La gente dice “San Ángel” y lo viene a la mente de quienes visitan esta zona histórica de la ciudad es la Plaza del Carmen y la de San Jacinto. Pero esta zona es mucho más. Era un área con muchas haciendas, con pueblos y un río. Vale la pena ponerse zapatos cómodos y dar un paseo para disfrutar más de la historia de este lugar.
San Ángel, un lugar histórico en la Ciudad de México
Aunque se encontraba en lo que entonces eran las afueras de la ciudad, esta zona se intentó anexar al Distrito de México el año 1854 con el presidente Santa Anna. Sin embargo, no fue oficial inmediatamente porque Santa Anna fue expulsado por sus opositores, y ¡los pobladores de San Ángel apoyaron a este grupo! No querían ser parte del Distrito.
Al final todo queda en la Constitución de 1857 que indica: si hay más de 4,000 habitantes, seas quien seas (Tlalpan, San Ángel, Coyoacán), eres parte de la CDMX. Y es así como esta zona de haciendas y pueblos se hicieron parte de la ciudad.
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Empezando el recorrido en el casco de una hacienda
¿Te suena el restaurante San Ángel Inn sobre Avenida Altavista? Pues este es el casco de una de las haciendas del siglo XVIII de la zona, la Hacienda Goicochea. Aquí se producía pulque y se cultivaba para la comunidad. En 1906 se transformó en un destino veraniego con casas para descansar “fuera de la ciudad”. ¡Es increíble cómo se ha expandido la mancha urbana!, pero imagínate que en esos tiempos el casco era un hotel.
En el año 1955 se instaló la Universidad Iberoamericana (si estudiaste en esta universidad seguramente no tenías este dato). Y es en 1963 que se convirtió en el restaurante que ubicamos hoy en día. Se ha hecho un buen trabajo para preservar el casco original de la hacienda y vale la pena visitarlo. Está dentro de la colonia que recibe el mismo nombre: San Ángel Inn.
Sigue en la colonia Campestre
Si bajamos por Avenida Altavista y doblamos a la izquierda, encontraremos la colonia Campestre. En el siglo XX, aquí se encontraba la Hacienda de Guadalupe. Y como siempre hay un visionario que transforma las cosas, Franz Boker de la familia de Ferreterías Boker, se convirtió en un “trendsetter”.
Después de construir una casa en la colonia, varios alemanes quisieron seguirle el paso y vivir ahí. Después llegaron los intelectuales, los artistas y los profesionales. Me imagino que fue un momento de gentrificación si ese término hubiera sido utilizado en 1920.
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Un poco más arriba: Tlacopac
Hacia el Poniente podemos conocer la Iglesia de Tlacopac, llamada propiamente Parroquia de la Purísima Concepción. Llama la atención por su iluminación en las esquinas, además ahí se respira un aire muy apacible. Una iglesia modesta, con una barda que delimitaba el cementerio parroquial. Los carmelitas lo construyeron encima de un templo por ahí de 1600, este es el único lugar que queda del antiguo pueblo.
Aquí hay un monumento a los soldados irlandeses del batallón de San Patricio porque resulta que en San Jacinto hubo una batalla cuando Estados Unidos invadió México. Los enterraron ahí porque pues, ya había un cementerio.
Fin del recorrido: caminado sobre el río
Continuemos paseando por las calles empedradas hasta llegar a la calle de León Felipe. Aquí hay que usar la imaginación y recordar que era un lugar donde corría el agua. En el siglo XX se decidió entubar el río San Ángel, que bajaba por aquí y hasta Coyoacán.
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Si seguimos al oriente por León Felipe y cruzamos Avenida Revolución llegamos a la calle de nombre inesperado: Río San Ángel. Cruzando Insurgentes está el camellón de Vito Alessio Robles. Una caminata llena de árboles que cierra nuestro recorrido para terminar en Viveros. Aquí ya estamos en lo que era el pueblo de Coyohuacan… pero ese es otro paseo.
Zona de monumentos históricos
¿Por qué casi no hay negocios ni edificios en esta zona? Toda el área que comprende estas colonias está denominada como Patrimonio Cultural Tangible de la Humanidad y Zona de Monumentos Históricos por el INAH. Por esta razón no se pueden construir ese tipo de edificios en Tlacopac, Campestre, San Ángel, San Ángel Inn y Chimalistac. Eso hace que un paseo sea muy agradable entre sus calles empedradas, llenas de árboles y de historia.
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