En su biografía de Instagram se define como “coach, escalador, diseñador de rutas, corredor e ingeniero”.
Para este chilango convertirse en deportista extremo le llevó a transformarse por completo. Estudió ingeniería, pero dejó atrás su trabajo “godín” en el sector energético, pues ni siquiera un puesto como gerente de marca para una bebida deportiva le fue suficiente.
Definido por el deporte
“El deporte me ha definido toda mi vida”. En su infancia probó triatlones, jugó incluso rugby, pero se mantuvo alejado de las disciplinas al aire libre hasta que un cuate lo invitó a escalar cuando tenía unos 16 años.
En la actividad, ya sea al aire libre o en lugares cerrados, encontró una adrenalina única estimulada por la sensación de desafiar a la ley de la gravedad mientras subía esa pared de roca. “Me enganchó desde la primera vez”. Y en la charla con Chilango es evidente.
Santiago repasa el crecimiento de disciplina, hoy elevada a deporte olímpico. “Hace 10 años éramos los mismos 20 güeyes y hoy está lleno de gente que no conoces, tanto en el muro como en la roca”.
Describe la actividad como una que lo ha vinculado profundamente con la naturaleza y que también le ha llevado a desafiar la relación mente-cuerpo al entrar en un estado “contraintuitivo”. “Debes llevar tu cabeza y tu atención al presente y no hacerle caso al instinto de supervivencia”.
Esa filosofía le ha permitido conquistar El Capitán, el monolito de granito de 900 metros ubicado en Yosemite, cataloga do como el Everest de la escalada.
Convertido en asesor de jóvenes escaladorxs, la disciplina también le ha llevado a vincular su formación de ingeniero y la actividad como “armador” de rutas en los gimnasios de escalada. Una tendencia a la alza que lo ha llevado a cofundar una de las cadenas de gimnasios con muro de escalada más grandes.
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