Conoce la historia del Río Magdalena en CDMX, el último río abierto de la capital
El Río Magdalena en CDMX es un impresionante tesoro natural que ha inspirado fe, arte y leyendas. ¿Ya lo conoces?
Por: Karen Delgado
Con más de 20 kilómetros de longitud, el Río Magdalena en CDMX constituye la última corriente viva que atraviesa nuestra capital. Este tesoro natural, que nace desde el Cerro de San Miguel (al poniente chilango), no solo nos regala increíbles paisajes en el corazón de los Dinamos, sino que además posee fascinantes historias.
Para que conozcas más sobre este río chilango, aquí te contamos algunas de sus historias y datos más relevantes.
Esto debes saber sobre el Río Magdalena en CDMX
Como seguramente ya has escuchado, a inicios del siglo XX nuestra capital contaba con 51 ríos abiertos y corrientes lacustres. Con el paso del tiempo y debido a varios factores (como el crecimiento de la ciudad, las inundaciones y la contaminación), estos cauces fueron entubados bajo el peso del asfalto.
El último sobreviviente de esta urbanización es el Río Magdalena, cuya importancia se remonta a tiempos prehispánicos. En efecto, la zona donde surgía el río era llamada Atlitic (‘lugar donde abunda el agua’) y pertenecía a una comunidad tepaneca que había asentado allí varios altares dedicados a Tláloc, dios de la lluvia.
De esta devoción prehispánica podemos tener certeza gracias a distintos objetos religiosos que fueron encontrados durante los siguientes siglos a lo largo de la corriente del río, o bien, en los alrededores del Cerro del Judío.
Tras la conquista española, el lugar se incorporó al Marquesado del Valle de Oaxaca de Hernán Cortés y, en el siglo XVI, era conocido como El Gran Río de Coyoacán. Su nombre cambió cuando los frailes de la zona comenzaron su trabajo de evangelización y designaron a María Magdalena como la santa protectora de la región.
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Una fuente de energía para la capital
En los siglos posteriores, comenzaron a instalarse batanes para aprovechar la energía del río. De hecho, el Parque Los Dinamos recibe su nombre de las cuatro plantas hidroeléctricas que fueron colocadas en el lugar y que funcionaron desde 1897 hasta finales de los años sesenta del siglo XX.
Estas plantas de energía beneficiaron especialmente a fábricas textiles como La Alpina, Puente Sierra, La Magdalena y El Águila. Además, La Hormiga (en Tizapán) y la papelera Loreto y Peña Pobre utilizaron este recurso natural para obtener energía y desaguar sus residuos, lo cual contribuyó en gran medida a su contaminación.
Durante las últimas décadas, el Río Magdalena ha sufrido en mayor medida los embates de la urbanización. Debido a que comenzó a usarse como vertedero de aguas negras, durante los años treinta se decidió entubar parte de su cauce; por ello, en la actualidad solo permanecen al aire libre 12 de sus 22 kilómetros de corriente.
Desde entonces, se han sumado esfuerzos para rescatar este invaluable tesoro chilango; sin embargo, todavía queda un largo camino para frenar el deterioro por la mancha urbana y las descargas residuales.
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Un río que inspiró a artistas
Una sola visita al Parque Los Dinamos es suficiente para impresionarnos con la belleza y armonía que este cauce natural proporciona a la vista. En este sentido, no debe sorprendernos que se haya convertido en fuente de inspiración para artistas de distintas épocas.
De hecho, en su paso por Viveros, el río protagoniza un encantador paisaje junto al Puente y la Iglesia de Panzacola. En este punto de su cauce, se han detenido pintores como Eugenio Landessio y su discípulo José María Velasco, quien pintó “Puente rústico de San Ángel” y “La cañada de Magdalena”, además de “El cabrío de San Ángel”. A ellos se suma el cuadro de Diego Rivera “Paisaje de la cañada contreras”.
Por otro lado, se dice que Juventino Rosas sentía especial admiración por este río; dice la leyenda que, escuchando el ruido de agua de una fábrica aledaña, compuso el vals “Sobre las olas” que lo consagraría a la fama a finales del siglo XIX.
Y tal como este río ha inspirado a artistas, también se ha convertido en escenario de diversas leyendas. Una de ellas refiere que en sus alrededores se reúnen las temibles Brujas de los Dinamos, las cuales utilizan la oscuridad del bosque para realizar sus siniestros rituales y para sorprender a los visitantes incautos.
¿Cómo visitar el Río Magdalena?
Si quieres conocer en persona este río, te sugerimos acudir a Los Dinamos, donde encontrarás suficiente espacio para hacer un pícnic, practicar ejercicio al aire libre y pasar un rato a gusto en familia. Eso sí, recuerda que cuidar del río es una responsabilidad de toda la comunidad; así que no dejes desechos en el lugar y respeta las indicaciones que se te brinden a tu llegada.
Cuéntanos, ¿conocías estos datos sobre el Río Magdalena en CDMX? Si te interesa saber más sobre nuestra capital, te recomendamos echarle un vistazo a: Leyendas y secretos de la capilla San Antonio Panzacola en Coyoacán.