Hay fósiles marinos escondidos en el suelo del Metro
Junto con los materiales para la construcción del Metro de CDMX llegaron algunos fósiles marinos que todavía forman parte de su estructura.
Por: Montse Quintana
Sin saberlo, la banda chilanga ha caminado por años sobre fósiles de seres marinos cada que toma el Metro. Por medio de un TikTok, la cuenta de Divulgación de la Ciencia de la UNAM nos dejó con la boca abierta al revelarnos esta información.
Tal parece que las peculiares manchas en el piso de las estaciones de este transporte público son los restos de animales que vivieron durante el periodo Cretácico. Estamos hablando de seres que existieron en la era de los mismísimos dinosaurios hace unos 145 a 66 millones de años.
Estos fósiles corresponden a moluscos gasterópodos y braquiápodos. En español serían variantes de los caracoles y conchas que reposan a la orilla del mar. Tal vez en tu próxima escapada a Acapulco te encuentres con sus parientes lejanos.
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¿Cómo llegaron fósiles marinos al Metro de la CDMX?
El proceso de fosilización fue el responsable de que se preservaran en rocas y de que hoy formen parte del Metro capitalino. El material del que están hechas las losetas que cubren el suelo se extrajo de montañas que en aquel entonces eran mar o lagos. Posteriormente, estos terrenos se elevaron por medio de la erosión y el movimiento de las placas tectónicas.
Se le llama fósiles urbanos a los restos que se encuentran conservados en las estructuras y elementos arquitectónicos. Este interesante fenómeno es más común de lo que parece y la CDMX no es la excepción. Bellas Artes es uno de los sitios de la ciudad en donde también podrás apreciarlos.
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Cuando camines por las calles de la capital mantén los ojos bien abiertos porque podrían estar en cualquier lado. Ya no necesitas ir a un museo para hacer un pequeño viaje al pasado.
La próxima vez que tomes el Metro mira hacia abajo e intenta distinguir los fósiles de los animales marinos que fueron testigos de la Prehistoria. Ahora ya conoces más acerca de lo que hace poco parecía el secreto mejor guardado de las profundidades de la Ciudad de México.