Es una de las artistas más influyentes de los últimos tiempos, ha vendido miles de discos, ha sido nominada a los premios más importantes de la industria, ―incluyendo un Oscar por mejor canción para Everything, Everywhere All At Once― y sus canciones han retumbado por todos los rincones de internet, alcanzando millones de reproducciones en todo tipo de plataformas, incluyendo TikTok.
Con esa introducción, podríamos hablar fácilmente de Taylor Swift, Dua Lipa o Lady Gaga, pero en realidad hablamos de Mitski, una cantautora estadounidense de origen japonés que se ha convertido en la bandera del indie, gracias a la combinación de elementos rock, folk y pop, que combinados con su honestidad, vulnerabilidad y exploración de temas como la identidad, la ansiedad y la soledad se ha consolidado como una de las figuras más importantes e interesantes de nuestra era.
En 2018 su quinto álbum de estudio fue nombrado como uno de los discos más importantes de aquel año. Tras un necesario receso, ―que en su momento se interpretó como un retiro repentino de la música―, para tomar un respiro y cuidar su salud mental, Mitski regresó en el 2022 con Laurel Hell, un disco que en su semana de estreno se convirtió en el disco más vendido, y la mejor venta de vinilos desde el 30 de Adele.
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Mientras el éxito en nuestros días parece medirse en los millones de likes, followers, reproducciones y fanáticxs capaz de llenar estadios una y otra vez, para Mitski, pareciera encontrarse en el peso de su obra y la manera en la que conecta de una forma mucho más humana, construyendo atmósferas emocionales y enigmáticas que invitan a la reflexión.
Para este 2023, Mitski nos comparte The Land Is Inhospitable, and So Are We, un tsunami que con 11 piezas y 32 de duración le basta para colocarse entre los mejores lanzamientos del año, pero sobre todo, una de las obras más completas de Mitski, en las que la artista continúa explorando nuevos terrenos y nuevas formas de expresar la ira, el abandono, la decepción o el arrepentimiento y la soledad desde una perspectiva irónica e incluso hasta divertida.
Si hablamos de atmósferas, basta escuchar “Bug Like An Angel”, el track con el que abre el disco para sumergirnos en las guitarras y arreglos vocales que contrastan con la delicadeza y minimalismo de los pianos, percusiones y paisajes sonoros orquestales que son capaces de transportarnos a terrenos poco conocidos o imaginados, como en “The Deal”.
Puede que The Land Is Inhospitable, and So Are We no se parezca a nada de lo que ha hecho antes, y sin embargo lleva el inconfundible sello de su autora, una artista cuya misión no está en alcanzar la fama, sino en conectar con todas esas emociones y sentimientos que al final del día, nos definen como humanos. Y este disco, puede que sea la mejor forma de hacerlo, sobre todo, si nos damos el tiempo y espacio para escucharlo.