El 19 de septiembre es un día de luto en CDMX. Cada año se recuerda a las miles de víctimas de los dos terremotos mortales que se han presentado en esa fecha. Sinónimo de tragedia, este día también trae a la memoria la solidaridad de quienes en su momento dejaron todo por ayudar, remover escombros y rescatar a víctimas atrapadas. Sin embargo, un dato poco conocido es que, tras el sismo de 1985, esa solidaridad ciudadana ayudó a destapar una macabra historia de torturas y desapariciones en la entonces Procuraduría General de Justicia (PGJ) del Distrito Federal.
El sismo del 85 es por mucho el más destructivo de la historia del país. Dejó al menos 12 843 víctimas mortales de acuerdo con las actas de defunción emitidas y los cuerpos contabilizados en fosas comunes. Sin embargo, la cifra real es incalculable debido a que muchos cuerpos quedaron entre los escombros. Entre el 19 de septiembre y los días posteriores, el sismo de 1985 hizo colapsar más de 30 000 edificios. Uno de ellos fue la sede de la PGJ capitalina. Pero ¿qué secretos se escondían allí?
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Cuerpos torturados
Antes del sismo de 1985 el edificio de la PGJ se ubicaba en el cruce de las calles Niños Héroes y Doctor Liceaga, a unos metros de donde actualmente se encuentra el Tribunal Superior de Justicia. Cuando la estructura colapsó, al lugar llegaron voluntarios, incluidos algunos periodistas que, además de reportar lo sucedido, dejaron un momento de lado las cámaras, los micrófonos y las libretas para remover escombros e intentar rescatar víctimas. Sin embargo, lo que encontraron resultó espeluznante.
“Todos los cuerpos ahí rescatados presentaban huellas de torturas y heridas en las muñecas, provocadas por las esposas“, se reportó en una nota publicada por la revista Proceso. Menos de un mes después, el escándalo de los cuerpos que presentaban huellas de tortura trascendió a nivel internacional cuando el diario El País retomó la información.
Entre el caos que imperaba y los daños que sufrieron tanto los habitantes de la capital como la infraestructura de los propios medios de comunicación, el caso pasó casi desapercibido. Sin embargo, dos de los medios más críticos del regimen de aquel entonces, Proceso y Unomásuno dieron a conocer la información.
El periodista Miguel Cabildo de Proceso reportó que el cuarto piso del edificio la PGJ contaba con un gimnasio que en realidad era usado para torturar detenidos:
“Entre aparatos deportivos, un ring, colchonetas, pesas y lockers, en una superficie total de más de 40 metros que comprendía el gimnasio, los detenidos eran recluidos en una especie de cárcel sin rejas, pero atados de pies y manos o esposados; una práctica prohibida por las leyes mexicanas”.
La misma pieza periodística consigna que personal de la procuraduría admitió que las prácticas de tortura a detenidos no solo se llevaban a cabo en el edificio de Niños Héroes y Doctor Liceaga, sino también en cuartos de hotel aledaños a la zona.
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Encuentran cuerpos de desaparecidos
En el edificio de la PGJ también se encontraron cuerpos de personas que habían sido reportadas como desaparecidas antes del sismo de 1985. Resultó impactante descubrir que se hallaban dentro de las instalaciones de la institución encargada de investigar su desaparición. Pero no solo eso; además, estaban “amarrados, amordazados y con visibles huellas de tortura”, según se reportó en una nota del 25 de septiembre publicada en Unomásuno.
Entre los casos que mencionó el citado medio destacó el de Saúl Ocampo Abarca. El abogado había desaparecido el 14 de septiembre, 5 días antes del sismo. Posteriormente, su cuerpo apareció “amordazado y estrangulado, en el maletero de un automóvil” dentro de las instalaciones de la PGJ, según informó Unomásuno. No obstante, las autoridades lo negaron. La entonces procuradora, Victoria Adato, dijo que el vehículo había sido visto por vecinos cerca de la zona, pero no se encontraba en el edificio.
Caso similar es el del estudiante de contaduría de la UNAM, Israel Jiménez Pérez. Unomásuno también informó que su cuerpo apareció con huellas de tortura entre los escombros del edificio de la PGJ tras el sismo del 85.
Oficialmente las autoridades dijeron que todos los detenidos que se encontraban en la PGJ al momento del sismo fueron evacuados y reubicados. Sin embargo, en los escombros se encontraron los cuerpos de 10 ciudadanos colombianos detenidos por asalto a bancos y comercios. Todos presentaban huellas de tortura.
¿Qué pasó con el edificio de la PGJ después del sismo de 1985?
Tras el sismo, la PGJ se rehubicó en la calle Doctor Río de la Loza y General Gabriel Hernández. Actualmente, la institución no existe como tal. El 10 de enero de 2020 entró en vigor una reforma mediante la cual la PGJ pasó a denominarse Fiscalía General de Justicia.
Sin embargo, el caso de los cuerpos con huellas de tortura destapó un secreto a voces: las violaciones a derechos humanos cometidas por las autoridades en el México de entonces.