Si te contamos que sobre la avenida Tláhuac, a las faldas del Cerro de la Estrella, hay un centro cultural e importante área verde, ¿nos creerías? Este es el Exconvento Culhuacán, un impresionante lugar para sentirte en un Pueblo Mágico.
Amamos nuestra caótica ciudad, pero siempre que hay oportunidad para sentirse en provincia, la aprovechamos. Es por eso que nos emocionamos cuando encontramos el Centro Comunitario Culhuacán, mejor conocido como el Exconvento Culhuacán, un sitio que rompe con el trazo urbano de Iztapalapa.
Áreas verdes, un lago artificial, un foro al aire libre y un enorme exconvento con frescos que datan de finales del siglo XVI te esperan aquí. ¡Éntrale! Vamos a recorrerlo.
Exconvento Culhuacán, un lugar para sentirse fuera de la ciudad
No hay que negarlo, Avenida Tláhuac suele ser muy, muy conflictiva —cof, cof, sobre todo sin la línea 12 del Metro—. El tráfico y el río de puestos ambulantes son sus insignias, aún así esconde una área verde popular entre los habitantes del pueblo de Culhuacán.
En el edificio que albergó al Exconvento de Culhuacán se encuentra un centro comunitario que, desde 1994, está al servicio de los vecinos como un punto donde converge el arte.
Primer acto: El poderoso Señorío de Culhuacán
Su historia con este giro moderno —por así decirlo— es relativamente corta, pero desde la época prehispánica ha sido un importante punto de creación. En esta zona se asentó el pueblo de Culhuacán, uno de los señoríos más importantes de la época.
De acuerdo a historiadores, en el siglo VII un grupo nómada proveniente del norte llegó a las faldas del Cerro de la Estrella para establecer su capital.
La economía de este pueblo estuvo basada en las chinampas. Para que se den una idea, el Lago de Texcoco llegaba hasta acá. ¡Sí! La estratégica ubicación de Culhuacán en la ribera lacustre al poniente del Cerro de la Estrella, permitía el acceso a los recursos que brindaban los lagos de Texcoco, Xaltocan, Zumpango y también las lagunas dulces de Chalco-Xochimilco de aguas. Además, esto permitió mantener comunicación con poblados vecinos, como el de Iztapalapa.
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Segundo acto: Un convento dedicado a la enseñanza de las lenguas
Por muchos años fueron blanco de otros señoríos que codiciaban su lugar, pero el pueblo de Culhuacán perduró hasta la llegada de los españoles. Al ser uno de los sitios con más importancia ritual para los pueblos prehispánicos decidieron construir un enorme convento dedicado a la evangelización.
Más de 10,631 metros cuadrados y varias toneladas de piedra volcánica fueron ocupadas para construir el imponente edificio que podemos admirar hoy en día.
Aquí vivieron los frailes, quienes además de dedicarse a su vida eclesiástica realizaban oficios como la elaboración del papel, la evangelización y el aprendizaje de las lenguas indígenas.
Por más de 100 años el Convento de Culhuacán también fungió como el Seminario de Lenguas Indígenas. Su producción se dedicó a obras de catecismo, gramática, vocabulario y manuales en diversas lenguas nativas.
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Tercer acto: Un centro cultural
El convento funcionó como tal hasta 1756, cuando la Corona española restó poder a las órdenes religiosas y se convirtió así en una casa parroquial. Años más tarde quedó abandonado y comenzó su deterioro. Durante la Revolución fue un cartel zapatista, después sede de la mayordomía de Culhuacán; sin embargo hasta 1944 el INAH inició los trabajos de restauración para abrir sus puertas como museo.
Décadas más adelante se decidió convertirlo también en un centro cultural debido a su importancia artística en la zona, por otra parte, es la única área verde en varios kilómetros, convirtiéndolo en un perfecto lugar de esparcimiento.
Aquí hay una biblioteca, una cómoda y silenciosa área de trabajo y cuatro salas de exposiciones utilizadas por el INAH, pero también con espacio para colectivos de la zona.
Si eso no te convence, seguramente sus áreas verdes sí lo harán, ya que hay espacio para echar la reta de fútbol o simplemente para compartir unas tortas a un lado del lago artificial.
Además, en el foro al aire libre hay actividades variadas que van informando a través de comunicados en redes y con carteles a la entrada del lugar, de igual forma hay algunos talleres abiertos al público. Lo mejor es que el acceso es totalmente gratis, así cualquiera puede aprovechar el espectacular lugar.
Entonces, ¿qué? Arma el plan con tus amigos y lánzate a recorrer esta joya de lugar. El metro más cercano es Atlalilco, aunque también pueden llegar en camión desde Avenida Taxqueña o Tláhuac.
Cuándo: De lunes a viernes de 10 a 17 h.
Dónde: C. Morelos 10, Col. Culhuacan, Alcaldía Iztapalapa, CDMX. Sobre Tláhuac esquina con Morelos.
Costo: Entrada gratuita.