Ahmed Bin Ali, el estadio mexicano del mundial de Qatar
El estadio Ahmed Bin Ali, uno de los que serán sede de la Copa Mundial de Qatar 2022, cuenta con ingeniería y mano de obra mexicanas.
Por: Edgar Segura
Dos de las 8 sedes de la Copa Mundial de Fútbol 2022 cuentan con ingeniería y mano de obra mexicanas. Se trata de los estadios Lusail y Ahmed Bin Ali. Este último incluso es conocido como “el estadio mexicano” por los organizadores y quienes participaron en la construcción de la infraestructura del Mundial de Qatar. La distinción se debe al trabajo de un grupo de emprendedores y trabajadores mexicanos que, gracias a su labor destacada, también se ganaron una invitación para participar en la remodelación del Santiago Bernabéu.
Javier Ratia y Andrés Villaseñor son socios de Dunn Arquitectura Ligera, una empresa mexicana qué pasó más de una década picando piedra en busca de la oportunidad de participar en la construcción de estadios mundialistas. Tras presentar proyectos para Brasil 2014 y Rusia 2018, su oportunidad llegó finalmente en Qatar 2022.
“Nosotros intervenimos directamente en la parte de ingeniería de las cubiertas ejecutando las propuestas de diseño”, explica Andrés. “Tuvimos que romper muchos paradigmas al ser una empresa mexicana”, agrega Javier:
“Estuvimos concursando con empresas japonesas, alemanas, americanas y los organizadores no estaban buscando el proyecto más barato, sino al mejor equipo, la mejor propuesta integral que pudiera entregar el mejor estadio”.
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La mano mexicana en los estadios de Qatar
El enfoque llevó a esta empresa a ganar los proyectos es la arquitectura ligera. Andrés explica que esta consiste en usar membranas, textiles o retículas de cable para hacer ejecuciones rápidas de obras teniendo en cuenta la seguridad. “Se utilizan sistemas de tensión para hacer carpas toldos o cubrir grandes claros con un mínimo de estructura metálica”.
Con este concepto, Dunn colaboró en la construcción del estadio Omnilife, el recubrimiento del Territorio Santos Modelo, la remodelación del Estadio Cuauhtémoc y otros proyectos en Chile y Colombia. Finalmente, en 2018 estos emprendedores pudieron cumplir su sueño mundialista. “De 8 estadios, concursamos en 6 y fuimos seleccionados en 2, que fueron en Lusail y el Ahmed Bin Ali”, comenta Javier. En el estadio Lusail, que es donde se jugará el partido entre México y Argentina el 26 de noviembre, Dunn colaboró con la parte de la ingeniería y la membrana de la fachada.
Por su parte, en el Ahmed Bin Ali construyeron, además de la fachada, unas redes que sirven para que el aire caliente del estadio pueda salir y se mantenga fresco gracias al aire acondicionado. Asimismo, hicieron la cubierta interior que permite que la cancha se mantenga en buen estado gracias a los rayos solares.
“Todo esto se fabricó aquí en México. Lo pusimos en contenedores y se mandó allá. Posteriormente mandamos un grupo de 40 mexicanos a trabajar en la ejecución”.
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Bautizan al Ahmed Bin Ali como “el estadio mexicano”
La mano de obra mexicana terminó siendo tan valorada en Qatar que varios trabajadores llevados por Dunn recibieron ofertas laborales y decidieron quedarse en el país. Andrés asegura que el trabajo de los obreros connacionales en el Ahmed Bin Ali hizo que la obra fuera bautizada como “el estadio mexicano”.
“Bautizaron el estadio Ahmed Bin Ali como en estadio mexicano porque de entre 2000 personas trabajando, el trabajo mexicano fue el más reconocido, sobre todo por la camaradería del mexicano, que siempre está dispuesto a ayudar y a tender la mano”.
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Construir en el desierto
Por supuesto, trabajar en un país cuya temperatura llega a superar los 50 grados en el verano representó un reto particular. “Nos tocó vivir la transformación del país”, cuenta Andrés. “La primera vez que fuimos para allá era desierto, y a partir de ahí se empezaron a desarrollar todas las comunidades alrededor de los estadios: desde Metro, autopistas, puertos y aeropuertos”.
Lo anterior es toda una proeza arquitectónica considerando que hay días en que el calor hace imposible trabajar de día, por lo que solo se puede laborar de noche. Además, en verano no se podía estar más de 2 horas expuesto al sol.
“Los que estaban en la cubierta estaban directamente expuestos al sol, así que casi casi con cronómetro se medían las 2 horas que nos permitían trabajar directo en el sol. Posteriormente nos daban 15 minutos para llegar a un punto donde había hidratación y aire acondicionado para aclimatar el cuerpo, además de personal médico”.
Javier y Andrés expresan su satisfacción por haber visto la colocación de la primera piedra de los estadios y finalmente verlos listos para albergar los partidos del mundial. Ahora asumirán un reto totalmente distinto. De trabajar en el desierto pasarán a laborar en la remodelación de uno de los estadios más importantes en el mundo del fútbol: el Santiago Bernabéu, enclavado en la zona urbana de Madrid:
“Vamos a aplicar una tecnología nueva que son los paneles acuáticos trabajando como fachada arquitectónica”.
Así, México brilla en el futbol, no solo dentro de la cancha, sino en la estructura de los estadios mismos.