Al norte de la ciudad, entre intrincadas calles que corren cuesta arriba hacia el cerro del Chiquihuite, se encuentra Cuautepec, un barrio donde los vochos son el medio de transporte más popular. Se trata de Cuautepec, o Vocholandia como le dicen algunos vecinos. Es una colonia que tiene fama de ser brava, pero que luce todos los colores del arcoíris gracias a estos singulares coches. ¿Has escuchado de ella? Prepárate, porque este es tu boleto redondo para ir a la tierra de los escarabajos.
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Un momento, ¿recuerdas a los vochos?
Seguro recuerdas que hace algunos años el VolksWagen Tipo 1, vocho para los cuates, era el automóvil por excelencia del Distrito Federal. ¡Uff! Hace tantos ayeres que la ciudad incluso la ciudad tenía otro nombre. Desde su llegada a finales de los años sesenta se convirtió en uno de los favoritos debido a su tamaño compacto, la fuerza del motor y también por su peculiar forma que asemejaba un escarabajo.
También significaron la revolución del transporte público, ya que en los ochentas los “canarios”, uno vochos amarillo brillante, se convirtieron en los taxis oficiales de la Capirucha para bajar los costos de los viajes. Después mudaron sus plumas para lucir un extravagante verde limón mucho más “ecológico”, decían las autoridades. Pero nada es para siempre, y en 1997 se anunció que el vocho se transformaría y este icono chilango desaparecería del paisaje urbano… a menos que te encuentres en Cuautepec.
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Los vochos, taxis piratas de Cuautepec
Cuautepec es un punto y aparte de la ciudad. Se trata de un rincón muy recóndito de la Gustavo A. Madero donde solo se anda en vocho. No estamos exagerando. La potencia del motor trasero de este automóvil y su tamaño de bolsillo lo hacen ideal para sortear las estrechas y caprichosas calles que trazan la colonia. Cuando llegaron los pobladores a esta zona comenzaron a construir sus casas como diosita les dio a entender. Lo anterior derivó en una complicadísima traza urbana por la cual muy pocos vehículos pueden circular.
Aquí es donde entran nuestros queridos escarabajos como superhéroes. Hace algunos años comenzaron a circular los taxis piratas de Cuautepec, unas bandas de vochos coloridos que por una módica cantidad trasladan a los vecinos de un polo a otro de la colonia. Pese a que nacieron para satisfacer las necesidades de la zona, lo cierto es que también reflejan las faltas de oportunidades laborales y educativas, ya que en su mayoría estos son manejados por jóvenes que desde los 14 años le entran al negocio.
“Son un mal necesario”, dicen algunos testimonios en el documental Jóvenes al Volante, de 2018, que sigue la pista de tres conductores de taxis piratas en Cuautepec. Su historia tiene el mismo hilo negro: tener un patrón es mal pagado, por lo que la mejor opción es el autoempleo. Así es como los vochos han proliferado en Cuautepec, entre la necesidad y el hostil terreno. Tal es el arraigo de este medio de transporte que el barrio se ha ganado el nombre de Vocholandia.
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¡Tunéame el vocho!
Pese al complejo trasfondo, este negocio informal se ha convertido en la carta de presentación de Cuautepec. En ninguna otra colonia de la ciudad ocurre esta invasión de escarabajos. Muchos de los conductores de los vochotaxis le han agarrado cariño a sus naves, por lo que invierten una considerable cantidad en su mantenimiento e imagen. ¿Creías que el tunning era cosa de Coapa? Pues no, en el norte le andan haciendo competencia con diseños muy originales.
A diferencia de la época de los “canarios”, en Cuautepec es posible ver vochos de todos los colores del arcoiris y en distintos acabados. También se observa el clásico vocho blanco y negro, e incluso combinaciones más locochonas. El ingenio no termina ahí. Algunos dueños de los vehículos han adecuado las puertas para abrir como Lamborghini —hacia arriba, pues—, con motores y rines cromados e interiores de peluche. Se trata de lucir muy galán para conseguir pasaje, pero también para amenizar la hora laboral.
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Por otro lado, también hay habitantes que cuentan con su vocho personal para moverse y han llevado la tuneada a niveles insospechados, como crear el convertible de dos plazas o el lowrider que se tumba hasta el suelo. La euforia ha detonado en la apertura de nuevos negocios enfocados en pimpear —muy al estilo gringo— estos coches, atrayendo la atención de coleccionistas de este ramo.
Los vochos son motivo de orgullo de los vecinos de Cuautepec, quienes han sabido darle la vuelta a las problemáticas de su barrio con este emblemático automóvil. Si un día quieres visitarlo, ten por seguro que la mejor manera de conocerlo es utilizando uno de estos taxis todo terreno. Y es que los vochos no solo son los únicos que te llevan hasta la punta del cerro, sino que además son conducidos por gente de la zona que sabe moverse en el barrio y evitará que te pierdas entre las callejuelas de Vocholandia.