A mucha gente le parece que la celebración de Halloween es algo banal y estrictamente comercial, todo lo contrario al Día de Muertos, con gran valor cultural. Sin embargo, ninguna de estas celebraciones es mejor que la otra, simplemente son distintas y la verdad es que se complementan.

Ambas fiestas son resultado del sincretismo, proceso por el cual diferentes aspectos religiosos y culturales asimilan elementos, los concilian y los combinan para dar paso a nuevas expresiones, como las que disfrutamos hoy, estos datos te ayudarán a comprender más el significado de la All Hallow´s Eve (Víspera de Todos los Santos, Noche de Brujas o Halloween).

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Para empezar, Halloween no es una “fiesta gringa”. Cuando llegó a Norteamérica, esta celebración tenía más de dos mil años de antigüedad. Se originó en los pueblos celtas de Irlanda que cada año festejaban el Samhain –o fin del verano en irlandés antiguo– una fiesta pagana que establecía el final de las cosechas y el inicio del invierno. El Samhain era muy importante en la vida de los celtas, quienes creían que en estas fechas la frontera con el mundo espiritual se desvanecía, así que, parte de los rituales alrededor de esta fiesta consistían en mantener a raya a los malos espíritus y en recibir a las almas de quienes se adelantaron en el camino. 

Esta fiesta y el Día de Todos los Santos se celebraban alrededor de las mismas fechas, con el avance del cristianismo por Europa. Ambas fechas se mezclaron, dando origen a la celebración de Halloween, que llegó a Estados Unidos durante el siglo XIX gracias a los inmigrantes irlandeses.  

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Colores de vida y de muerte

Al igual que las brujas y los gatos, el naranja y el negro son protagonistas de las decoraciones de Halloween. Estos dos colores simbolizan las cosechas y el cambio de temporada. El naranja es el color que toman las hojas en el otoño, mientras que el negro simboliza la muerte del verano y la llegada del invierno, cuyos días son más oscuros.

Disfraces, brujas y fantasmas

Disfrazarse siempre fue parte del festejo. Ahora hay muchas opciones y tiendas para escoger un disfraz o conseguir el que deseas, pero en las celebraciones celtas, la gente tenía que crear sus disfraces con lo que tenían a mano. Es decir, pieles o cráneos de animales, la idea era lucir lo más escalofriante posible para confundirse con los espíritus, ahuyentarlos o establecer comunicación con ellos.

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Con el paso del tiempo su intención dejó de ser la de atraer o confundir a los espíritus, pero su papel sigue siendo muy importante en las celebraciones de Halloween. Los disfraces favoritos para estas fechas eran los de bruja, con vestido negro y sombrero y el de fantasma, ese con forma de sábana blanca. El primero es la forma despectiva en que se representaba a las mujeres con conocimientos en herbolaria, curanderas y parteras. El segundo, fue la forma artística de distinguir a los muertos de los vivos, pues la gente era incapaz de diferenciar a unos de otros cuando ambos eran retratados en su forma humana.

Actualmente, aunque estos disfraces permanecen,  cada vez son más comunes disfraces de súper héroes, de villanos y de personajes de película de terror, también los fantasmas están de vuelta con la tendencia #ghostadventures en TikTok e Instagram, donde gente con sábanas blancas y lentes de sol se toma fotos y videos haciendo todo tipo de actividades.

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Conseguir dulces no era fácil

La tradición de ir de puerta en puerta para conseguir alguna recompensa tampoco es nada nuevo. En los tiempos del Samhain, quienes salían a peregrinar en medio de la noche debían preparar canciones y coreografías, también eran bienvenidas música, lecturas de poesía u otras expresiones culturales. 

Los dulces no eran comunes en esa época, por lo que recibían fruta o algunas monedas. Esta costumbre se conocía como guising (del inglés disguising, disfrazarse). El trick or treat, o pedir calaverita, como lo conocemos en México, es resultado de la adaptación del guising después de su llegada a Norteamérica.

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Calabazas, linternas y similitudes con el Día de Muertos

Este tipo de linterna también es originaria de Irlanda, la leyenda de Jack of the Lantern, retrata a un hombre que engañó dos veces al diablo y logró evitar que se llevara su alma. Sin embargo, al ser rechazado por Dios y por el demonio, fue condenado a vagar en la tierra e iluminar su camino con un trozo de carbón dentro de un nabo. Desde entonces, se le conoce como Jack-o-Lantern.

Las linternas irlandesas eran talladas en nabos y betabeles, pero las calabazas heredaron el puesto ante la escasez de este tipo de vegetales en Norteamérica.

Si analizamos las dos fiestas, ambas están llenas de colores brillantes y llamativos, también comparten un origen pagano que ha integrado elementos de la religión católica. Halloween y Día de Muertos, son producto del sincretismo y se celebran en un momento muy específico del año; el cual históricamente se ha reconocido como el momento en el que el mundo de los muertos se acerca al mundo de los vivos,  lo que nos hace recordar a nuestros seres queridos y celebrar la vida. 

Ambas son una posibilidad de honrar a quienes han fallecido, también de disfrutar la comida, la bebida y la diversión que las acompaña. 

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