Durante este mes el arte inunda la CDMX, lee la gran guía que hemos preparado dentro de nuestra revista Chilango de marzo.
En la Ciudad México se oculta Zyanya, un espacio secreto dedicado al arte que da la sensación de estar navegando en una pintura surrealista.
Se trata de un proyecto multidisciplinario el cual atesora diversas formas de expresión. En este lugar se han presentado compañías de danza y teatro independientes, realizado eventos de música electrónica, conciertos de rock. Al menos 200 artistas son los que han encontrado aquí un foro para darle rienda suelta a su talento.
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La fábrica de ayer y el arte de hoy
Nació hace 8 años en lo que solía ser una antigua fábrica de textiles, pasado que converge con su presente: las maquinas se conservan, cómo fósiles industriales o gigantes metálicos en un sueño profundo, sus techos renegridos recuerdan antiguos incendios y aún hay restos de algodón flotando en las tuberías.
Ya no se producen telas, pero en Zyanya existe un apartado para la elaboración de productos mexicanos. También oficinas y estudios para artistas plásticos y huertos citadinos.
Bajo la dirección de Isaac Cielak y Roberto Shimizu nació este lugar o más bien, renació. Lo anterior bajo la premisa de que la arquitectura, no solo se trata de edificar, sino también de rescatar, conservar, regenerar.
El respeto a la historia, economía y espíritu de la zona en donde se ubican es otro de sus ejes. Frente a la gentrificación, decidieron formar un proyecto de arte consciente, inclusivo, alejado de las marcas de lujo y los restaurantes pretenciosos. Todo esto fue posible gracias a una planeación cuidadosa, una que duró dos años.
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Experiencia onírica
Cada recinto atesora un concepto. Por ejemplo, en la planta baja se estableció una galería dedicada al Street Art en un patio entre solado. Al centro un rectángulo por donde la luz solar se cuela para alimentar las plantas y árboles de sus macetas y en su perímetro, coloridas pinturas hechas con aerosol.
Aquí el arte no obedece los parámetros de un museo, sino que se mezcla con la gente y los objetos donde habita. Se halla en las escaleras, los muros, en el techo y hasta flotando en el aire.
Su nombre se traduce al español como “por siempre, para siempre”, concepto que toma fuerza cuando se recorren sus habitaciones de apariencia infinita.
En unos años, sus puertas estarán abiertas casi todos los días, pero por ahora, solo se puede conocer este lugar asistiendo a alguno de sus eventos y para enterarte de ellos, hay que estar al pendiente de sus redes sociales.