¿Tú qué opinas de la guerra de Juan José Baz contra los templos chilangos? Si disfrutas conocer más relatos increíbles de nuestra historia, no te vayas sin echarle un ojo a: El Batallón de San Patricio: militares de Irlanda que lucharon por México