Nota del editor: Deporte adaptado refiere a personas que practican algún deporte con diversidad funcional; término alternativo a “discapacidad” que ha comenzado a utilizarse con la finalidad de evitar discriminación.
La banda chilanga se transporta todos los días para llegar a su destino. Algunos trayectos requieren horas, pues la mayoría utiliza el transporte público para trasladarse hacia sus trabajos. Casi 5 millones de usuarios utilizamos el Metro diariamente. Escuchar el “tururú” del Metro se ha vuelto tan familiar, así como el gritito de “¡diez pesos te vale, diez pesos te cuesta!”. Pero también forman parte del cotidiano de la banda chilanga las charlas dentro del vagón del Metro, las esperas sobre el andén, los “te veo debajo del reloj de la estación Chabacano”. Todo eso es familiar, hasta que te encuentras con Nelva Jactthar Ayuzo, talento chilango del deporte adaptado, ¡y de los rebotes!
Un día cualquiera en en Metro de la CDMX
Pensando en tu destino, ocupas un asiento dentro de un vagón del Metro de la línea 2, la línea azul… las puertas se abren en la estación Xola. Aún no la conoces pero miras el esfuerzo sobrehumano que realiza tan solo para alcanzar a entrar con su silla de ruedas al mismo vagón de metro en donde viajas. Con una mano impulsa su silla de ruedas y con la otra sostiene un micrófono que coloca en su mentón para detenerlo. ¡El metro frena de pronto! Pero eso no le mueve ni un solo pelo a Nelva, quien utiliza el micrófono para contar su historia:
¿Qué tal amigos? muy buenas tardes, me da mucho gusto poder saludarles, espero no molestar a nadie, pero si así fuera les ofrezco una gran disculpa. La verdad es que cuando uno tiene una discapacidad es muy difícil salir adelante por diferentes razones, yo trabajo de esta manera para poder acercar lo necesario a casa. Y vengo a pedirles por favor si pudieran ayudarme con una moneda, que por muy pequeña que usted considere que sea, para mí va a ser de gran ayuda. Muchísimas gracias por escucharme, les deseo muy buen día y que Dios los lleve con bien a donde quiera que se dirijan.
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Y quizá hasta ese discurso podría parecerte familiar, pues diariamente escuchamos los discursos de la gente que dignamente labora en el gusanito chilango. Pero, por alguna razón, este discurso tiene algo especial que se relaciona con el deporte adaptado.
Descubres que Nelva, la mujer que acabas de escuchar al micrófono, la que trabaja en el Metro Chilango, también es la mujer medallista de deporte adaptado, la basquetbolista ¡con garra chilanga! que entrena sobre ruedas en la duela del Deportivo Metropolitano en Ciudad Nezahualcóyotl. Nelva es esa mujer que rueda todos los días desde la colonia Tepalcates —cerca de Cabeza de Juárez, donde vive—, hasta la Línea 2 del Metro, en donde trabaja.
Nelva se transporta diariamente desde Tepalcates hasta Xola con ayuda del Metrobús. Antes de comenzar su día de trabajo en el Metro, desayuna algo por las calles aledañas al metro Xola. Trabaja diariamente de 3 a 4 horas, con su bocina, su micrófono y su silla de ruedas. Todas las personas y comerciantes de la zona la conocen. Saben que el principal reto de Nelva –como ella comparte– es disfrutar su trabajo todos los días.
Es disfrutar todo lo que poseo, ¡hasta mi polio! Porque si no fuera por esto no hubiera conocido, no hubiera disfrutado, ni viajado y simplemente, no estaría aquí.
¿Quién es Nelva?
¿Quién es Nelva? —se pregunta a ella misma— y se responde:
Nelva es una persona con mucha gratitud y ¡con muchas ganas de vivir! ¡Con mucho entusiasmo! ¡Con muchas ganas de salir adelante! Pienso que la discapacidad la tenemos en la mente. La situación es difícil por la falta de accesibilidad en esta ciudad, desde el transporte público hasta restaurantes y hoteles. Hay lugares que se dicen accesibles pero no lo son. A veces entro al sanitario de un lugar y no puedo ni cerrar la puerta. Eso es solo uno de los pequeños, y a la vez grandes detalles que complican mucho la vida de las personas con algún tipo de discapacidad.
Esto lo dice la Nelva que lleva 32 años trabajando en este “tururú” chilango, quien cuenta que antes cantaba en los vagones “¡A pura capella! ¡Sin bocina ni nada”, como diría ella.
“Aunque me gusta mucho cantar, ahora ya no puedo hacerlo. Como nunca aprendí bien a cantar con el diafragma, me acabé mi garganta”. Pero cante o no, Nelva dice que la gente en el Metro es benévola y que siempre la apoyan.
“Aunque con la situación de la pandemia, la verdad es que está bien difícil. Lo que antes trabajaba 4 horas, ahora tendría que trabajarlo entre 6 y 7 horas para poder sacar. Mi garganta no resistiría tanto tiempo”, confiesa.
Nelva también es madre y cuando no encuentra a alguien que la ayude a bajar las escaleras del Metro —porque desafortunadamente no todas las estaciones del Metro chilango son accesibles para personas con cualquier tipo de diversidad funcional— ella se carga a sí misma. Con una mano se sostiene del pasamanos y con la otra carga su silla de ruedas escalón por escalón. ¡Nelva es muy fuerte! Pero a sus 61 años acepta que con las secuelas del covid ya se cansa.
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“Tengo una discapacidad motriz desde los dos años de edad. Mi papá me sobreprotegía y no me dejaba ser por temor a que algo me sucediera. No lo culpo ni nada por el estilo”, cuenta Nelva mientras recuerda las secuelas de la enfermedad viral de la Poliomelitis que contrajo cuando era una niña.
Cuenta que si pudiera transformar la realidad de México y de esta ciudad, lo haría para cumplir con las necesidades laborales de las personas con diversidades funcionales.
Las personas con discapacidad no tenemos facilidades para trabajar, ni buenos salarios. Estoy tan acostumbrada a todo eso que ya no me enojo. A veces hasta se me olvida que ando en la silla de ruedas… ¡solo cuando llego a las escaleras digo ‘ups, no puedo’!
¡Todes tenemos un lado B diverso!
De día, Nelva es la mujer trabajadora –vagonera, si queremos pensarla así–, pero de tarde durante los entrenamientos de básquetbol adaptado, Nelva se aferra a su Lado B en la duela. El lado B del Básquetbol. La Nelva deportista se muestra aguerrida cada vez que enseña la playera de su equipo “Reptilianos Neza”, un equipo compuesto por una diversidad de deportistas de deporte adaptado, mujeres y hombres medallistas, personas ejemplares de la bandita chilanga. ¡Ruedan sobre la duela buscando siempre más rebotes, más sudor y más garra! ¡El deporte adaptado tiene garra reptiliana!
Cuando conocí el deporte a mis 28 años, ¡me transformé! ¡Viajé y practiqué! Hasta me tocó ir a Los Ángeles a jugar un cuadrangular, y otro a Nuevo México. Íbamos a ir también a competir a Argentina, pero fue cuando salí embarazada y ya no pude ir, me quedé a tener a mi hija. Soy muy bendecida porque tengo una hija maravillosa, ¡Gaby, te amo! Y además amo mucho a mi pareja, amo mucho a mi familia.
Sobra decir que Javier, su pareja y el papá de su hija, la apoya y acompaña incondicionalmente. Pero no todo ha sido básquetbol adaptado para Nelva, otros deportes como el tenis de mesa y el tiro con arco también conquistaron su corazoncito deportivo chilango. “Gané el primer lugar nacional en Tiro con Arco, aunque luego nos quitaron el apoyo porque era muy caro practicarlo”, cuenta mientras recuerda también aquellos días de competencia con arco en donde el silencio y la templanza lograban en ella casi un estado de meditación.
De ahí pasó a la euforia y a los gritos del básquetbol, ¡y hasta llegaron a decirle que estaba loca por haber pasado de un deporte silencioso a uno de garra en equipo! ¡Pero así es Nelva y su lado B de contrastes!
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En la duela del gimnasio de atmósfera oscura Nelva brilla incandescente, pero ese brillo no es metafórico, brilla literalmente. ¡Las ruedas de su silla avanzan sobre la duela con destellos neón! Es la única que lleva las ruedas encendidas. El equipo se coloca en un gran círculo, los pases se comparten, los rebotes suenan, las canastas se anticipan… ¡encestan y ruedan veloces! El rebote del balón de básquetbol se queda lento en comparación con la velocidad que el equipo alcanza durante el entrenamiento. Hay cansancio, sí, pero también hay placer, hay gozo por el deporte, gozo por la vida. Nelva es eso: un goce, y escucharla hablar de deporte adaptado es una experiencia.
“El deporte adaptado es una oportunidad maravillosa para empezar a valerse por uno mismo, sentirse como una persona realizada, para hacer vida de verdad. Hay muchas personas que están encerradas en sus casas… quiero decirles que esto es bien bonito porque te relacionas con la gente, haces ejercicio, conoces de otros deportes. ¡No es tiempo para estar encerrados!”, dice mientras cuenta que hay una diversidad enorme en el deporte adaptado que responde a los gustos y necesidades de cada persona.
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¡Del Metro chilango a la duela de Neza!
Después de años de no haber practicado básquetbol, Nelva está a punto de entrar a su segundo entrenamiento, mientras sostiene entre sus manos una medalla que parece nueva.
Esta medalla la ganamos los Reptilianos Neza hace veinte días en un cuadrangular de básquetbol en el Deportivo Soraya Jiménez. En mi equipo juego en la posición de ala. ¡Me apasiona el básquetbol! ¡Los entrenamientos! ¡La cáscara! ¡El juego completo en un partido!
¡Nelva como basquetbolista es entregada! Me gusta la disciplina, el orden, no faltar a mis entrenamientos. ¡También me gusta la garra! ¡Me gusta el coraje! Espero volver a adquirir las mismas fuerzas que tenía cuando practicaba. Quiero recuperar toda esa fuerza para continuar con el deporte adaptado.
¡Para la oreja! Porque de ahora en adelante cuando viajes en la línea azul del Metro si escuchas una voz que dice: “Qué tal amigos, muy buenas tardes, me da mucho gusto poder saludarles, espero no molestar a nadie…” separa la vista del celular que llevas en las manos y por un instante trata de buscar esa voz con tus ojos.
Quizá —si tienes suerte— te encuentres con una verdadera reptiliana de garra chilanga. ¿Entonces qué? ¿Te aventarías unas canastas con Nelva?