Las mentiras piadosas en el amor
Por: Colaborador
En toda relación de pareja existen verdades indiscutibles, que hacen posible la confianza entre los tórtolos; sin embargo, también hay otros aspectos que hacen las veces de cimientos, sobre los cuales se erige el edificio del amor: hablamos, por supuesto, de las mentiras.
Según los que saben (entre ellos Joaquín Sabina), ciertos engaños son necesarios para sobrellevar el idilio y que éste no se vuelva una pesadilla insoportable.¿Será? Como reza la sabiduría popular: “en la guerra y en el amor, todo se vale”.
A continuación te presentamos una serie de frases que a cualquier enamorado le gusta escuchar cotidianamente, aunque no sean verdad.
Las mujeres, dicen las malas lenguas, prefieren las siguientes mentirillas blancas:
-Te ves muy delgada
-En lo primero que me fijo de una mujer es en sus ojos
-Te queda muy bien ese vestido
-Mis ex estaban feísimas
-Nunca había deseado tanto a nadie como a ti
-No me gusta ir a los tables
-Sí nos vamos a casar
-Trabajo con puros hombres; no hay ni una chava en la oficina
-Somos almas gemelas
-Por ti, soy una mejor persona
-Mi secretaria está asquerosamente horrible
-¿Te hiciste algo? Te ves más joven
-Eres el amor de mi vida
-Para mí lo más importante son los sentimientos
-Sólo tengo ojos para ti
-Tuve sexo mil veces, pero nunca hice el amor (ja, ésta es de Arjona)
Los hombres, por otro lado, disfrutan escuchar las siguientes falacias:
-La tienes muy grande (la personalidad)
-Todos mis ex son unos losers
-Eres brillante
-Voy a salir con mis amigas (¡ay, ajá!)
-Te quiero, aun cuando no tengas dinero
-Tus logros son mis logros
-Amantes como tú, ninguno
-Estás bien mamey, ya bájale al ejercicio
-Te pertenezco en cuerpo y alma
-El tamaño no importa
-Eres un caballero
-No te cambiaría por nadie
-Tú mandas, mi amor
-Ningún otro hombre me atrae
-Veo el fútbol porque me interesa la estrategia de los entrenadores
-Hacer el amor con otro: no, no, no…
En fin, chilangos, esta lista puede ser cierta o no, pero alguna de estas frases podría ayudarlos a salir de algún aprieto, si acaso pretenden llevar la fiesta en paz con su amorcito. Aunque, claro está, lo mejor es echar por delante la sinceridad. ¿o no?