Guía para disfrutar la temporada de hongos en Villa del Carbón 🍄
Si eres fan de los hongos, aprovecha esta temporada para lanzarte a conocerlos a Villa del Carbón con la experta Sandra Castro.
Por: Paola Loera
Cada año, de agosto a octubre, llega la fabulosa temporada de hongos a los bosques del Valle de México, así que no perdimos la oportunidad de lanzarnos con Fungi Cosas a explorar Villa del Carbón en busca de estos organismos.
Comienzan las lluvias en la ciudad y, como por arte de magia, aparecen hongos en los árboles, jardineras y en cualquier espacio donde se abran paso. La temporada de hongos llega para sorprendernos con los organismos más peculiares de la tierra. Aunque hay unos cuantos en la capirucha, lo mejor es visitarlos en el bosque de la mano de una experta como Sandra Castro —científica, micóloga y Fungi Cosas para los cuates—.
¿Se arma la excursión? Alista tus botas, un impermeable y abre bien los ojos, vamos a buscar hongos en Villa del Carbón.
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Llegó la temporada de hongos a Villa del Carbón
Comienza la segunda mitad del año y los hongos lo saben. La temperatura desciende, la humedad aumenta y las lluvias —si tenemos suerte, porque hay sequía en la mayor parte del país— alborotan a los hongos. No es necesario salir de la ciudad para encontrarlos, platica Sandra, ya que si nos alejamos lo suficiente de la mancha urbana es posible hallar variedades diferentes a las de las aceras. Algunos sitios en las delegaciones Tlalpan, Milpa Alta, Xochimilco y Álvaro Obregón albergan a estos organismos y forman parte de su ecosistema.
Pero para vivir la temporada de hongos en todo su esplendor lo mejor es internarse en los enormes bosques del Valle de México, como Villa del Carbón, donde sucede la verdadera magia. Eso sí, es importante hacerlo con un experto para reducir riesgos y ser respetuoso con los honguitos. En 2020 Sandra comenzó las excursiones con sus seguidores — tiene un séquito de fungi lovers en redes sociales—, así que no dudamos de apuntarnos en el recorrido a Villa del Carbón para celebrar hongosto.
Ni animales, ni plantas, son hongos
El punto de reunión fue la presa El Llano, a las faldas del cerro de la Bufa. Tras rodear las cabañas, inicia el ascenso por un sendero tapizado de hojarasca. Hay que abrir bien los ojos —como las vacas, diría la bisabuela—, porque los hongos crecen donde menos lo imagines. A todo esto, ¿sabes qué son los hongos?
“Son organismos que pertenecen al reino Fungi por sus características fisiológicas, reproductivas y de organización únicas. Los hongos son un cuerpo fructífero. Sus células son llamadas hifas y al conjunto de estas se les conoce como micelio. Su reproducción puede ser sexual o asexual, la más común es por esporulación”, añade la Doctora.
Los macrohongos, estas especies que vemos en los bosques, varían en color, tamaño, forma y propiedades. Son primos de los hongos que viven en el tupper olvidado del refrigerador, los microhongos. “Cuando hablamos de macro son todos aquellos cuerpos fructíferos que vemos a simple vista en el bosque, regulan el sistema forestal y degradan la materia orgánica. Con las condiciones correctas emergen cada temporada. Es un ciclo”.
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Los hongos tóxicos no siempre son de colores brillantes
“Dependiendo del mes en el que se visite encontrarás especies distintas, incluso varía según el fin de semana o el día. El clima, la cantidad de lluvia, el sol… todo influye en la diversidad que podemos encontrar”, nos dice Sandra mientras avanzamos entre los enormes pinos. “Este bosque es muy especial ya que de un lado crecen pinos y del otro encinos rojos, lo cual también influye en el tipo de hongos de cada área”.
Apenas nos estábamos familiarizando con la subida cuando una tóxica y bellísima Amanita muscaria interrumpió la explicación. Este hongo es el que vemos en Mario Bros, con los Pitufos, hasta en Alicia en el País de las Maravillas, su característico color rojo con pecas blancas lo hacen inconfundible. “Muchos creen que es alucinógeno por la cultura pop, pero en realidad esta variedad es muy tóxica. Digamos que si lo comes vas a tener espasmos y una diarrea tan fuerte que si alucinas al final, no sabrás si fue por lo mal que te pusiste o por el hongo”.
Debido a esto muchos piensan que entre más llamativos los colores, más tóxico es el espécimen, lo cual es un error: “En este caso la Amanita muscaria sí tiene un color así, pero hay hongos azules que son comestibles, por ejemplo. Su color no determina si serán o no tóxicos, hay varias especies blancas que parecen inofensivas y son mucho más tóxicas que la Amanita muscaria. Por ello es mejor no recolectarlos a menos que vayas con un experto”.
Las hongueras: saberes tradicionales para la recolección de hongos
En temporada de hongos, cerca de Villa del Carbón es posible encontrar hongueras, mujeres que han aprendido de generación en generación a reconocer y recolectar hongos. Nosotros conocimos a Esperanza, quien muy amablemente nos enseñó la recolección del día: clavitos, mantecosos, pata de pájaro, azulitos, cemitas, enchilados, orejas de puerco, escobetillas… todos valorados culinariamente.
Más allá de los champiñones, en México se conocen alrededor de 400 hongos comestibles —¡wow!— que crecen durante la temporada de lluvias. De acuerdo a Sandra, México ocupa el segundo lugar a nivel mundial en consumo de hongos, justo detrás de China, quienes consumen unas 600 especies. “Estos hongos también tienen propiedades medicinales que aprovechan, todo esto lo saben empíricamente y por tradición. En ellas se puede confiar a la hora de recolectar para consumo propio”.
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Una compleja red bajo nuestros pies
Regresando al bosque, la caminata transcurre entre pinos, encinos rojos, troncos caídos y una empinada pendiente. Todo lo que forma parte de este paisaje está conectado entre sí para mantener el equilibrio del bosque y con ello el de la tierra. Los hongos, especialmente, juegan un papel mucho más importante de lo que nos enseñan en la escuela:
“Los hongos conectan todo el sistema forestal. A través de una compleja red, así como nosotros nos conectamos a través del internet, estos tienen una red bajo tierra que regula diversos procesos e incluso permite a los árboles conectarse entre sí. Es tan compleja que incluso utiliza un lenguaje para comunicarse, Por ejemplo, si llegó una plaga a los árboles de una área, a través de esta red le hacen saber a otra zona del bosque lo que está ocurriendo para que se preparen. También permite que los árboles más grandes y saludables pasen nutrientes a los más jóvenes para que estos crezcan saludables”.