Se dice que, al apagar las luces de un teatro, los espíritus del más allá salen de los rincones y hacen de las suyas, espantando a más de uno antes, durante o después de una función. Hay quienes los ven recorriendo backstage, otros entre las butacas y, unos más, en el mismo escenario. Por supuesto, la capital chilanga no se queda atrás en este fenómeno. Existen diversas anécdotas acerca de teatros embrujados en la CDMX y seres fantasmales que han adoptado como su hogar a algunos de los recintos culturales de la ciudad.
A algunos simplemente les gusta jugar con los actores; otros solo quieren disfrutar de una buena obra; y algunos más buscan sacarle un gran susto a la producción de estos shows. ¿Estás listx para conocer algunas de estas historias?
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El Teatro Fru Fru
Este espacio, ubicado en el Centro Histórico de la ciudad, es quizá el más famoso de los teatros embrujados de la CDMX. Este excéntrico edificio, forrado de terciopelo y repleto de estatuas extrañas, fue inaugurado en 1899. Se dice que esconde entre sus paredes a un sinfín de seres paranormales que le aportan una vibra definitivamente lúgubre y tenebrosa.
Este teatro, que en su momento fue sede de algunos de los espectáculos más controversiales y exóticos de finales del siglo XX, ha cerrado sus puertas de forma intermitente por supuestos eventos paranormales que se han presentado en el recinto.
Uno de los mitos más populares asegura que por los rincones de este peculiar teatro deambula el Catrín del Fru Fru”, un ser fantasmal con bastón y bombín que mantiene un porte elegante y que le ha provocado un susto a más de uno.
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Teatro Enrique Lizalde
Este teatro de Coyoacán fue hogar del poeta Juan José Tablada y locación de algunas de las cintas más icónicas de El Santo. Su aspecto antiguo y ambiente misterioso han dado pie a leyendas sobre espíritus y seres del más allá que habitan este lugar.
Algunos juran que sobre el escenario, en los camerinos y en el segundo piso de las butacas, una mujer completamente vestida de blanco se aparece de ocasión en ocasión.
Otros más aseguran que el fantasma de un peculiar y selectivo anciano se puede percibir entre el público, pero únicamente se deja ver si la obra ha sido de su agrado. ¡Hasta los seres paranormales tienen sus preferencias y gustitos!
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Teatro de la Ciudad Esperanza Iris
En este emblemático teatro de 1918, se han presentado grandes personalidades como la bailarina rusa, Ana Pavlova, y el icónico mimo francés Marcel Marceau.
Se dice que en este espacio habita un ser fantasmal que ha aterrado por años a los trabajadores de este recinto cultural, el cual han denominado como el niño de la diadema.
Es debido a su presencia que los técnicos dejaron de utilizar las diademas para comunicarse. Y es que, según dicen, a través de estos dispositivos escuchan una pelota rebotar y la voz de un pequeño niño que los invita a jugar.
Y, como si eso no fuera lo suficientemente aterrador, en ocasiones la joven voz pronuncia el nombre de la persona a la que se dirige.
Los teatros son espacios mágicos en donde distintos mundos e historias cobran vida. Pero es tal vez es esta gran cantidad de energía la que atrae a espíritus paranormales que también disfrutan del talento chilango. ¿Te atreverías a visitar alguno de estos espacios de noche?