Con cinco siglos de existencia, la Iglesia de San Juan Bautista en Coyoacán constituye el corazón de este barrio chilango y uno de los templos más hermosos (y antiguos) de la capital. A lo largo de los años, el recinto ha vivido importantes transformaciones y acontecimientos históricos; además, se ha convertido en escenario de algunas leyendas chilangas.
Para que lo recorras en tu próxima visita, aquí te contamos todo lo que debes saber sobre este emblemático sitio al sur de la ciudad.
Orígenes de la Iglesia de San Juan Bautista en Coyoacán
Para empezar debemos remontarnos a tiempos prehispánicos, cuando Coyoacán pertenecía al pueblo tepaneca que mantenía estrecha relación con Tenochtitlán. Tras la conquista del Valle de México, esta zona se convirtió en uno de los lugares de mayor interés para Hernán Cortes por su posición estratégica.
En efecto, tal como lo detalla el INAH, el tlatoani tepaneca Juan de Guzmán Ixtolinque recibió al conquistador en sus casas y le cedió grandes extensiones de terreno para construir un palacio y un templo franciscano. Fue así como comenzó la edificación del recinto católico en un espacio que anteriormente ocupaba el calmécac (y cuyas ruinas aún se conservan bajo el claustro).
Se piensa que inicialmente se instaló una capilla provisional en el sitio y que, posteriormente, se construyó un templo de grandes proporciones. Esta edificación, finalizada a mediados del siglo XVI, contaba con un amplio jardín que se extendía hasta la actual Plaza Hidalgo y el Jardín Centenario. Como recuerdo de su grandeza, podemos contemplar hasta la fecha los famosos arcos de Coyoacán, que fungían como puerta de entrada al complejo religioso.
Desde entonces, la parroquia tuvo que sufrir varias modificaciones; de hecho, el maestro cantero Juan Correa de Agüeros sugirió la demolición del templo a mediados del siglo XVI, debido a los daños que un terremoto le había causado a su estructura. Desde entonces, hubo varias reconstrucciones durante los siguientes dos siglos, así como demoliciones y modificaciones significativas en 1753, 1804, 1926 y 1947.
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Y, al igual que el templo, su jardín fue modificándose con el correr de los años: En efecto, con la llegada del tranvía en 1918, cedió gran parte del espacio para convertirse en lo que hoy es la alameda de Plaza Hidalgo. Asimismo, en 1925 cerró la escuela José Rosas que estaba adjunta a la iglesia y que ofrecía educación católica.
A pesar de todos los cambios, este templo se ha consolidado como una auténtica joya arquitectónica de la ciudad; por ello, en 1934 fue declarado Monumento Histórico por el Gobierno Federal.
Algunos hechos históricos y leyendas del recinto
Al contar con una antigüedad de casi medio milenio, esta iglesia ha sido testigo de importantes acontecimientos históricos. Un ejemplo de ello fue la peste de cólera que azotó la ciudad a inicios del siglo XIX; por la gran cantidad de cadáveres que surgían todos los días, el extenso atrio de la iglesia se convirtió en un cementerio que después fue clausurado.
Asimismo, en el siglo XX se convirtió en escenario de un asesinato: Durante el año de 1934, un grupo de Camisas Rojas orquestó un motín anti-católico en Coyoacán, a cargo de Tomás garrido Canabal.
Pronto comenzaron a disparar contra los fieles que se encontraban a la entrada del templo, entre quienes se encontraba María de la Luz Cirenia Camacho González; la joven murió en el lugar tras recibir los santos óleos y fue sepultada al interior de la iglesia. Asimismo, su muerte generó marchas en el Zócalo y la renuncia de Garrido del gabinete de Lázaro Cárdenas.
Por otro lado, existe una leyenda poco conocida sobre la vida religiosa que antiguamente tenía lugar en el recinto. Se dice que en otro tiempo existió el Hermano Lego, un religioso de la orden de los Dominicos. Todos los días acudía a la capilla antes que los demás y realizaba sus oraciones; cuando sus compañeros llegaban, el lugar se encontraba lleno de rosas.
Un día, el Hermano Lego cayó enfermo y no pudo acudir a la capilla. Sus compañeros acudieron a rezar y encontraron el lugar sin flores, así que pensaron que era él quien cortaba diariamente las rosas. Sin embargo, al día siguiente acudió convaleciente a sus rezos y, para sorpresa de los presentes, comenzó a aparecer una rosa por cada oración que el monje concluía. Al terminar sus rezos, el Hermano Lego murió en el lugar.
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Otros datos sobre el templo de Coyoacán
Bajo la leyenda latina “non est hic aliud nisi domus dei et porta coeli” (“No hay aquí otra cosa sino la casa de Dios y la puerta del Cielo”), este templo recibe a sus visitantes con una antigua cruz atrial, impresionantes pinturas de intención barroca y decoración de las bóvedas en su nave central a cargo del artista Juan Fabregat.
Aunque el terremoto de 2017 sufrió daños importantes en su torre y estructura, la iglesia de San Juan Bautista continúa siendo un sinónimo de belleza arquitectónica y de riqueza histórica. En su interior se puede observar un exquisito altar, varias capillas laterales y una entrada al claustro, donde se aprecia un hermoso jardín.
Este sitio, que constituye una de las tres iglesias más antiguas de la capital, ha sido escenario de diversas producciones televisivas y cinematográficas; asimismo, funge hasta la actualidad como punto de encuentro para conciertos de música sacra, eventos culturales y exposiciones temporales.
Y tú, ¿Ya conocías la historia de la iglesia de San Juan Bautista en Coyoacán? Lánzate a sorprenderte con su belleza durante tu siguiente visita por el barrio sureño. Antes de que te vayas, te invitamos a echarle un ojo a: Un paseo por la calle Francisco Sosa, la emblemática vía de Coyoacán.