Guía infalible para pasear en la colonia Narvarte
Nosotros amamos la colonia Narvarte de la CDMX porque hay cientos de cosas que se pueden hacer. ¡Vamos a recorrerla!
Por: Paola Loera
En todos los conteos de zonas cool aparece la querida colonia Narvarte, un lugar cuyo encanto comenzó hace más de cien años. Si bien su popularidad ha crecido debido a la amplísima oferta gastronómica y cultural —ni qué decir de lo céntrica que es, tanto que el monstruo de la gentrificación la está devorando—. Su magia se encuentra en las calles con negocios antiguos, casonas con mosaicos e hileras de palmeras.
A diferencia de otras colonias más comerciales, esta fue un proyecto meramente habitacional, de ahí que aún sea posible ver preciosos edificios entre las glorietas, ya saben, pensando en los inquilinos. Su auge se dio a mediados del siglo XX, cuando arquitectos como Félix Candela, Carlos Lazo, Félix T. Nuncio y Sergio Humana pusieron su granito de arena con inmuebles fuera de serie. Ya después surgieron los cientos de locales que se pueden visitar aquí.
¡Ay, la Narvarte! Pese a que muchos piensan que es carísima, la neta es que aquí encuentras de todo. Hay para todos los gustos, bolsillos y hasta ánimos. Caminarla es una gozada, por eso te armamos esta guía con nuestros planes favoritos qué hacer en la colonia Narvarte.
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Una hacienda fraccionada en muchas colonias
Ya saben, aquí nos gusta el contexto porque le da carnita al chismesito histórico. Como la mayoría de las colonias de la Ciudad de México, la Narvarte era una enorme hacienda propiedad de un acaudalado terrateniente. De acuerdo a diversos cronistas, el terreno que comprende el cuadrante entre Viaducto, Eje Central, Eje 5 y División del Norte, perteneció a Felipe José de Nalvarte, quien dio el nombre —modificado, como se darán cuenta— a este lugar.
Funcionó como hacienda hasta entrado el siglo XX, cuando la explosión demográfica orilló al fraccionamiento y venta de los inmensos terrenos para construir viviendas. Así es como por ahí de 1940 inició el reordenamiento urbano que originó cinco colonias: Vértiz Narvarte, Narvarte Oriente y Poniente, Piedad Narvarte y Atenor Salas —la que está pegadita a Viaducto, a un lado de la Roma—.
Total que pronto comenzaron a gestarse proyectos fabulosos pensados en los habitantes, que fueran funcionales y que contaran con la infraestructura necesaria para cubrir las actividades diarias. Eso sí, la estética tampoco se dejó de lado. Los arquitectos buscaron estilos modernos que contrastaron con amplios camellones y glorietas derivadas de una precisa retícula octogonal. Años más adelante, el presidente Miguel Alemán mandó a plantar hileras de palmeras, símbolo de las incipientes colonias de “clase media”.
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¿Qué hacer en la Narvarte?
Chacharea (y come rico) en el Tianguis de Vértiz
Colonia mexa que se respeta tiene un tianguis para comprar la despensa, chacharas y también para comer. El de la Narvarte se pone los miércoles y fines de semana, a partir de la calle Concepción Beistegui. Lo más distintivo de este es su oferta culinaria, ya que podrás comer tacos, carnitas, cecina, antojitos y barbacoa con las 3B —bueno, bonito y barato—. Nuestra recomendación es la barbacha que se pone frente a la Parroquia de Nuestra Señora del Sagrado Corazón. Cumplidora y revividora.
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Recorrido arquitectónico
Ahora sí, a bajar la comida porque aquí lo que sobran son opciones deliciosas para comer. Lo más chido de la Narvarte es que caminarla es todo un recorrido arquitectónico. Ya te contábamos que su planeación está pensada en calles amplias, arboladas y con hartos camellones, así que se puede recorrer muy a gusto a pie.
Abre bien los ojos mientras bajas sobre las calles de Cumbres de Maltrata o Universidad, las calles están llenas de coquetas casas construidas a mediados del siglo XX. Lo que las hace tan especiales son sus detalles únicos, como los balcones curvados, simetría, ventanas redonditas y fachadas cubiertas de mosaicos. ¡Ni se diga de la paleta de colores! Pareciera que Wes Anderson diseñó la colonia.
Ojo: Algunas de las casas más bonitas se encuentran alrededor de la glorieta SCOP.
Buscar halcones en la Glorieta SCOP
Además de los peculiares edificios, la Glorieta SCOP es el punto de encuentro de halcones. ¡Sí! Los vecinos de la Narvarte seguido mencionan ver enormes aves que son confundidas con águilas, además, que por la mañana y en la tarde es posible escuchar imponentes cranidos que no son de un ave cualquiera.
Pues no es un mito, los halcones de la Narvarte son reales, aunque las enormes palmeras son su refugio, también les gusta descansar en los enormes edificios aledaños.
Así de majestuosos e imponentes se ven nuestros halcones en @BJAlcaldia y @En_Narvarte @NarvarteVecinos @_Narvarte @VertizNarvarte @Narvarte_ @ColNarvarte pic.twitter.com/DPVh9KHlsN
— Ce Ácatl Topíltzin (@TopiltzinCe) June 14, 2020
Panuchos de lechón dorado en El Maquech Púrpura
Justo en la esquina de la glorieta y la calle de Tepozteco está uno de los lugares más sabrosos y populares de la colonia: El Maquech Púrpura. Este restaurante abrió hace 47 años, desde entonces se ha encargado de traer el sabor de la península de Yucatán a la Narvarte. Aunque lo más tradicional es pedir cochinita pibil, nuestra recomendación son los tacos de lechón dorado. Es importante pedirlos así: bien dorados, al ponerlos en la plancha se forma una crujiente costra que guarda en su interior meloso lechón. Ya nos dio hambre.
La esquina del taco
Si lo tuyo no son los codzitos y panuchos, camina hacia avenida Universidad y Torres Adalid, ahí encontrarás una de las esquinas más famosas —gracias a la gentrificación y tours con extranjeros— para comer. Para los amantes de los tacos al pastor está El Vilsito, taller mecánico de día que sirve tacos por la noche. Anímate a pedir las gringas y los campechanos, ¡son fabulosos!
Frente a este está Tacos Tony, un puesto para probar tacos cocinados en choricera, así se llama al curioso comal donde se cocina el suadero, tripa y demás carnes. Pide una orden de cebollitas, son la guarnición perfecta. Ahora, si buscas ampliar tus horizontes, cruzando la calle está Henry Sailor, un restaurante de mariscos delicioso.
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Unas chelitas y a bailar a La Maraka
Si tu plan es por la tarde y en modo diversión, la Narvarte tiene una oferta muy variada: cantinas, salones y muchísima cerveza artesanal. Por un lado, aquí hay cantinas de gran tradición como Los Cuates Saloon, un lugar para pedir tragos clásicos acompañados de botana, como en las cantinas tradicionales. Ahora que si lo tuyo es explorar cervezas artesanales mexicanas, agárrate, que puedes elegir entre Cervecera Metropolitana, Hop the Beer, IPA OPA UPA y Dos Tapas Cervecería.
Para cerrar con broche de oro nada como echar el bailongo en un salón clásico como La Maraka, el palacio de la salsa. Este lugar abrió sus puertas hace 67 años, cuando los salones de baile estaban en su esplendor. En ese entonces era conocido como Salón Maxime, pero por algunos temas administrativos terminó cambiando su nombre a Salón Margó y finalmente a La Maraka.
Aunque la salsa es su mero mole, actualmente tienen noches temáticas con distintos géneros musicales, así como toquines. ¡Hasta Kinky se presentó aquí! Échale un ojo a su cartelera, esta la publican en sus redes sociales.